Ucrania, cercana de Rusia y Turquía, ribereña con el mar Negro, está en guerra porque al déspota tirano moscovita no le gustan las carantoñas ni coqueteos con la Europa unida y progresista. Se resiste consentirla distinta a la pro-rusa, sumisa a la influencia y designios del coloso con el cual ha compartido arraigo. Sin entender que es un país diferente. Importa la OTAN, y en el fondo inquieta que progrese incorporándose a la Unión Europea, sirviendo de ejemplo para quienes ambicionan igual destino. Restablece la política de expansión territorial, convencido de solventar problemas económicos y zanjar vicisitudes políticas. ¡Se equivoca!

Como la Venezuela que el chavismo castrista redujo a despojos, arruinándola, colocándola bajo la tutela y vigilancia de un sistema corrupto, podrido, rancio y fracasado, a cuyos consejos se resigna como los franciscanos a las normas de san Francisco de Asís. La educación socialista en Cuba fue impuesta por soviéticos; descerebrando y creando autómatas de mentes abusadas, esclavizadas e inservibles.

La doble moral ante el agravio invasor es indignante. Se reúnen para abordar la agresión y grave amenaza para la seguridad euro-atlántica. Condenan la incursión causante de sufrimiento humano y destrucción. Exhortan detenerla y aseguran diplomáticos proteger y defender la integridad de los aliados. Orgullosos vociferan un compromiso inquebrantable, sólo en declaraciones conminatorias y comunicados apropiados. En tiempo de infamia, deshonor, degradación sobran Chamberlains, y faltan Churchills.

La ventaja para Venezuela es que no limita con Cuba, separada por la extensión del Caribe y el comunismo castrista incapaz e inepto de hacerla potencia militar, económica y social. Solo son expertos en mentir, charlar pendejadas comunistas, publicitar su estafadora medicina, promocionar la ridícula, risible propaganda sobre un mar de felicidad que no existe, en un malecón prostituido, ni el bienestar de un pueblo que lleva décadas en la indigencia, abandono y miseria.

Rusia, con sospechas de posible envenenamiento, creyó apabullar a Ucrania con un poderío militar letal y devastador, pero anticuado en comparación con Europa y Estados Unidos. Las grandes conquistas bélicas se deciden en las ciudades, y es en ellas donde está siendo más dura la resistencia. Centros neurálgicos del poder desde hace milenios. Su relevancia ha ido creciendo a lo largo de la historia. El conflicto ruso-ucraniano no es la excepción. Y, aunque destruyendo a cañonazos, misiles y bombas, están quedando aislados en el mundo. Pero no es único, es alarde como los del régimen venezolano, que algo le ofrecieron los estadounidenses que, siquiera, han dicho van a sentarse a negociar dejando salir a un par de presos. Parodiando al astronauta, un pequeñísimo paso para la libertad y dignidad, un salto enorme para el fracasado castro-madurista.

El irreflexivo y delirante agravio ruso impacta la economía y política mundial. Para la Venezuela de principios éticos es una vergüenza humillante que buitres promotores de chironas y gayolas cómodas manipulan para convertir indecentes en oportunidad. El despistado somnoliento demócrata, olvidó la opresión dictatorial, se hizo el loco con los crímenes de lesa humanidad y las violaciones de los derechos humanos. Prescindieron denuncias ante la Corte Penal Internacional y desechó la emisión de captura con recompensa. Despreció juicios por lavado de dinero e informes de la ONU y la OEA; procurando un perverso y cruel, borrón y cuenta nueva.

Ataques costosos para ucranianos, gigantescos para rusos, lejanos de Venezuela, sin embargo, a escasas horas de vuelo de Washington e integrados al Caribe a través del poderoso Comando Sur, siempre alerta, pendiente y vigilante. Pero depende del color del cristal con que se mire, advierte el refrán. En una guerra el primer muerto es la verdad y un arma de importancia es la propaganda.

No es posición fácil para quienes se proclaman antiimperialistas, chavistas, enemigos de Estados Unidos; por cierto, país en el cual, tanto mezquinos de miserable conducta, estulta estrategia que complican la victoria apostando a la derrota, como corruptos, ladrones, deshonestos sin pudor, que quieren vivir y disfrutar sus bondades. ¡Es momento de hacer cambios!

@ArmandoMartini


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