Los temas de política interna no son la especialidad de esta columna, pero ante tantos candidatos en la gatera presidencial, creo que la empedrada y tortuosa vía de un candidato de consenso se la pondría difícil al gobierno.

Como anunciaba el mítico narrador hípica Ali Khan, “Partida, se dio la largada, en los primeros cuatrocientos metros, se mantiene el pelotón”. Así mismo, semanas atrás, se dio la largada a la legítima aspiración de una caterva de precandidatos presidenciales, lo cual me retrotrajo al deambular de un país, política, económica y socialmente fallido como el Haití de Francois Duvalier, Papa Doc.

Lógicamente, unas elecciones primarias son o serían la mejor forma de escoger el abanderado que se tendrá que enfrentar con una mano amarrada y un grillo de 200 libras al candidato del oficialismo, quien hará uso de todo el ventajismo que le caracteriza. Pero la cuestión no está en la mano amarrada, el grillo o en ventajismo; el Nudo Gordiano está en ese espejismo llamado “unidad”.

Desde los tiempos de la Coordinadora Democrática, de la MUD, de todos los “G” y últimamente del G4, nunca ha cuajado la anhelada unidad; más bien la oposición se ha venido atomizando. Prueba de ello es la aparición en las redes sociales de una lista no menor de 30 preaspirantes y 24 organizaciones políticas, sin haberse dado aún la largada oficial; amén que unas elecciones primarias en la histórica política de la democracia no son buena referencia.

Una de las primeras experiencias de una consulta interna (aunque no precisamente a efectos de unas primarias), sino para la elección de las autoridades de Acción Democrática; fue la que produjo la división de AD y dio origen al MEP (1967), al no aceptar el Dr. Prieto Figueroa y Paz Galarraga los resultados de aquella consulta; y aunque AD perdió al final el gobierno, la democracia ganó, al ponerse a prueba la alternabilidad en el poder, esencia misma de la democracia. El Dr. Caldera se llevó la victoria con una pírrica suma de 18.000 votos y su opositor el Dr. Barrios reconoció su triunfo electoral.

Un segundo evento se da en 1971, cuando el indio Paz es nuevamente el protagonista de otro experimento, con una alianza entre el MEP y URD, llamada “La Nueva Fuerza”. El 29 de julio instalan un Congreso Extraordinario para elegir el candidato presidencial; donde compiten Paz Galarraga (MEP) y Jóvito Villalba (URD), triunfando el primero, lo cual dio como resultado que el maestro Jóvito Villalba no reconociera el triunfo de Paz Galarraga y cada uno montara tienda aparte.

El apostar por la vía electoral, en este momento, representa un cambio de estrategia de la oposición, reconociendo que hay escollos importantes que deben ser superados —sobre todo en términos de garantías democráticas y transparencia institucional—debido a que no se vislumbra otro camino para lograr un cambio de gobierno. Las sanciones internacionales al final no dieron el resultado esperado, a pesar de haberse aplicado como pocas veces se ha visto contra un país. Como resultado, el gobierno va aterrizando “rueda libre hacia el 24, pues ha logrado transferir el peso de las sanciones a la población. Lo cierto es que Maduro asumió para sí un postulado Romulero: “El principal deber de un gobierno es evitar que lo derroquen; mientras que las alternativas militares tampoco son viables, y menos pensar en una operación al estilo Hollywood o Netflix, para poner a alguien más al estilo Haití. Por eso, la única salida es electoral.

Ahora la cuestión está en que si la llamada oposición oficial y la oficialista no se ponen de acuerdo, cada día le despejan el camino al gobierno. La multiciplidad de partidos y candidatos, son el mejor ejemplo de la expresión“Divide y vencerás” atribuida al emperador romano Julio César.

No es de extrañar que durante el proceso para la organización de unas primarias aparezca un bicho extraño, otro camaleón, gato pardo, alacrán o cangrejo que al final, como sucedió en 1967 o 1971, venda su alma al diablo, al no estar de acuerdo con los resultados, rompa el pacto y se lance aparte y divida a la oposición, haciéndole el trabajo de zapa al gobierno. Por esas razones, no dudo del gobierno, sino de unas primarias.

Finalmente para aterrizar, ante la falta de credibilidad que se tiene de los partidos, de los líderes políticos e incluso de la transparencia con que muchos actúan, el camino no parte de unas primarias, sino por la difícil vía de un candidato de consenso que daría mucha más fortaleza, compromiso y credibilidad, sin embargo para eso tendría que haber un proceso de recapacitación sobre los errores cometidos durante esto 23 años;realizar los actos de contrición necesarios, y despojarse del “yoísmo” y del ego con el cual están investido muchos de los aspirantes pre presidenciales. En una segunda fase buscar un candidato, como Diógenes de Sinope, quien con una linterna buscaba un hombre, la oposición debería buscar su candidato por la vía del consenso, con la suficiente talla moral que unifique al país frente al Leviatán del siglo XXI


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