Mucha gente calificada piensa que Venezuela se acabó, en tanto que su futuro no puede ser sino peor a su presente. Esa es una posibilidad, y negarlo sin más sería cosa de necios. Pero Venezuela también tiene la posibilidad de salir adelante. No creo que se haya llegado al fin de su historia…
La posibilidad de un cambio efectivo que supere a la hegemonía despótica y depredadora no es un imposible histórico. La mayoría sustancial de los venezolanos ansía un cambio fundamental. Cierto que ahora no hay una conducción política dispuesta a impulsarlo. Acaso lo contrario. Pero eso también puede conllevar al surgimiento de voces distintas y comprometidas a darle cauce al inmenso rechazo que suscitan Maduro y los suyos. Rechazo que debe ser fuente de posibilidades de cambio.
La destrucción de la estructura democrática, económica, de servicios públicos y sociales es masiva y aparatosa. ¿Pero ello significa necesariamente que sea irrecuperable? Destruir es fácil, lo sabemos bien y lo padecemos. Reconstruir es muy difícil, pero por más difícil que sea no es imposible. El potencial de Venezuela ayuda al respecto.
Nosotros los venezolanos, como todo pueblo, tenemos activos y pasivos. Los mandoneros de la hegemonía y sus acólitos expresan el zumo de esos pasivos. Pero también existe esa Venezuela afirmativa, en la que los activos se destacan. Y existe dentro y fuera del territorio nacional. Otro fundamento de posibilidad de cambio para bien.
Comprendo que puedo estar equivocado. Pero la experiencia enseña que la posibilidad de salir adelante, hacia la libertad y la justicia, se mantiene, aunque un vistazo a la realidad indique que todo está perdido.
Las posibilidades positivas de Venezuela están allí. Y parece que lo prioritario es tratar de demostrarlo, a fin de convencer, animar y luchar, para hacerlas realidad. Para que Venezuela se libere de la cadenas que la oprimen.