Unos días después de la conmoción política electoral, que generaron las elecciones del 9 de enero del presente año, en el estado Barinas, es necesario hacer acopio de valor y firmeza para señalar algunos puntos importantes, que muchos analistas desean pasar por alto, a objeto de comprender exactamente qué efectos a largo plazo podría tener esta elección para los actores políticos en Venezuela:

1. Se demostraron los efectos políticos y económicos profundos de la prolongada recesión industrial y agrícola, no solo del estado Barinas, sino también del Poder Central, que solamente a última hora quiso invertir en 30 días lo que no había invertido en varios años o lustros en inversión social, créditos financieros y reparación de infraestructura,  haciendo un inmenso derroche de recursos financieros y materiales, que no se capitalizaron en votos, porque simplemente el electorado no sintió afecto político sincero  ni la seguridad de la continuidad de la ayuda en caso de victoria del candidato oficialista.

Esta situación, debe ser igualmente revisada tanto en los 15 estados donde los votos de todas las oposiciones superan en conjunto al oficialismo, como donde no, porque es una verdad cruel que todas las gobernaciones y alcaldías de este país tienen una insuficiencia financiera para realizar sus planes de rehabilitación de servicios públicos, reactivación de la economía local o regional y reparación de la infraestructura existente bajo sus ámbitos de competencia.

Por ello es aconsejable que se llegue a un acuerdo formal que persiga el mismo fin que produjo la dolarización informal de la economía, como fue llenar los negocios de productos, detener la hiperinflación y amarrar a los trabajadores del sector privado con bonos de 80-100 dólares mensuales. Es imperativo tomar la decisión política, luego traducida en decreto presidencial, resolución del Banco Central o sentencia del TSJ, que permita a los organismos públicos recolectar tasas e impuestos en dólares estadounidenses, llevar su contabilidad en divisas y pagar a sus empleados, contratistas y trabajadores con moneda extranjera.

Seguir con la fantasía de prometer grandes soluciones, sin resolver los problemas financieros nacionales, estatales y municipales, es llevar a todos los alcaldes y gobernadores al “cementerio de los políticos” (Rómulo Betancourt), no por impacientes sino por insolventes.

Todos los factores de poder deben entender que es necesario liberar por completo a la empresa privada nacional, atraer a los inversionistas internacionales y conseguir los indispensables fondos de las Multilaterales (FMI-BM), para acometer los imprescindibles proyectos de mantenimiento o reconstrucción de este país.

No entender esto implica la sustitución casi segura de los alcaldes y gobernadores, ante la frustración popular de vivir una espantosa realidad económica y social, donde los problemas cotidianos, no se resuelven, sino que se agravan.

2. Se demostró la capacidad del “discurso polarizador” como recurso electoral efectivo, si tiene las condiciones adecuadas para su implementación.

Es muy significativo cómo el discurso político polarizador fue tan aplastante en Barinas que obligó a hábiles políticos opositores, que no militan en la MUD a asumirlo, so riesgo, de quedar encadenados a ser etiquetados como “colaboracionistas, cipayos, esquiroles políticos o cómplices del oficialismo”, en este sentido, líderes nacionales como Henri Falcón en Avanzada Progresista y el líder regional Rosales Peña,  a la cabeza de las bases de muchos otros partidos, apuntaron desde el principio en apoyar al candidato de la MUD, lo que explica que la candidatura de Claudio Fermín no superara el 1,8% de los votos, a pesar de ser una figura muy conocida, nacida en dicho estado y con el apoyo de importantes tarjetas nacionales que le nominaron.

Si observamos esta situación regional y la analizamos en forma conjunta con la aplastante victoria de Manuel Rosales en el estado Zulia el pasado 21N, podemos señalar en forma categórica, que buena parte de las derrotas municipales y estadales de la MUD, son consecuencia de que sus candidatos, no se encarnaban con el discurso opositor contundente en el cual milita 80% de los que se oponen al gobierno nacional, según algunas encuestadoras, bien sea por su discurso o por sus acciones y por ello, no reflejan las condiciones que derivan en el “voto-castigo”, como si ocurriera en Barinas y Zulia.

