La difícil situación que atraviesa Venezuela a veces genera en los ciudadanos sentimientos de frustración, hastío y rencor que descargan, en muchas ocasiones, contra otras personas que padecen las mismas calamidades.

Lamentablemente, en nuestra sociedad ha surgido una desconfianza y un odio generalizado, sembrados dolosamente por el madurismo, con los que pretenden frustrar cualquier intento de los ciudadanos de agruparse y hacer frente a tantos atropellos e injusticias.

La división y el rencor entre iguales es una realidad que solo favorece a quienes usurpan hoy el poder y tienen secuestradas las instituciones. Maduro y su grupo se nutren y fortalecen con el fracaso, la mezquindad y las peleas que surgen dentro de los factores democráticos.

Es inexplicable cómo personas que tienen años luchando por el mismo objetivo, haciendo grandes sacrificios, no pueden ponerse de acuerdo y trabajar unidos en función de un objetivo superior. El país se cae a pedazos mientras algunos se aferran a escenarios irreales y plantean salidas utópicas. Otros torpedean cualquier acción o propuesta que no tenga su consentimiento y se someta a sus intereses. Lamentablemente, muchos descalifican, menosprecian y atacan el esfuerzo de cualquier venezolano que trate de contribuir o ejecutar alguna acción que favorezca a la mayoría de los ciudadanos, quienes padecen las consecuencias de la tragedia creada por Maduro.

El caso venezolano no es solo digno de estudio por su acontecer y devenir político, sino también por la involución de una sociedad en la que se enquistó un resentimiento autodestructivo que fortalece al autócrata que nos oprime.

Así no lograremos nada. Hay que entender que el odio irracional que algunos venezolanos expresan, solo nos divide y nos aleja de una reconciliación nacional que, a su vez, traería la conformación de un poder civil que enfrente al Estado opresor. Hoy el odio engorda y fortalece a un obeso y cínico Nicolás Maduro que, en cada aparición pública, parece reventar de tanta vileza, mentira, derroche y corrupción.

Busquemos una foto del año 2000 de cada uno de los jerarcas que actualmente conforman la autocracia madurista y veremos cómo aquellos famélicos y trajinados rostros, hoy se muestran rozagantes y acaudalados. Ninguno de ellos sufre lo que padece cada venezolano que no tiene que comer o a qué hospital acudir a salvar su vida del COVID-19. Hoy ellos son la verdadera oligarquía que le pasa por encima a un pueblo ahogado de problemas y huérfano de soluciones. Todos robaron millones de las arcas de la nación para enriquecerse con la más desvergonzada corrupción que ha vivido el país.

Nuestras equivocaciones han engordado a Maduro, y ni a él ni a su entorno los debilita que nos quejemos, o que insistamos constantemente en recordar que ellos son los responsables de la tragedia que vive Venezuela. Ya eso lo saben y lo sabe todo el planeta. Las quejas, sin un plan de acción dirigido a la creación de un movimiento liberador, no producen un cambio verdadero.

Al autócrata no le importa, ni le afecta nuestra opinión. Lo que sí le afecta es que nos organicemos y nos movilicemos en favor de una causa. A todos ellos les preocupa que nos agrupemos en torno a una clara unidad de propósito. Le temen a un país que sea capaz de organizarse, le temen a un ciudadano que comprenda el valor y la fuerza que tiene su voto.

Erradicar el odio es también acabar con el madurismo y sus consecuencias. Avanzar hacia la unión del pueblo es enfrentar decididamente el gran logro de Maduro que es haber conseguido el enfrentamiento estéril y la hostilidad absurda entre sus adversarios.

Estoy convencida de que podemos dejar atrás tanto resentimiento. Veamos hacia adelante y conquistemos un futuro distinto que únicamente dependa de nosotros mismos. Nuestra Venezuela espera librarse de esta espantosa tragedia. Nadie hará esa tarea por nosotros. En nuestro voto está el aporte que el país necesita para cambiar esta nefasta realidad. Somos los venezolanos quienes unidos derrotaremos con votos a la mafia corrupta que usurpa el poder. Enfrentemos con votos al tirano y se desinflará.

 


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