Los acercamientos entre algunos políticos con dudoso propósito, la implacable amenaza del régimen, las terribles declaraciones y posiciones de varios candidatos y partidos, así como la carencia de una autonomía absoluta de la Comisión Nacional de Primarias (CNP), son misiles que impactarán gravemente a las primarias y luego -en cualquier caso- a las elecciones presidenciales de 2024.

Son obvias las intenciones del oficialismo de frustrar las primarias, no las esconden; por el contrario, las muestran groseramente. Pareciera que en ese propósito coincide con la mayoría de candidatos y partidos que no quieren medirse en unas elecciones primarias con María Corina. De allí que (sin el desparpajo de los chavistas), se produzcan encuentros, acuerdos y alianzas entre gallos y medianoche, para cerrarle el paso. Si para ello es necesaria cualquier acción o pacto que le impida participar en la contienda de octubre, lo harán sin que se les mueva un músculo de la cara. Veremos más temprano que tarde cómo cobra vida esta perfidia.

La CNP, por su parte, tiene como una de sus principales atribuciones, la de “Recibir y procesar las postulaciones de los candidatos”, contenida en el artículo 16 de su Reglamento Marco. Quienes participan en el proceso, tuvieron que cumplir con los requisitos de elegibilidad y de postulación, señalados en el artículo 8 de ese texto reglamentario, que establece en su ordinal 6: “Comprometerse a acatar las decisiones e instructivos de la CP como órgano rector de la Primaria, a reconocer los resultados que esta proclame, y a apoyar a quien resulte ganador”. En ninguno de sus supuestos, aparece como requisito el no estar habilitado por el régimen y, dándolas por buenas, procesó y admitió las candidaturas de Freddy Superlano, Henrique Capriles y María Corina Machado, todos inhabilitados arbitrariamente por esta dictadura. (Los dos primeros convenientemente inscritos para luego ceder sus puestos y “dar el ejemplo” del paso que a su juicio deben dar todos los inhabilitados).

Pese a la claridad del reglamento, que impone que cada uno de los inscritos en el proceso debe actuar bajo sus normas al comprometerse a acatar las decisiones e instructivos de la CNP, la actuación de varios candidatos postulados y sus partidos, se aparta y viola flagrantemente las reglas a las que están constreñidos. Así sucede cuando manejan a conveniencia, en forma estratégica, el tema de las inhabilitaciones como un impedimento para que María Corina -virtual ganadora de las primarias por abrumadora mayoría- sea la candidata de la oposición en las presidenciales del año próximo.

La CNP, como órgano rector del proceso, mantiene sobre este asunto, tan desleal como antirreglamentario, un sepulcral silencio que deja dudas sobre su autonomía y eficacia. Si no está exigido como requisito “no estar inhabilitado” por el régimen y por tanto ser hábil en las primarias, no solo debe la comisión llamar a capitulo a los demás candidatos, sino que tiene la ineludible obligación de hacer valer sus resultados para las elecciones del 2024 y especialmente a todos los demás candidatos y sus partidos perdedores de las primarias, tal como lo exige el mencionado artículo 16 de su Reglamento Marco, cuando los conmina a reconocer los resultados que esta proclame, y a apoyar a quien resulte ganador.

Si bajo esas reglas, impuestas por el Reglamento Marco de la CNP y aceptadas por todos los candidatos al inscribirse, no hacen causa común con la candidatura de María Corina, honrando su compromiso y, por el contrario, le niegan un futuro distinto al país con sus actos,  ganaría la perfidia y en el 2024 Venezuela sería de nuevo entregada, en la propia bandeja de plata, por los colaboracionistas al peor gobierno de su historia.

Al oficialismo no le conviene lidiar con una María Corina electa con amplia mayoría en unas primarias; aumentaría de por sí la presión interna y al no permitirle participar en las presidenciales, se deslegitimaría nuevamente Maduro como presidente electo en unos comicios que difícilmente reconocerían los Estados Unidos y buena parte de la comunidad internacional.  Tampoco le conviene a buena parte de varios de los que se dicen opositores, porque en sus manos está la encomienda de legitimar con su participación a Maduro con cualquiera de sus candidatos. Por eso preocupan las ambivalentes declaraciones de Mr. Juan González, asesor principal del gobierno de Estados Unidos para América Latina, cuando expresó que “la política con Venezuela no es propiciar un cambio de régimen, sino impulsar una vía electoral”.

Vale recordar con estos actos una célebre frase de Séneca: «Cui prodest scelus, is fecit», (Aquel a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido).

Pronto veremos qué pasará

@vabolivar

 


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