Los relatos gráficos de observación inspiran a escribir sobre los últimos acontecimientos del siglo pasado y del presente: las dos grandes guerras, los paulatinos crash económicos, el uso de la bomba atómica, la programación predictiva que todos tienen la oportunidad de presenciar desde Julio Verne hasta las tragicomedias novelescas de actualidad; el 11-11 de la caída de las Torres Gemelas, las pandemias, los últimos avances tecnológicos de la ciencia y la tecnología, los campos de concentración que se viene normalizando cada vez más.

El espionaje, contraespionaje muy al estilo del inspector de la Pantera Rosa, junto al algoritmo digital, los programas digitales de espionaje más costosos, como por ejemplo Pegasus, que dan las últimas del cotilleo de los mandatarios del mundo y toda su superchería.

Sumado a la emisión de dinero inorgánico que se ha vuelto más común que el aire envenenado a pesar de ser el principal agente del descalabro económico en todos los tiempos y edades; la incompetencia de las instituciones religiosas en la obediencia al Evangelio; la música obscena, normalizada y de infranivel cultural en las alfombras rojas como parte de la propagación de la degeneración y corrupción de los valores humanos.

El simbolismo político totalitario cada vez más canalla y descarado, entrado en todas las instituciones morales de la sociedad, dejan mucho que pensar sobre la broma panfletaria de finales de siglo XIX y principios del XX.

Además de que el metaverso pasó a ser la metáfora mejor ilustrada de describir la realidad de los últimos siglos, donde se hace cada vez más palpable aquella frase mosaica de mil años un día.

Así que esa disposición de aislar los hechos, situaciones internas de las naciones a un evento,  o suceso a su política interior es errónea, además que es desconocer el vínculo económico, de las fuerzas morales de todo el sistema del orden social en el mundo, que une a todas y cada una de las naciones.

Entonces se ha visto cómo economías estables fueron retrocediendo a raíz de los procesos de estatización de los bienes y medios de producción, amparado en un proceso de subsidios inflacionarios.

Sin embargo, las experiencias indican que el grado de desarrollo alcanzado por las economías más prósperas se debe al nivel de libertad económica en dichos sistemas; pretender suprimir las libertades políticas, económicas y civiles como se viene dirigiendo desde los epicentros neurálgicos del sistema del nuevo orden mundial con emisión de más papel moneda, o fiducia, ha sido la causa de los procesos de retroceso civilizatorio más nefastos por los que atraviesan naciones en todos los tiempos, por ejemplo Venezuela.

Eso explica la razón por la que todas las naciones viven más o menos los mismos problemas y nivel de desarrollo humano con sus mismas causas en mayor o menor medida, ya que todos los resultados descansan en la estatización de los bienes y medios de producción en aras de un sistema centralizado y centralizador.


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