A expresa solicitud mía y por bondad y asombrosa receptividad de su autora he podido acceder a la gozosa lectura de un libro extremadamente raro, de esos que poco suelen circular en el mundo de los libros éditos. Se trata del más reciente libro de la escritora (novelista, poeta y ensayista) argentina de origen rumano Alina Diaconú, (1945, Bucarest, Rumanía) titulado sugerentemente Estrellas Voladoras: Apotegmas. (Aforismos) 1º edición, Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Galáctica Ediciones, 2022, 93 páginas. Estas son las señales bibliográficas para quienes tengan a bien procurar su lectura que, a no dudar, jamás decepciona ni tan siquiera una sola de sus páginas.

Esta magistral obra de la prestigiosa y notabilísima escritora Alicia Diaconú, autoridad mundial en el conocimiento del pensamiento y obra de su coterráneo y connacional también nacido en Rumanía E.M. Cioran, (Rasinari, Rumanía,1911, París, Francia, 1995) le consagra un destacado lugar en la producción literaria del abigarrado panorama latinoamericano de las letras continentales, pues Diaconú tiene en su haber como escritora más de una veintena de libros en los tres géneros literarios clásicos, a saber; narrativa, poesía y ensayo y en todos se ha destacado con espléndida singularidad dando inobjetables muestras de maestría escritural y de solvencia estilística. Hace un poco más de tres décadas leí una enjundiosa entrevista publicada en el diario argentino La Nación titulada: “Con Cioran en París”, en la cual Diaconú desplegaba una inteligente batería de preguntas al genio de los Montes Cárpatos logrando “revelar” a los lectores de la lengua de Cervantes un Cioran hasta entonces desconocido para la sensibilidad literaria de aquende los mares.

Sin más preámbulos a que hacer referencia vamos al tema que ocupa mi atención.

Arquitectónicamente esta pequeña joya bibliográfica está construida sobre una tetralogía, esto es, cuatro “cuadernillos” de sugestivos títulos:

“Terrenales”, “Celestiales”, “Mensajeros” y “Estados de Gracia”. Sus ejes temáticos rielan longitudinalmente las sempiternas “problemáticas” teóricas filosóficas que desde tiempos antiguos la civilización occidental ha hecho de su continua preocupación ética y estética.

En este libro de aforismos Diaconú aborda con inusitada lucidez las temáticas de la naturaleza, Dios y sus corolarios, los ángeles con sus coros celestiales y sus representaciones aquí abajo en este valle de lágrimas sobre el cual sobrellevamos nuestras alegrías y tristezas, la belleza, el amor, la pasión y el deseo, la muerte, la vida en estado de latencia como proyecto existencial, las lágrimas y el éxtasis con su consecuente paroxismo metafísico, el gozo a plenitud y su contradictoria complementariedad, el  vacío o vacuidad de lo que la especie humana suele estimar como “realidad” empírica y subjetiva.

Confieso que me fascina hasta lo indecible, he de decirlo sin ambages, la no pocas veces sutil ironía e irreverencia iconoclasta de la escritura de Diaconú con relación a lo que me gusta denominar “lo real dado constituido” o “lo fácticamente aprehensible por intermedio de nuestros sentidos”. Verbigracia, “Yo, que tengo pocas respuestas, no puedo entender cómo Google tiene respuestas para absolutamente Todo.”

Justo en la página 79 de este portentoso “rosario de apotegmas” el lector riguroso y atento, ¿acaso puede leerse la escritura aforística de Alina Diaconú de otro modo? se lee esta sentencia apotegmática donde la hondura filosófica y la atractiva seducción estética de las palabras enunciativas forman una especie de “amonedamiento” del sentido propositivo del aforismo: “Quiero enfocarme en el ahora, pero ya no está…”.  Es asaz evidente que el “hic et nunc” de los latinos, tan caro a uno de los maestros de Diaconú como lo es Jiddu Krishnamurti quien, mutatis mutandi, sostiene que “la vida es lo que está sucediendo ahora” y justo cuando pretendemos aprehender dicho “ahora” se torna huidizo y evanescente. Dicho con palabras de nuestra escritora: “Todo es movimiento. Nada puede ser detenido ni capturado”.

En estas Estrellas Voladoras (aforismos) se percibe un leve y sutil trasunto filosófico de cierta reminiscencia del budismo. Dice el aforismo de Diaconú: “Una aspiración: llegar al cielo del no deseo…”

La iluminación, esa sinonimia, esa interpretación que le damos al concepto de Nirvana, palabra de origen sánscrito de difícil y complicada intelección para la mentalidad occidental que alude a la ausencia de toda perturbación, a la ausencia de todo deseo. De allí la postulación del aforismo de Diaconú como maximización de aspiración última, la obtención de la liberación por medio de la supresión de todo deseo.

Este libro de Alina Diaconú, ¿qué duda cabe en mi aserto? es el aporte más sustantivo al patrimonio aforístico hispanoamericano en todo lo que va del presente siglo y yo, hipotético lector de estas intempestivas líneas, le exhorto a procurarse esta pequeña reliquia bibliográfica que desde ya irá acrecentando sus respetables brillos cual rara avis en el cielo de nuestro continente literario en lengua hispana.


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