invasión en Ucrania
EFE

Continuando con el análisis militar ocurrido desde la semana pasada, es importante señalar que los largos periodos de tiempo transcurrido s desde la invasión de Ucrania, han generado todo tipo de interpretaciones sobre la planificación militar rusa, en términos de no haber estimado correctamente la capacidad de resistencia de Ucrania y la intervención militar híbrida de los países que le apoyan.

En primer lugar, recordando las últimas 2 grandes guerras convencionales ocurridas en Irak en 1990-1991 y 2003, se observó en aquella época el aplastamiento militar por parte de la potencia invasora  en pocos días, llevando a la rendición en 1991 y al fin del régimen de Saddam Hussein en 2003, siendo la posterior guerra irregular de resistencia una consecuencia de la desintegración del Ejército y la Policía Nacional de Irak.

En el caso de Ucrania, las fuerzas armadas rusas no han logrado a lo largo de 3 semanas,  quebrar o desaparecer el régimen institucional ucraniano,  que bajo la figura ejecutiva de Volodimir Zelenski, se ha crecido hasta convertirse en una figura mundial admirada por sectores de la opinión pública,  que apenas hace un mes sabían que existía un país llamado Ucrania.

Esta alegoría de “Goliat vs David “ implica un costo muy elevado en términos de prestigio militar, puesto que no se entiende cómo una superpotencia militar con miles de tanques, aviones,  cañones y aparatajes de alta tecnología, esté tardando tantas semanas en quebrar la resistencia militar y tomar Kiev, para crear un nuevo gobierno afín a sus intereses geopoliticos, lo que le hubiera permitido cerrar las fronteras y evitar el flujo de millones de refugiados, que visibilizan dicho conflicto en la cotidianidad de todos los países europeos.

Este gobierno prorruso, sin la menor duda, habría sido reconocido por la mayoría de los 53 países de la ONU, que no califican este conflicto como una invasión de Rusia, además de que ya estarían sus embajadores recién designados entregados a la tarea de justificar la operación militar y con ello la política del gobierno ruso de Vladimir Putin.

Igualmente, dicha tardanza en poner fin al conflicto, ha hecho posible que lleguen desde Occidente un número no determinado de voluntarios extranjeros,  dispuestos a luchar por Ucrania, donde hacen peso los soldados con experiencia en guerras pasada, destacándose en reseñas de prensa internacional,  los instructores calificados para adiestrar en tácticas de infantería a miles de voluntarios,  reconvertidos en milicianos,  que se enfocan en la Teoría de la  Guerra de todo el Pueblo, tal como se practicó en la Segunda Guerra Mundial, con los famosos “partisanos” y que se predica en todos los países socialistas y revolucionarios, con muy contadas excepciones.

Para entender este tipo de resistencia política y militar, hay que  recordar los anuncios realizados por el Ministerio del Poder Popular para la Defensa en Venezuela sobre la existencia de más de 63.000 unidades de Defensa Popular y 4 millones de milicianos, adiestrados en el Método Táctico de Resistencia Revolucionaria, lo cual implica convertir todo el país en un campo de batalla permanente durante el día y la noche.

Este tipo de movilización general es también la planificación militar planteada en países como las 2 Coreas, Israel, Suiza, Suecia y Finlandia, donde el servicio militar obligatorio se aplica a más del 70% de la población masculina (también femenina en los casos de Israel y las 2 Coreas) y con ello, tienen disponibilidad de grandes cantidades de soldados adiestrados que hacen de la guerra urbana un evento difícil y costoso, por la capacidad de población en general de oponer resistencia armada en forma organizada en cualquier lugar y momento.

La creciente y sin duda organizada ayuda militar desde Europa, exige al gobierno ruso la necesidad imperiosa de cerrar las fronteras de Ucrania con los países de la OTAN, antes de que este flujo humano y material, eleve los costos de las operaciones militares a términos muy onerosos en términos políticos y económicos.

