Al menos 79 niños han muerto en la invasión de Ucrania, según la Fiscalía

Abordando el último punto conceptual para ilustrar al lector sobre las consecuencias de la guerra en Ucrania, tenemos que definir el impacto de este conflicto en las empresas estratégicas, existentes en cada país, alrededor del mundo.

De entrada, es necesario aclarar que para que una empresa sea estratégica tiene que existir un plan de desarrollo nacional en el que la misma sea una pieza importante para la concreción de objetivos específicos, tales como la industria del carbón y el acero en la antigua URSS, para construir la infraestructura industrial en los años treinta del siglo pasado. Igualmente, la nacionalización de las empresas petroleras es estratégica cuando derivan en la construcción de megaciudades como Dubái o fondos gigantescos de inversión como Noruega, Kuwait o Qatar.

No puede ser estratégica una empresa pública que va directamente a la quiebra financiera y al desastre ecológico y laboral, como ha ocurrido con empresas que el lector seguramente ya conoce y que son las ejemplificaciones de la caída de nuestro producto interno bruto desde 400 millardos de dólares a 50 millardos de dólares (8 veces menos).

Es aquí donde industrias farmacéuticas y de construcción de semiconductores han pasado en Europa y Estados Unidos a ser empresas estratégicas, sin estar en manos del Estado, así como ha ocurrido desde 2015 con la industria espacial,  que se ha trasladado desde las agencias estatales como la NASA o ESA a empresas privadas como SpaceX o OneWeb, entre otras.

Existe un cambio de política económica,  producto de la guerra de Ucrania,  que responde a una visión de seguridad nacional y global. Esta se puede observar en el campo de la energía, donde los países que disponen de recursos naturales,  que no sean políticamente favorables a los intereses políticos de Occidente, van a perder clientes con países con mayores costos de producción,  pero que son más fiables y útiles en términos políticos, poniendo la seguridad por encima de la economía.

Por esta razón  es que el gas natural estadounidense, mucho más costoso que el ruso, puede terminar ocupando junto con Qatar el espacio ocupado por Rusia, mientras que Noruega  se da el lujo de rechazar esta oportunidad comercial por razones ideológicas de tipo ecológico.

Las enormes instalaciones de semiconductores que se desarrollan en Suecia y las gigafactorias que se están terminando en Alemania (Tesla) para cambiar la movilidad tradicional por la electromovilidad, son hechos que se están adelantando décadas, de la misma forma que la crisis del covid-19 generó el cambio laboral y educativo,  de la forma presencial a la virtual, en gran parte del mundo.

Los que se preocupan por el cambio climático deben entender que el hecho de que los recursos fósiles sean abundantes en países inestables y enemigos de la globalización, obliga a los países de alto desarrollo económico a cambiar los patrones tecnológicos y apuntar a superar estas interrelaciones de dependencia con el fin de no tener que repetir la situación de Europa con Rusia debido a la dependencia de materias primas.

Un caso muy notable de esta dependencia, es el caso de las grandes potencias agrícolas como Argentina y Brasil,  que están en grave riesgo de sufrir un colapso de sus exportaciones por su dependencia de los fertilizantes importados desde Rusia, generando una crisis alimentaria mundial, lo que obligará a muchos ministerios de agricultura en el mundo a crear reservas o stock de dichos productos o a buscar otros suministradores más confiables políticamente.

En una actividad industrial compleja, se puede detener todo el proceso por falla de un solo componente del producto final,  tal como descubrieron algunos países que nacionalizaron empresas, que se convirtieron en cementerios de hierro y cemento, por carecer de componentes vitales producidos en otros países, a veces hechos exclusivamente para la multinacional que fuese objeto de la expropiación y que ahora tranca el suministro por demandas legales., ya el lector entenderá de que casos se trata.

Proyectos como la Estación Espacial Internacional (EEI) realizadas entre muchos países con tecnologías avanzadas,  sin importar diferencias políticas,  ya no serán posibles de realizar a la luz de las experiencias adquiridas en el conflicto con Rusis.

El reciente documento aprobado en Bruselas, sede de la Unión Europea,  denominado Brújula Estratégica, marcó a la Federación Rusa como adversario central de Europa Occidental,  con argumentos políticos y económicos, que mañana se pueden aplicar a otros países de Asia o América,  si se coloca, el argumento central de defensa de los derechos humanos,  el Estado de Derecho y la democracia como filtros para regular las relaciones económicas.

