Twitter suspendió permanentemente la cuenta de Donald Trump
Foto AFP

Los acontecimientos que están ocurriendo en el mundo en las últimas semanas como consecuencia del proceso electoral en Estados Unidos nos dejan mucho que pensar a toda la humanidad. Más allá de los resultados de este proceso electoral y de la disputa interna que hay en ese país con motivo de dicho proceso, llama muchísimo la atención la actuación de los medios de comunicación y de las empresas tecnológicas cuyas plataformas comunicacionales constituyen la red de comunicación más grande del mundo.

Sobre los medios de comunicación hay que decir que desde hace mucho tiempo ya se veía una fractura con los conceptos que hoy parecen viejos de objetividad, responsabilidad y equilibrio, porque a nivel internacional y nacional los medios de comunicación han utilizado la línea editorial para fijar una posición y transmitir los acontecimientos o sucesos desde esa particular óptica. Esto incluso se hace de manera abierta y es admitido por la audiencia que conoce cuál es la orientación del medio y que a su vez elige qué ver, leer o escuchar.  Es así, pues, que en países como España, Alemania, Gran Bretaña o incluso Estados Unidos, hay medios de comunicación abiertamente liberales, otros abiertamente conservadores, otros abiertamente socialistas, otros abiertamente sensacionalistas.

Sin embargo, cuando hablamos de las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, etcétera, etcétera, etcétera, hay que decir que esta conducta de censurar y tomar partido sí es bastante extraña, puesto que ellas nacen de la idea de democratizar las comunicaciones, de que cada persona tiene una voz y tiene derecho, pues esa voz nace bajo la premisa de la libertad de expresión y de pensamiento.

Estas empresas también tienen sus políticas de privacidad y de hacer publicaciones. Sin embargo, a través de estas plataformas el mundo entero ha podido recibir mensajes sanos como no sanos, buenos o malos, con buenas o malas intenciones, siempre dependiendo del cristal con que se mire.

Obviamente, esta plataforma ha sido utilizada en todo el planeta para expresar opiniones y posiciones políticas. Recordamos cómo hace pocos años, gracias a la comunicación a través de una de estas redes sociales, inició la denominada Primavera árabe, un movimiento que logró deponer no menos de tres gobiernos en la región. Es decir, estas plataformas se han utilizado para conspiraciones y mensajes que pudieran ser vistos como subversivos, según la óptica con que se vean. A estas situaciones estas empresas siempre han respondido alegando la libertad de expresión y la democratización de las comunicaciones, han hablado del derecho que tiene cada ciudadano a expresar sus ideas y que estas plataformas solo son el medio para hacerlo.

Desde hace semanas estas plataformas han eliminado vetado y cuestionado mensajes cuya autoría son del presidente de Estados Unidos. Independientemente de quién sea la persona, estas plataformas están vetando y negando sus ideas y ese es el precedente que es realmente preocupante. Si pueden vetar y negar las ideas de quien en teoría es el hombre más poderoso del mundo o por lo menos el presidente de la nación más poderosa del mundo, entonces qué quedará para cualquier otro ser humano en este planeta.

Estas compañías dicen en su defensa que las opiniones de ese presidente son falsas o que sus opiniones llaman a la violencia de sus partidarios ¿y es que acaso este es el único presidente de todas las naciones de la Tierra que hace afirmaciones falsas o que hace opiniones que llevan a sus partidarios a incurrir en la violencia? ¿Quiénes son ellos para decir si son falsas o no las opiniones de alguien, si no es una controversia que ha sido dirimida en los organismos correspondientes? No se trata de si estamos de acuerdo o en desacuerdo con sus opiniones o con su posición política, se trata de su derecho a emitir sus opiniones, el derecho que tenemos todos los ciudadanos de este planeta a utilizar las plataformas de comunicación y no ser segregados por nuestro modo de pensar.

El problema grave que subyace es que si hoy censuran al presidente de ese país, mañana pueden censurar al presidente o a cualquier ciudadano u organización de otro simplemente por emitir opiniones con las que esas compañías tecnológicas no estén de acuerdo.

¿Son estas compañías tecnológicas plataformas, canales, medios a través de los cuales los ciudadanos se pueden expresar libremente o son estas compañías tribunales y órganos de justicia para juzgar a las personas según sus opiniones y para permitir o impedir quién puede opinar o quién no puede opinar?

Hoy censuran a una persona, mañana a muchos que piensan de una manera, pasado mañana a organizaciones que piensan de otra y así estas enormes plataformas de comunicación empiezan a decidir qué información llega a la gente y quién puede emitir su opinión. Ellas pueden llegar a tener el control de qué llega y qué ven las personas y de esta forma pueden moldear las opiniones y mentes de los millones de usuarios y receptores de mensajes que tienen.

Sabemos que estas empresas han logrado muchísimo poder económico y comunicacional gracias a que también han hecho mucho bien. Han eliminado las fronteras y han comunicado a la humanidad como nunca antes. Sin embargo, todo este bien que han hecho puede terminar siendo un gran daño si el poder casi ilimitado que tienen no entra dentro de unos parámetros de justicia, ética, equidad y sobre todo libertad de expresión y pensamiento que alimentaron su nacimiento.


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