Tan cierto, es esta situación, que Sergio Garrido, se convirtió en el único gobernador en ser congratulado por el Departamento de Estado estadounidense por su victoria electoral (no faltará quien diga que fue para burlarse del gobierno nacional), lo que le abre las puertas del financiamiento internacional de la Usaid y el BM, para su gestión de gobierno, si el gobierno no se lo impide.

3. El CNE y el TSJ, quedaron nuevamente en el centro de la polémica internacional, con la denuncia en instancias internacionales sobre la independencia de los poderes públicos.

En este sentido, la decisión judicial que repitió las elecciones de Barinas, era totalmente aplicable en Lara y a pesar de la diligente y oportuna petición de Henri Falcón, se ignoró la misma a pesar de la jurisprudencia, sobre el caso Barinas, mientras que el CNE toma la decisión de dejar la notificación de la victoria de la oposición a la junta regional electoral, por el simple hecho de que no ganó el candidato oficialista, a pesar de que el rector Roberto Picón había anunciado que los resultados serían dados desde Caracas, dado el revuelo nacional e internacional que había generado dicha repetición de elecciones regionales.

4. El papel determinante  de las redes sociales desde el principio hasta el fin de la campaña electoral

En este sentido, sería muy egoísta no reconocer el precedente histórico que marcó el candidato del Polo Patriótico, Jorge Arreaza, por la red social Twitter, donde no esperó el anuncio del CNE para adelantar los resultados de su comando de campaña (no hacen falta 4 dedos de frente para saber que si Garrido hace lo mismo para decir que ganó, estaría en un calabozo desde el domingo 9 de enero, por violar las facultades legales del CNE), por lo cual no es aventurado suponer que en un próximo proceso electoral suspendan la transmisión por redes sociales el día de las elecciones.

Lo cierto es que, dicho gesto, fue extremadamente oportuno y  acabó con la zozobra política, puso fin a las especulaciones de “acciones oscuras” y selló la paz en el estado Barinas, lo cual debería servir  de ejemplo a todos los que pierden elecciones en Venezuela, ya que evitarían el estrés político-comunicacional de estar hasta la madrugada esperando resultados electorales.

5. La impostergable necesidad de comprender que no hay “vacas sagradas” en procesos electorales

Una de las claves fundamentales del éxito electoral del PSUV el pasado 21N fue no dejar participar, muchas ni siquiera inscribir en su proceso electoral interno, como candidatos a aquellos alcaldes y gobernadores con elevados índices de rechazo en los sondeos de opinión, liquidando de entrada a 70% de los alcaldes que podrían reelegirse (no faltará quien diga que no fue Diosdado Cabello, sino las bases que no le dieron las firmas, cuando todos sabemos de la capacidad financiera de cualquier alcalde o gobernador para recolectar apoyos). En todo caso, no dudo en pensar que Diosdado Cabello y su equipo nacional salvaron al PSUV de un desastre electoral con dicha medida política.

Donde eso no ocurrió (casos Barinas, Zulia, otras alcaldías), se facilitó enormemente el trabajo electoral de sus adversarios electorales.

Conclusiones

Es evidente que los próximos eventos políticos, especialmente en la tramitación de la petición del referéndum revocatorio presidencial, la influencia de lo ocurrido en las elecciones de Barinas será fundamental, pues la no realización de este volvería a desacreditar al CNE y sus herramientas electorales como instrumentos políticos útiles para la resolución de las controversias político-sociales que sufre nuestra sociedad, mientras que su realización marcaría un adelanto de los resultados presidenciales, bien sea que triunfe la oposición y se realicen a los 30 días, como marca la Constitución o triunfe el oficialismo y vaya enrumbado a una victoria psicológica y política  para las elecciones del año 2024.

 


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