El 23 de los corrientes se realizó la jornada final del encuentro del Grupo Libertad y Democracia, encabezado por los expresidentes de Chile y Argentina Sebastián Piñera y Mauricio Macri, el cual contempló paneles políticos además de una declaración conjunta firmada por varios exmandatarios iberoamericanos de centroderecha y derecha.

El Grupo Libertad y Democracia es una foro político de líderes fundado por mandatarios y ex jefes de gobierno de Iberoamérica en el año 2023 que busca no solo integrar a exmandatarios sino también a líderes políticos, académicos y sociedad civil “contando con un espacio de reflexión, coordinación, diálogo y acción con el objetivo de fortalecer la libertad y la democracia en los países iberoamericanos, y combatir las consecuencias de la izquierda en la región”. Forman parte, además de los tres mencionados, Mariano Rajoy (España), Felipe Calderón y Vicente Fox (México), Andrés Pastrana (Colombia), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Luis Abinader (República Dominicana), Rafael Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Guillermo Lasso y Osvaldo Hurtado Larreta (Ecuador), Mireya Moscoso (Panamá) y Jorge Quiroga y Jeanine Áñez (Bolivia).

En la práctica este grupo, ampliación de IDEA, se perfila como la contraparte de la izquierda latinoamericana expresada por más de décadas por el Foro de Sao Paulo y luego el Grupo de Puebla, entes que se han articulado para desarrollar no pocas estrategias desestabilizadoras antidemocráticas en la región complementadas con la franquicia del “socialismo del siglo XXI”. No es coincidencia que eventos de ingrata recordación (Chile y Colombia, entre otros) hayan estado precedidos por reuniones de esas asociaciones que incluso ya tienen proyección extracontinental –se supone que con financiación de gobiernos de la región–, como supimos este año durante el transcurso de la reunión UE-Celac en Bruselas, donde realizaron una de sus famosas anticumbres. Hay analistas que comparan esta vital, necesaria y urgente agrupación democrática con el extinto Grupo de Lima, que aun cuando si bien es cierto algunos de sus miembros formaron parte, el actual es de carácter no gubernamental, lo cual le da una connotación de permanencia que no tenía el de Lima por los cambios de régimen en su momento. Tampoco es de una total coincidencia con el Foro de Madrid, más bien se complementarían en visiones puntuales y, por otra parte, se convertiría en un actor relevante frente a la debilidad manifiesta de la Organización de Estados Americanos actualmente en su rol de la defensa y promoción de la democracia en el continente.

En cuanto a la declaración, los presentes firmaron un documento que destaca la democracia como el único sistema “capaz de garantizar la libertad, el progreso, la justicia y la sustentabilidad”. Además, enfatiza la importancia de combatir las dictaduras existentes en América Latina y el Caribe. Advierte sobre “el avance del populismo” que -a su juicio- vacía “la democracia desde adentro, cooptando la justicia, intimidando al periodismo y encarcelando a sus opositores sin ningún respeto por el Estado de derecho y el debido proceso” y rechaza la “persecución judicial contra la expresidenta ‘constitucional’ de Bolivia Jeanine Áñez; el gobernador de Santa Cruz, Bolivia, Luis Fernando Camacho, y (…) la inhabilitación de la candidata opositora al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, María Corina Machado”.  El «grupo asume la tarea de combatir las dictaduras que todavía existen en América Latina y el Caribe, como Cuba, Venezuela y Nicaragua y de lograr que los responsables de graves violaciones de los derechos humanos contra sus habitantes, sean juzgados con todo el rigor de la ley».

Latinoamérica en su conjunto y las fuerzas democráticas en Venezuela en particular deberían darle la mayor bienvenida a este grupo, sus actividades y la reciente declaración. Representa en estos momentos un faro, una luz, en este transitar de dos décadas de desaciertos de los pueblos bajo la exportación de los antivalores socialistas de Cuba que encontraron cipayos en la región. La brecha que existe entre América Latina y el resto del mundo en cuanto al desarrollo, avances tecnológicos e innovación difícilmente será revertida con los gobiernos dictatoriales y socialistas que aún se encuentran viendo las relaciones internacionales por el espejo retrovisor de la historia. La ausencia o poca importancia que se le da en los foros multilaterales no va a mejorar con gobiernos que critican y atacan permanentemente a Estados Unidos y la Unión Europea, victimizándose, siguiendo el patrón cubano que lleva siete décadas de fracaso en lograr bienestar para su población, todo lo contrario. Significativo que la Unión Africana haya sido incorporada al G-20 en su última cumbre y no se haya considerado nuestra región.

Para Venezuela es determinante el apoyo de la comunidad internacional en este tránsito lleno de obstáculos que significa la ruta a las primarias y posteriores elecciones presidenciales. Debemos convenir que, sin ese apoyo con sus altibajos, nuestra situación pudiera ser cercana a la de Nicaragua o Cuba y es por ello que es de la mayor importancia acercarnos de manera firme a todos aquellos espacios que defiendan y promuevan la democracia, la libertad, los derechos humanos y el desarrollo para nuestros pueblos.

La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás. Winston Churchill


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