El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, enfrenta el mayor desafío de su mandato, que aún no llega a dos años, después de que la Asamblea Nacional por una amplia mayoría (104 votos de 125) aprobara el fin de semana iniciar un juicio político contra él.

En el informe elaborado por una comisión parlamentaria dominada por la oposición se acusa al jefe del Estado de supuestos delitos contra la seguridad del Estado y omisión en delitos contra la administración pública,

El caso contra Lasso comenzó luego de la filtración de un audio que aludía a una presunta trama de corrupción en empresas públicas en la que estaría involucrado un cuñado del presidente.

A diferencia de Perú, donde basta la conformación de una eventual mayoría parlamentaria para destituir mandatarios (Pedro Castillo y varios antes de él y de otro signo político), en Ecuador se abre ahora un camino que el informe tendrá que recorrer antes de su votación definitiva en la Asamblea.

El trámite, que puede tomar varias semanas, comienza con la presentación de la solicitud de juicio al presidente de Asamblea con los cargos de los que se acusa a Lasso y las respectivas pruebas. Luego, el Consejo de la Administración Legislativa verificará que el informe cumpla los requisitos y, si fuera así, lo enviará a la Corte Constitucional. Si esta lo admite, la suerte de Lasso estará echada, porque supone el retorno del expediente a la Asamblea y con 92 votos a favor se producirá la destitución. Si lo rechaza, el proceso se archiva.

La Corte Constitucional se supone que en principio actuará de acuerdo con la solidez de las pruebas, de lo que dudan juristas y analistas en Ecuador y el propio gobierno que considera el informe un arma de desestabilización sin fundamento. Pero la pregunta es si la Corte será inmune a las presiones políticas, en un escenario en el que Lasso está en franca desventaja.

A Guillermo Lasso, que durante 20 años fue presidente del Banco de Guayaquil, no le son ajenas las dificultades, Llegó a la presidencia en su tercer intento y tras perder en primera vuelta contra el candidato puesto por el expresidente Rafael Correa, quien sigue manejando los hilos de la oposición desde Bélgica, donde vive su asilo político tras ser condenado a 8 años de cárcel por el denominado Caso Sobornos.

La inestabilidad política, que es un signo en la región junto con mandatos de corte autoritario y escasas democracias solventes, puede sumar en Lasso una nueva víctima, a lo que ayuda su soledad política, con escasa fuerza en el parlamento, derrotado recientemente en elecciones regionales y con demandas sociales y económicas insatisfechas heredadas de gobiernos del correísmo, que, sin embargo, desata una guerra sin cuartel para retomar el poder.

Una declaración firmada por 26 exjefes de Estado y Gobierno, miembros de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), expresó un “ferviente llamado” a la Asamblea Nacional, a la Corte Constitucional, a los partidos, a la sociedad civil y al pueblo ecuatoriano para que se respete el período constitucional de Lasso.

Lo que se vive en Ecuador advierte acerca de la necesidad de construir sólidos apoyos políticos en la sociedad para superar la herencia y la ambición de quienes se consideran dueños del poder a perpetuidad.


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