Esta nueva estrategia de desarrollo económico que se aplicará en Europa y Estados Unidos, buscando un salto cuántico en lo referente a patrones energéticos, que protejan el ambiente a mediano y largo plazo,  asumiendo a corto plazo un incremento de energías fósiles de aliados confiables, tiene en sí dos amenazas:

  • La orientación de las inversiones hacia países como Guyana, donde la Exxon Mobil ya anunció 10.000 millones de dólares estadounidenses en unos campos petroleros, lo que en otra época se hubiese invertido en Venezuela, pero que como aliado político de Putin, es visto con cuidado. Lo mismo ocurrirá con otros países como Indonesia (carbón), etc,  quienes deberán ser muy cuidadosos en sus relaciones políticas y sus consecuencias comerciales.
  • A largo plazo, una vez conseguida la independencia energética e industrial de muchas de estas materias primas, se plantea el asunto de que nos faltarán políticos y ecologistas extremistas que planteen que los países en desarrollo serán los enemigos del planeta Tierra por sus políticas económicas y ambientales,  que ponen en peligro a la humanidad. En ese momento no serán solamente los países de la región amazónica los amenazados, sino gran parte de los 120 países agrupados en organizaciones de lo que anteriormente se conoció como el Tercer Mundo.

Como se puede deducir de lo anterior, los gobiernos de América Latina, África y Asia, deberán ser muy cuidadosos en su lenguaje político-ideológico,  ya que cualquier amenaza a la economía mundial,  aprovechando su posición dominante en alguna materia prima en particular,  puede recibir una respuesta brutal por parte de los países consumidores del denominado Primer Mundo.

Países como China, India  Brasil,  Pakistán,  México,  Argentina,  Irán,  Venezuela, entre otros, que tienen gobiernos que viven de un discurso político contra Europa y Estados Unidos tienen que revisar con mucho cuidado esta guerra económica y financiera contra Rusia, que dejará una experticia y unos mecanismos ya probados de alcance mundial que pueden muy bien ser utilizados con cualquiera de ellos.

Esto es muy importante para países como Emiratos Árabes Unidos, que tiene en la magnífica ciudad de Dubái una gran cantidad de inversores y propietarios europeos y estadounidenses, que deben estar extrañados por la conducta internacional de dicho país en la guerra entre Ucrania y Rusia. Igualmente, la posición de Irán y Siria lo ha encadenado a la suerte del gobierno de Putin,  pues un cambio del mismo, si pierde la guerra, llevaría al retiro militar de Rusia de muchos de sus aliados internacionales con las imaginables consecuencias políticas y militares.

En el caso de Venezuela,  que tiene una clara necesidad de fondos financieros para la reconstrucción de sus empresas estratégicas,  es obvio que no basta con liberar importaciones,  flujo de divisas y hasta remesas. El gobierno nacional,  a pesar de lo que piensan los factores extremistas, dentro de su seno, tendrá que renunciar a su discurso político, de la misma forma como renunciaron a su discurso económico,  después de gastar centenares de miles de millones de dólares estadounidenses en planes de desarrollo nacional,  que van desde el Plan Nacional Simón Bolívar en 2007, hasta el Plan de la Patria actual que cubre una lapso temporal hasta 2025.

Si piensa que estoy exagerando, observe lo siguiente:

Ya nadie se acuerda del portal web DolarToday que ganó la guerra económica y terminó siendo esta moneda el factor principal de la vida cotidiana del venezolano  de a pie.

Igualmente,  la devolución del centro comercial Sambil en la ciudad de Caracas terminó siendo la derrota humillante de la política de expropiaciones,  demostrando la incapacidad del gobierno para crear instituciones sostenibles en el tiempo y no es sino cuestión de tiempo, esperar que terminen entregando muchísimas más instalaciones y empresas estatales al sector privado.

Estas medidas, que son la clave de la recuperación económica de 2021 (7,1%) y 2022 (20%) en los indicadores de crecimiento del PIB, dándoles más fuerza e influencia a los sectores empresariales dentro del PSUV, apunta a que los mismos, incluyendo una gran cantidad de alcaldes, gobernadores, diputados y concejales de dicha toda, abracen la protección de la economía como una prioridad muy por encima de asuntos ideológicos, confrontación geopolitica o  deudas histórica  de un país imperialista.

Demás está decir que la persecución mundial contra los denominados  “oligarcas rusos” es un estímulo muy importante para orientar la conducta de todos los empresarios y políticos en todo el mundo, acerca de las consecuencias que pueden derivar de mantener las conductas obsesivas contra el capitalismo, la globalización y la cultura occidental. El espectáculo de la pérdida de yates, aviones y mansiones,  además de cuentas bancarias,  sin duda, no será olvidado por muchos políticos latinoamericanos y africanos, que tienen numerosos activos de su patrimonio personal fuera de sus países natales.

Esperando que el lector haya reflexionado en los puntos de las últimas 3 semanas, ahora se puede pasar a detallar, mucho más en profundidad, los cambios políticos, económicos y hasta culturales por venir, que se pueden generar después de la invasión rusa a Ucrania.

 


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