A pesar de la crisis multidimensional que le azota, el pueblo venezolano ha logrado sobreponerse una y otra vez, con estoicismo, desenredando lo inverso inagotablemente y soportando las cargas de la tormentosa dictadura moderna que encarna el chavismo/madurismo; sin dejar de reconocer la tragedia que nos define en el contexto internacional, con más de 8 millones de migrantes en su mayoría en condiciones muy dolorosas, y a lo interno con abrumadoras carencias de servicios que hace inexistente la calidad de vida en la Venezuela profunda.

Aun así, se lucha sin parar, creyendo con infinita esperanza que el cambio político llegará, arraigados a la vida y tomando toda expresión que represente una nueva oportunidad, aferrándonos a nuestro folklore muchas veces, el cual agiganta el alma cuando en voces de nuestros artistas resuenan tantas canciones que nos hacen gravitar todos los sentimientos, ejemplo de ello son las voces de Rafael “el Pollo” Brito y su homenaje a Venezuela el mejor país del mundo, o Reynaldo Armas y su lamento bolivariano, y qué decir de Jorge Guerrero, con su sencillez y sus versos cálidos que nos conmueven a todos, y cuando no es en la música es en el deporte, creyendo en la mejor nación en los rostros de Miguel Cabrera, Ronald Acuña Jr, Luis Arráez o las selecciones de fútbol o de basquetbol, así también en las voces de nuestros comediantes Emilio Lovera y Laureano Márquez y tantos otros que son lo mejor de nuestra tierra y nos llevan a pensar en aquello de que  no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista, así somos los venezolanos, con esa enorme capacidad de renovar nuestras esperanzas, en una canción, en un poema, en una palabra, en un verso, en el deporte, siempre remoralizados.

Ahora bien, el ánimo imbatible de los ciudadanos debe conjugarse con acciones específicas que logren vertir cambios políticos, para ello se requiere mucha organización ciudadana, que no se ha logrado a través de los partidos políticos que han demostrado ser vulnerables por la dinámica acomodaticia, en la mayoría de las veces precedida por la corrupción que desborda a la mal llamada revolución del siglo XXI. Entrando en vigencia el clamor social que expresa y denota la gravedad de la crisis de liderazgo nacional, que ante tanto fracaso de ambos modelos políticos, tanto del régimen actual, como de los partidos que se le oponen, será necesario derrotarlos a los dos, para creer verdaderamente en la posibilidad de la vuelta a la democracia.

Teniendo en puertas el 22 de octubre y la realización de las elecciones primarias que buscan definir el liderazgo opositor, algunos ya han abandonado la carrera tras verse superados abrumadoramente, no sin antes intentar lapidar el proceso y al resto de los candidatos con la renuncia masiva de los miembros de las juntas electorales en la regiones y la utilización mediocre del elemento de las inhabilitaciones que el propio régimen ha creado para cerrarle el paso a la liberta y a la democracia.

Se hace preciso resaltar la posición de:

Henrique Capriles: desde las elecciones regionales del 21 de noviembre, utilizó su cercanía con el régimen de Nicolás Maduro, para imponer candidatos en las regiones, y en Caracas, levantando inhabilitaciones como gesto de cortesía, dejando entrever la realidad de las mismas, en el proceso de inscripción de las primarias, retorno al Partido Primero Justicia, cuando alentaba otras organizaciones políticas (alacranes), logró imponerse contra Carlos Ocariz, y Juan Pablo Guanipa, que solapadamente fracturó el partido PJ en el Zulia y en otras regiones en apoyo a María Corina Machado.

Capriles pidió prórroga para inscribir su candidatura, nunca desarrolló un proceso de campaña, no asistió a los debates, se negó a compartir con los medios de comunicación, jamás le ha dado al país una explicación sobre la corrupción de Odebrecht en Venezuela y el financiamiento a su candidatura presidencial y renuncia a su participación en las elecciones primarias, porque el régimen así se lo dicta, no sin antes arremeter contra María Corina Machado nuevamente por la inhabilitación política.

Manuel Rosales: juega en todos los tableros, se posiciono como auténtico opositor y candidato presidencial, teniendo control absoluto de la gobernación del Zulia y de la alcaldía con su esposa, se va al exilio, luego retorna en franco acuerdo con la tiranía para ser candidato en el Zulia, haciéndole un favor al PSUV, que prefería entenderse con él y salir del incontrolable Omar Prieto que vandalizó la región escandalosamente. Manuel Rosales tuvo especial relevancia en el G4, y en consecuencia en el gobierno interino que presidió el Ing. Juan Gerardo Guaidó, designó miembros en todas las empresas donde pudo hacerlo, el caso más resaltantes el de Monómeros, donde se denunció presidia las reuniones de la junta directiva sin ser parte de ella, gestionaba además un financiamiento mil millonario a través de la CAF, para la electricidad del Zulia, donde el gobierno permitiría el manejo pleno, con participación en la ejecución, a todas luces desde hace mucho no es un dirigente opositor, sino un alfil del régimen que se mueve a sus intereses y ambiciones sin importarle en lo más mínimo el sufrimiento de la población. Es la opción más resaltante para dividir al bloque opositor en las elecciones presidenciales, con un camino dibujado en rosas por la mano del propio Nicolás Maduro.

Carlos Prosperi: con poder económico se impuso como candidato presidencial en AD, un partido que además necesitaba recorrer el país para demostrar vigencia ante cualquier escenario, así debe asumirlo Henry Ramos. No obstante, el candidato ha sido exageradamente torpe, su narrativa plegada a los intereses del gobierno es muy clara y promueve recelo en la población. Lo único que ha dejado claro ante todos es su incapacidad para optar a un cargo de la naturaleza del que aspira.

El país necesita un candidato sin compromisos con el régimen, que no genere dudas en este aspecto, y también necesita un estadista con preparación y condiciones para liderizar, notable que él no lo es.

En tono positivo, más allá de la cantidad de votos que obtengan el desarrollo de las primarias, han dejado ver el enorme compromiso de dos figuras importantes, que  coadyuvan para el rescate de la democracia, el Dr. César Pérez Vivas, quien aviva la participación política con especial contenido y valor, y el Dr. Andrés Caleca, que ha sido incansable, que ha se ha convertido en un símbolo de organización de la sociedad civil, que se desmarca de los partidos tradicionales y propone una forma diferente de asumir la participación política, un referente ético, moral, que exhibe valores familiares que le urgen al país.

 


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