Una gran incertidumbre embarga a la población en todo el mundo, desde las medidas restrictivas de derechos humanos que comenzaron en marzo de 2020, muchas preguntas sin respuestas, naciones endeudadas, bien sea por la compra de los inyectables contra el SARS-CoV-2, o por la deuda mil millonaria que dejan los créditos que han solicitado los gobiernos de las naciones del mundo a los organismos internacionales como colchón para contrarrestar, a través de ayudas humanitarias o simplemente subsidios a la causa del crash económico que generó la paralización de la economía mundial, debido a las nuevas medidas restrictivas que ocasionaron el cierre de los llamados comercios no esenciales, lo paradójico es que esas ayudas no llegan a la población, sino que se quedan en la cadena burocrática.

A todas estas, las nuevas medidas restrictivas socioeconómicas que deja la vacunación contra el SARS en todo el mundo la han llamado la nueva normalidad, que no es otra cosa que extrapolar un Estado totalitario a nivel mundial global, hay que sumarle la cantidad de desempleados, familias rotas en todas las naciones, cierre y la quiebra de los negocios no esenciales; aunque los gobiernos omitan hablar del tema socioeconómico que embarga a la población mundial, sumado a la hambruna generada por el crash económico.

Medidas de restricción que vienen generando la cercenación de las soberanías a los principios, libertades, derechos y valores constitucionales de las naciones; donde comienzan a activarse, marchas, protestas, concentraciones, manifestaciones civiles, denuncias y demandas judiciales en todo el mundo ante los tribunales contra las transgresión de los derechos humanos en aras de lo que han llamado las Naciones Unidas programa de salud global.

Para nadie es un secreto todos los experimentos de vacunación  que se vienen denunciando durante décadas contra poblaciones indígenas del África e incluso otras naciones de América Latina.

Por otro lado, ya un gran porcentaje de las naciones de Europa la generación que nació en la década de los treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XX ya está vacunada, más de 20 millones de vacunados son las cuentas en España, se estima 50% o más de la población, a pesar de que ya habían vivido toda la vida se están despidiendo con los mismos efectos como si hubiesen sido tocados por los efectos del virus.

Aún no se ponen de acuerdo en sii fue peor la cura que la enfermedad, sabiendo de antemano por muchos científicos, médicos y virólogos que la letalidad del virus no llega a 2% y que los decesos por enfermedades respiratorias al año u otras patologías son de índices más altos en las estadísticas sanitarias del mundo.

Las crónicas del siglo recordarán este episodio como un evento acertado o reprochable, o tal vez se olvide y no se mencione más, como ha sucedido a lo largo de muchos años con los diferentes cisnes negros, crash económicos, recesiones, guerras cruentas o silenciosas que viene atravesando la humanidad.

Dónde serán señaladas no sólo las profesiones médicas, sanitarias, sino que cada uno de las profesiones sociales, y humanas e incluso las ciencias exactas tendrán que revisarse no para generar aquel sentimiento de culpabilidad, sino para corregir los errores a priori o no, y para impulsar los aciertos que se vienen cometiendo en materia de salud y derechos humanos, economía, política, justicia , filosofía, sólo por nombrar alguna de las áreas más importantes que inciden en los comportamiento sociales y la salud integral de las personas.

Ciertamente, hay consecuencias de experimentos, que ya se han olvidado precisamente por esa condición de memoria a corto plazo en las que influyen los medios informativos, eclipsados de noticias; donde se han visto poblaciones indígenas de África y otras poblaciones indígenas de otras naciones, para probar medicamentos e incluso vacunas y esto se denuncia durante décadas en los medios de comunicación sin mucho eco en la noticias; vulnerando el Código de Núremberg; hoy esos experimentos son extendidos a toda la población mundial, tal vez, con un fin que pudiera parecer justo, usando recursos insospechados con consecuencias desconocidas aún como todo experimento.

Ante todo este vendaval de riesgos a los que se viene enfrentando la humanidad, queda saber que el daño colateral que padece una persona trae responsabilidad a miembros de la sociedad mundial; así como saber, también, qué podemos hacer para superar las amenazas y desafíos que se presentan. En el mismo orden, se recuerda: ¿qué se gana con las fronteras y distinciones de colores, razas, religiones, ideologías, nacionalidades, cuando se ha sabido que el flagelo de la pobreza que afecte una nación, termina afectando al final a las demás restantes, nada más por el asunto de la migración de personas de sociedades cerradas a sociedades abiertas al emprendimiento, la libre empresa, la libertades ciudadanas y el respeto por los derechos humanos?


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