BCV Banco Central de Venezuela

Este fin de semana mantuvo una dinámica tremenda en lo económico y en lo político. Empecemos por lo económico.

Los números del BCV

En la madrugada del sábado, el BCV dio a conocer las cifras de la inflación venezolana al cierre de 2021. El número fue de 686,4%, que comparado con el acumulado de 2020 de 2.959,8%, significa una reducción nada despreciable.  Sin embargo, como se ha señalado, sigue siendo la más alta del mundo. Cabe señalar que la inflación es un impuesto que pagamos los ciudadanos, para financiar el gasto público y estimular la actividad económica que el gobierno con sus políticas microeconómicas no es capaz de estimular. En el caso venezolano, la dolarización del comercio y gran parte de la actividad privada, ha permitido compartimentar el problema de la inflación, sectorizando a los más afectados (los trabajadores públicos y los presupuestos del estado, los cuales, al aprobarse en bolívares, rápidamente se vuelven vapor de agua, no aguantan el primer trimestre del año).

El Presupuesto Público de 2022

Sobre el presupuesto nacional, vale la pena mencionar que, en 2021, el mismo alcanzó 8,1 mil millones de dólares, es decir, 19% aproximadamente del PIB. En 2022 alcanza 13.4 mil millones, lo cual representa un aumento porcentual de 65% con respecto al presupuesto anterior, y representará 28%, aproximadamente del producto interno bruto. Esto implica un aumento de la proporción del PIB dedicada al presupuesto de los gastos del aparato público y los subsidios abiertos. Sin embargo, para las dimensiones que había alcanzado el presupuesto nacional, por ejemplo, en el año 2010, de 95.5 mil millones, y que significaba 31% del PIB, la cifra actual es una pequeña fracción de aquella, apenas 14%. Esto se debe a que la economía actual cercana a 43.000 millones de dólares, es también una pequeña fracción de la que tenía Venezuela en el año 2010 (US $393.2 mil millones). Si comparamos con el endeudado y dolarizado Ecuador, que destina US $33.8 mil millones para su presupuesto nacional, representando una sorprendente cifra cercana a 47%, notamos que el presupuesto que acaba de aprobar el gobierno venezolano es ínfimo a su lado.

Una década de contracción económica

Venezuela ha estado en un proceso de acelerada contracción económica en una década, producto de malas políticas públicas en materia económica y productiva por parte del gobierno, que fue rompiendo el tejido productivo del país y subvencionando las importaciones por mucho tiempo, con una política de subsidios abiertos y dólares baratos. Fue el estado venezolano el principal importador de insumos y de alimentos (un contrasentido: en lugar de proteger al país del dumping, se crea un subsidio abierto directo al consumidor, con producción importada, lo cual, en la práctica, convierte al estado venezolano en un agente económico que realiza prácticas desleales contra los productores nacionales), con los alarmantes niveles de contrabando de extracción resultantes. Esta situación vino acompañada de una expatriación de capitales de inversión por parte de las empresas transnacionales, así como firmas nacionales que sacaron su capital a otras latitudes. Si a esta situación ya grave, le sumamos el alto nivel de endeudamiento del país (lo cual prácticamente eliminó su capacidad de financiamiento) y la caída de los precios y la producción petrolera, la situación era terrible. El gobierno sin poder apalancar el gasto público, echó mano de las únicas cartas que le quedaban, la emisión monetaria. Una brutal expansión de la masa monetaria, (de bolívares) por parte del BCV, lo cual creó una inflación inmensa y tres reconversiones monetarias (la inflación es el impuesto más empobrecedor y odioso del mundo: los ricos no se afectan en sus haberes, pues los protegen, mientras que los pobres y la clase media, ven como los bienes de capital que tienen pierden valor, y la subsistencia se vuelve muy costosa). La segunda carta fue la exportación de minerales como el oro, con los daños ecológicos consecuentes y suficientemente documentados.

Viraje liberal

En los últimos años, el gobierno ha venido liberando la economía para estimular la producción interna privada de bienes y servicios y ha “dolarizado” el comercio (el sector menos beneficiado ha sido el de los trabajadores públicos, ya que no tienen acceso a ganar en dólares); ha buscado inversionistas internacionales para la venta de activos antes nacionalizados o paralizados en su operatividad por falta de recursos. Este “mirar hacia otro lado” ha significado un viraje en la dirección económica del país. La recuperación de parte de la producción petrolera, que según se anunció, está alcanzando el millón de barriles diarios, va a permitir que el gobierno pueda intentar controlar la inflación a través de la oferta pública de divisas. Vale mencionar que las desigualdades entre aquellos que tienen acceso a la riqueza, los dólares, negocios del Estado, concesiones, permisos y demás ventajas otorgadas por el gobierno y aquellos otros dependientes de los programas sociales, ha aumentado groseramente.

Esta nueva realidad, ha generado un rebote en el crecimiento económico en 2021. Veremos si se sigue recuperando la capacidad productiva petrolera a través de la inversión y las asociaciones estratégicas (clave para la recuperación económica del país) en 2022.

BCV autónomo

La inflación venezolana es entre otras, consecuencia de la falta de autonomía del BCV, esperemos recuperarla en el futuro. Confieso que tal autonomía, debe venir acompañada de la exposición pública de los miembros de su directorio, para que no sean personas desconocidas socialmente y garantizar que cumplan con su rol de manera eficiente.

Linda Barinas

Perdió la oferta engañosa y ganó la voluntad de cambio. Me simpatizaba la candidatura de Claudio (la mató la economía del voto). Felicitaciones a Barinas y a su nuevo gobernador.

Sobre México: da vergüenza ver a voceros del gobierno creando chantajes para sentarse a negociar. No es a solicitud de la oposición que deben sentarse, es por una imperiosa necesidad del país. Asuman su responsabilidad y compórtense de acuerdo a ella.

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