La tiranía comunista se implantó en América Latina en 1959 con la Revolución cubana, basta ver las afirmaciones del líder argentino de esta, el Che Guevara (sí, ese mismo que por décadas ha sido el héroe de las juventudes) para estremecerse de la barbarie de esta tiranía.

En el siglo pasado solo tuvo triunfos en Nicaragua y Chile, siendo este país el precursor de la vía electoral para la toma del poder. Pero el pueblo chileno, de una tradicional gran cultura, incluida la política, y sobre todo sus Fuerzas Armadas impidieron la entronización del comunismo en ese país.

A contracorriente de la tendencia mundial y como siempre en la retaguardia histórica, a finales del siglo pasado, el comunismo internacional a través del Foro de Sao Paulo, engendro diabólico de Fidel y Lula, lograron instaurar el comunismo en buena parte del continente, tomando el poder por la vía electoral bajo el eufemismo del socialismo del siglo XXI. Dos variantes tuvo esa implantación, el socialismo del siglo XXI puro y duro, o sea el estalinismo, en Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Venezuela, y versiones light del mismo en países como El Salvador, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil.

Donde se impuso la versión estalinista ha sido imposible destronar el comunismo, salvo en Ecuador por una implosión, en la cual el heredero (Moreno) del tirano (Correa) se sublevó y está llevando ese país hacia la democracia. En el resto de países, los pueblos desencantados derrotaron a los gobiernos afines al socialismo del siglo XXI e impusieron supuestos gobiernos liberales. El gradualismo de esos gobiernos no tuvo los resultados deseados y ante el fracaso hay una nueva onda pendular hacia el comunismo en países como México y Argentina. Está por verse si Bolsonaro logra hacer un gobierno de verdadera reforma estructural que lleve a un verdadero régimen liberal. Pero el Foro de Sao Paulo ya no se confía en regímenes afectos, pero dentro de una institucionalidad republicana.

Ahora va por todo y con todo, ya no intentará implantar el comunismo por vía electoral, sino que se irá por la vía insurreccional, esta tiene también diversas versiones, pero se le ve una estructura común.

Los elementos principales de esta estrategia es la vía del golpe de Estado, en sus diversas formas, pero siempre promovido por una irracional barbarie en las protestas públicas, un ataque a la institucionalidad con el pedido de convocatoria a una Asamblea Constitucional, que como en Venezuela confeccionaría una nueva Constitución a la medida del tirano y una gula fiscal que acabe con las economías de los países para establecer la hegemonía sobre un pueblo miserable. A la par defiende con estratagemas insidiosas los regímenes ya constituidos, como se ve en Bolivia, Nicaragua y Venezuela, culmen de la barbarie comunista.

En Colombia se esmeró el socialismo del siglo XXI en imponer la dictadura, pues se hizo en una conspiración en La Habana, contra el voto popular que rechazó el acuerdo que implantó esa dictadura, lo incorporó en la Constitución por una vía ilegítima y ahora la institucionalidad republicana está secuestrada por ese régimen ilegítimo e ilegal, y se ensaña en destruir lo poco que queda de un régimen civilizado en ese país. Las Cortes imponen fallos que obligan a echar para atrás las reformas estructurales necesarias, como la Ley de Financiamiento; el Congreso siguiendo las instrucciones del farcsantismo busca destruir esa institucionalidad no aprobando una segunda versión de esa ley, lo que llevará al país a la inestabilidad económica y paralelamente destruye la institucionalidad, destituyendo al ministro de la Defensa, último bastión de un régimen legítimo y legal, que defiende la democracia y continúa con la política de defenestración de las Fuerzas militares. Ante la inacción del Ejecutivo, la dictadura bárbara del narcoterrorismo se impone cada vez más en Colombia.

En conclusión, el sueño de la imposición de la barbarie comunista de Fidel se está por fin logrando, principalmente por la inacción de los líderes democráticos del continente, piden perdón, se retractan o simplemente acatan las imposiciones del narcoterrorismo continental. Llegaron los bárbaros y nadie quieren enfrentarlos, en poco tiempo se adueñarán absolutamente del continente.

 

 


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