Las huestes de Henry Ramos Allup se reunieron en la ciudad del Benemérito para enseñar garras, pezuñas y dientes.

Las tropas blancas cantaron su himno como si se tratase de la resurrección de su fundador Rómulo Betancourt. El ejército adeco en perfecto cuadro cerrado y bonita formación, como cadetes, le advirtió muy respetuosamente a Guaidó que ellos contaban con un partido articulado y dispuesto a la batalla electoral, pero sin candidato fijo, todavía, vacío que podía ser llenado por el guaireño de Voluntad Popular.

Al propio tiempo vociferaron que, si bien Guaidó era su candidato en primera instancia, en segunda y tercera instancia existían otros, verbigracia HRA. Hete aquí un partido organizado nacionalmente para la búsqueda del voto parlamentario o presidencial; una estructura que en definitiva no tiene en sus alforjas el posible candidato que fue invitado al sarao maracayero… Un mensajito a García. Y es que no tienen ni tarjeta.

Mientras cuatro gobernadores adecos se paseaban como reinas y reyes en el mar níveo, el señor Tequeño Crudo, sí, aquel que prefirió inmolarse inútilmente en el mesón de los sacrificios constituyentes, el señor Guanipa, se encontraba encerrado y triste en un cuartucho de un hotel caraqueño. Se pregunta uno: ¿si en lugar de una gobernación el partido Primero Justicia hubiese obtenido quince, las hubieran sacrificado todas por el orgullo primitivo de no juramentarse ante la ANC? ¿Podríamos entonces decir que la política de PJ y VP es abstenerse en todo caso, pero si ocurriese el error mortal de ganar una o quince gobernaciones la moral opositora los obligaría a renunciar? Nos abstenemos, grita la marinería, casi muerta y casi fría; pero si ganamos, renunciamos. ¡Qué política tan rara, caramba!

Al contrario, los adecos armados de calculadoras van de mesa en mesa, de centro electoral a centro electoral, de parroquia en parroquia, de municipio en municipio, de estado a estado, sumando, sumando, unos votos aquí, otros votos allá y un camino blanco que baja y se extiende, y al final, en el segundo piso del edificio sede de Acción Democrática en Caracas, donde dice un letrerito  “Secretaría General”, el Turco Allup se deleita viendo las cifras de diputados que obtendrá AD si concurre a las elecciones  parlamentarias. En cambio, la brutalidad y estrategia errática y simplona no abandona las sedes naranja y aurinegra. Son 50, dice orgulloso. Son 50. ¿50 qué?  50 diputados, se responde himself.  El gobierno saca cuentas y acaricia el mes de septiembre de 2020 como probable fecha de las elecciones parlamentarias.

Muchos gobiernos del mundo ahora se encuentran un poco descolocados teniendo una embajada y un embajador de Maduro y una embajada y un embajador de Guaidó. Dicen en los pasillos: “Creo que nos precipitamos”.

Los 54 diputados del PSUV practican todos los días su regreso a la Asamblea Nacional. Reservan sus asientos como si de una opereta se tratase. Tienen los nombres de sus candidatos para el nuevo CNE. Y finalmente Maduro repite cansonamente: “Resistí la Salida, las guarimbas, la conspiración militar, el atentado del dron y el majunche golpe del 30 de abril…y ahora quieren que yo renuncie”. No jile, parecen locos.

 


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