Es en este entorno donde se anuncia la participación de voluntarios sirios en cantidades de decenas de miles, que tienen un peso moral y simbólico muy importante, porque recuerdan a Europa, las invasiones ocurridas en el pasado realizadas desde Asia, que van desde los hunos, pasando por los mongoles y que finiquitaron en las guerras del Imperio Otomano (Turquía) por conquistar el centro de Europa

Las élites políticas europeas, que tienen una formación educativa clásica, saben que Atila el Huno, precipitó las invasiones bárbaras que acabaron el Imperio Romano,  que la Europa medieval estaba indefensa a las hordas de los hijos de Gengis Khan y que fue una muerte fortuita lo que evitó una ocupación, como sí ocurrió con Rusia, antes de los zares y que aún en 1683, los ejércitos turcos sitiaron Viena, siendo rechazados por un ejército integrado por varias naciones europeas.

Fue apenas en el siglo XVIII, cuando la superioridad militar y técnica  de la Europa occidental,  permitió en forma abierta la plena incursión de Europa en Asia. Igualmente,  muy pocos, recuerdan que reinos  piratas del Norte de África,  impedían la entrada plena de Europa, en esta zona y azotaban el Mar Mediterráneo, hasta principios del siglo XIX, cuando los Estados Unidos, cansados de los ataques a sus barcos mercantes, libraron 2 guerras contra los piratas berberiscos y tomaron la ciudad de Trípoli, siendo la primera intervención extranjera del Cuerpo de Marines estadounidense, siendo señalado en su himno corporativo.

Estas analogías, son muy importantes desde el punto de vista político, pues recuerdan la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, donde el Imperio del Japón derrotó al Imperio Ruso, considerado invencible por el tamaño de sus ejércitos, liberando con ello, el nacionalismo en tosa Asia contra las potencias europeas.

Nadie puede dudar de la superioridad económica de los países que se enfrentan a la Federación de Rusia, en cuanto a su capacidad industrial y financiera, que les permite dar en forma regular y creciente un suministro continuo de materiales al gobierno y a las fuerzas armadas ucranianas.

Se trata de Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, España,  Reino Unido, Países Bajos, Australia,  Japón, Corea del Sur,  entre otros países, que tienen mucha más capacidades económicas que la Federación Rusa y sus aliados directos.

Por estas razones, se hace imprescindible para Vladimir Putin, ponerle punto y final en un lapso perentorio a dicho conflicto militar con una victoria contundente que haga olvidar cualquier error o debilidad  estructural, ya que afectan mucho el prestigio militar de Rusia, debido a que es necesario comprender que es imposible para este país, tener un efecto disuasorio sobre la OTAN, sino pueden derrotar a un país sin fuerza aérea, armas de alta  tecnología, fuerzas navales e industria militar que sostenga una guerra moderna.

Este situación es, sin duda, la motivación principal que sostiene las sospechas de una petición de apoyo logístico de Rusia a la República Popular China a objeto de solventar la adquisición de insumos industriales para la industria militar y civil, ya que la Economía de Guerra es un asunto muy detallado que exige altos niveles de planificación y experiencia, para evitar que el esfuerzo militar fracase por colapso de la economía doméstica.

Recordemos que solo China tiene un tamaño económico que puede superar a Estados Unidos y la Unión Europea, por separado y por ello, en un escenario de guerra prolongado,  con un bloqueo económico casi total, es vital para Vladimir Putin el apoyo de China, para evitar un desgaste económico acelerado que causa una conmoción política y social que ponga en peligro la estabilidad del mismo gobierno.

No es exagerado pensar que una derrota militar de Rusia, por causas de desgaste y descontento, causaría la caída del gobierno y podría llevar a Rusia a la decadencia de la época de Boris Yeltsin,  derivando en la caída de Lukashenko en Bielorrusia y la desaparición de las Repúblicas prorrusas de Transnisitria, Abjasia, Lugank, entre otras,.

Esto, llevaría a la OTAN y la Unión Europea a incorporar todas estas naciones, desde Polonia  hasta el Cáucaso, ampliando su ámbito y ese es la gran preocupación de China, que vería a sus competidores llegar directamente a Asia Central.

En las próximas semanas estudiaremos las aristas política- ideológica del conflicto y los aspectos económicos del mismo.


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