Chile guerra Ucrania
Foto EFE

La situación política producida por las acciones militares ocurridas en Ucrania desde el 24 de febrero de 2022 es de confusión e impacto:  141  países consideran estos hechos una invasión por parte de Rusia, mientras que otros 53 se oponen a llamarla así por diversas razones internas que no vienen al caso comentar en este artículo. No obstante, sí es necesario señalar varias lecciones importantes dadas por algunos países muy serios, así como indicar errores catastróficos ocurridos igualmente.

Veamos a continuación:

1.Vigencia de la utilización de la guerra, como instrumento político de las relaciones internacionales. 

Parece una necedad tener que reconocer que durante muchos años existieron países con partidos políticos convencidos, de que la guerra había desaparecido de la historia y se había quedado solamente en el mundo de los países subdesarrollados, que no sabían resolver sus diferencias con “diálogo y negociación”, mientras que el caso de Estados Unidos era producto de su condición cultural de “excepcionalísimo” que los llevaba a usar la fuerza para resolver sus disputas en otros continentes.

Ahora, los países de Europa, con la excepción de Suiza, Suecia y Finlandia,  han descubierto que sí pueden ser invadidos por fuerzas convencionales, si no tienen capacidad para defenderse militarmente y han comprendido que la OTAN sigue teniendo vigencia absoluta para su defensa colectiva, a pesar de que durante décadas, redujeron sus gastos militares, especialmente Alemania, que ahora como el motor económico e industrial de Europa y con un legado de organización, eficiencia y profesionalismo en todas las tareas que realiza la sociedad germana, terminará en la creación a mediano plazo de un ejército ultramoderno y poderoso, comenzando con su primer paquete anual de 100.000 millones de euros, que superan a los gastos militares de Francia, Reino Unido en la actualidad.

En este sentido, si toda la Unión Europea, sigue el ejemplo de Alemania, su poderío económico y población, le permitirán a mediano plazo, construir una verdadera “Fortaleza Europa”, que sí hará verdaderamente inviable una invasión de fuerzas extranjeras.

En este sentido, debe entenderse y aplaudirse la política de autodefensa de 2 países neutrales que sí entienden por experiencia propia, lo planteado anteriormente:

Finlandia: un país que fue invadido por la Unión Soviética en 1939 (Guerra de Invierno), sufriendo las mismas condiciones y argumentos utilizados contra Ucrania hoy en 2022, jamás olvidó la pérdida de 11% de su territorio y 30% de su economía a manos soviéticas, por lo cual siempre ha mantenido el servicio militar obligatorio y el adiestramiento y movilización de la población, teniendo una tasa de reclutamiento de casi 80%, parecida a la República de Corea (Corea del Sur) o el Estado de Israel, que están en permanente estado de tensión militar.

Suecia, que había eliminado el servicio militar en el año 2010, porque el mismo era una institución del “pasado”, comprendió después de la invasión y anexión de Crimea en 2014, por la Federación Rusa, que había que “poner los pies en el piso”, por lo que estableció de nuevo el servicio militar obligatorio en 2017 y tienen 5 años preparándose contra una invasión militar rusa.

En el caso de Ucrania, con una población aproximada de 43,8 millones de habitantes, apenas disponía de 150.000 efectivos militares regulares y 50.000 guardias nacionales, con un plan de incorporar 100.000 efectivos más desde el año pasado, con un gasto militar de apenas el 4% del PIB.

Es evidente que el problema de Ucrania más importante, en este momento, es no disponer a pesar de su elevada población, de millones de hombres y mujeres mínimamente adiestrados militarmente, que con un equipo básico de combate harían imposible la ocupación de sus ciudades y crearían una insurgencia digna de sus abuelos, que lucharon como los conocidos “partisanos” de la Segunda Guerra Mundial o Gran Guerra Patria.

El presidente Zelenski y su heroico pueblo están pagando por los años de corrupción administrativa y descuido en su defensa nacional, de la clase política que le antecedió, que no tomó las medidas necesarias para convertir a su población en edad laboral (16 millones de habitantes) en eficaces reservistas o integrantes de la Defensa Civil, repitiéndose el mismo caso de negligencia en asuntos militares que se le presentó al gobierno de Estados Unidos en 1919 y 1946, cuando disolvieron prácticamente 90% o más de sus fuerzas militares, porque ahora el mundo entraría en una “era dorada de paz”, lo que luego pagarían con derrotas geopolíticas en Nicaragua (1933) y la península de Corea (1953).

Consecuencia #1: Reinicio de la carrera armamentista

Una de las primeras consecuencia, sino la mayor de todas en lo inmediato, es el reinicio de la carrera armamentista, que nunca se ha detenido ni en Estados Unidos, ni en la Federación de Rusia, ni en la República Popular China, pero que ahora coloca a la Unión Europea en la necesidad de ampliar y reequipar sus Fuerzas Armadas, lo cual será seguido por Japón, Australia, Nueva Zelanda, Arabia Saudita y todos los demás aliados del denominado mundo Occidental (en esencia los 141 países que condenaron a Rusia por la Invasión a Ucrania), mientras que los países que no apoyan a Occidente o intentan permanecer neutrales, también se rearmaran en medio de esta paranoia mundial por la tentación de ser víctima de ataques armados por razones geopolíticas. Casos como los de Egipto y Etiopia, que alegan que la supervivencia y desarrollo de sus naciones, depende del funcionamiento o no funcionamiento de la “Gran Represa del Renacimiento”, podría llevar a Egipto a destruir la misma alegando razones de supervivencia nacional.

En este contexto global, no tiene nada de extraño, que se reforme las cláusulas de la OTAN para incorporar países no europeos como Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Israel, Colombia, además de incorporar a los países de Europa que no están en la alianza como Suecia, Suiza, Irlanda  y Finlandia,  mientras que países como Moldavia, Serbia, Azerbaiyán y Armenia, quedarían fuera por las misma OTAN por las mismas razones, por las cuales se está peleando ferozmente, hoy día en Ucrania, o sea el problema de las “áreas de influencia y seguridad de la Federación de Rusia”. En este sentido, es importante en mi opinión la lectura del siguiente artículo, sobre la ampliación de la OTAN a todo el planeta: https://www.foreignaffairs.com/articles/2006-09-01/global-nato

Es iluso pensar que esta carrera armamentista, no llegara a América Latina y el África Subsahariana, por lo cual se reducirán en mucho los recursos destinados al desarrollo social y se multiplicarán las posibilidades de conflicto militar al disponer los gobiernos de enormes ejércitos para hacer presión interna y externa hacia sus vecinos, en búsqueda de sus objetivos nacionales.

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!