Hay que saludar la iniciativa de la oposición de asesorarse con expertos de varios países sobre lo que se debe llevar a las negociaciones con el régimen. En este tipo de situaciones críticas lo más aconsejable es aceptar que no se sabe todo y lo más inteligente es escuchar a los que sí.

Está claro que lo que de entrada exige el régimen es el levantamiento de sanciones y por eso los líderes de la oposición dejan entrever que estarían trabajando para que eso se hiciera de manera progresiva. Sin embargo, habría que puntualizarles dos cosas, dado que están en disposición de escuchar. La primera, que muchas de estas medidas afectan solo a la cúpula chavista que da órdenes desde Miraflores y no porque no sean simpáticos, sino porque están señalados de cometer ciertos delitos que evidentemente deben ser castigados por la ley aquí o en cualquier otro país, como la violación de derechos humanos.

Y la segunda, que las sanciones que impiden a este régimen disponer a su conveniencia de fondos del Estado o de reservas en oro tienen como finalidad precisamente proteger los activos y los pasivos del país. El razonamiento lógico dice que si el objetivo de la oposición es acordar una manera de salir de Maduro y compañía, ¿para qué devolverles el control si no lo van a poder ejercer y es lo que todos los venezolanos desean?

Por otro lado, el sucesor de Chávez “inocentemente” lanza por Bloomberg la siguiente afirmación: “Hay una negociación intensa y diversa con todas las oposiciones… En Venezuela no hay una sola oposición… Hoy por hoy hay intensas negociaciones para ampliar las garantías electorales con vistas a las megaelecciones del 21 de noviembre y muy pronto va a haber buenas noticias de nuevas garantías para esas elecciones”. Aquí lo más probable es que lo que se diga ni siquiera sea leído por los rojitos, porque ellos solo escuchan cantos de sirena cubanas o rusas. Pero habría que aclararle al exsindicalista del Metro que las garantías electorales no se negocian. Otra cosa es que él y sus mandaderos las hayan borrado de un plumazo, pero lo que busca la oposición y cualquier ciudadano que defienda la democracia es que las restituya, para que de verdad estos comicios de noviembre o los que vengan sean realmente justos.

Y le quedó muy malo el chistecito de “varias oposiciones” porque, aunque no parezca siempre a simple vista, cualquiera que se oponga al régimen tiene un objetivo, que es acabar con su “mandato”, y en eso coinciden todos los que ejercen de alguna manera algún liderazgo, sea político, gremial o social.

Lo que hay que aconsejarles a los venezolanos es que estén atentos a lo que se va definiendo de este nuevo intento de negociación. Y lo que hay que aclararle al régimen es que no crea que se trata de una reunioncita para tomar café, es una negociación a la que los opositores irán con todo.


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