No hace falta explicar qué es Cecodap y cómo esta organización no gubernamental lleva años tratando de ayudar a niños y adolescentes venezolanos. Cuando alguno de sus voceros lanza un alerta, llama la atención sobre algo que le ocurre a esta parte de la población, la preocupación es general. Menos entre los personeros del régimen.

Abel Sarabia, coordinador de la ONG, denunció días atrás que ha aumentado el número de muertos a manos de los cuerpos de seguridad del Estado. Esta es una realidad que se ha ido palpando diariamente. Sin embargo, a veces se diluye entre tanta tragedia y con el tiempo ya no sorprende, por lo que desaparece de los grandes titulares.

La sola mención de esta realidad debería disparar una serie de mecanismos que traten de solucionar este problema, pero las víctimas y sus familiares tienen casi 20 años esperando una respuesta.

Las cifras que recoge Cecodap son muy variadas, pero todas centradas en el sufrimiento de los niños y adolescentes del país, algunos de ellos que quedan sin padres porque algún policía o militar los mató.

No solo se trata de la violencia, se trata de la emergencia humanitaria y las secuelas que va a dejar en esta población vulnerable. Son marcas imborrables, afirma Sarabia.

Y lo más triste, es que comienzan a manifestarse desde ahora, en medio del derrumbe del país, sin que pueda existir ninguna forma de contención. Es por eso que las ONG alzan su voz una y otra vez.

Un adolescente con depresión, que tiene ideas de muerte, no puede acceder a ningún tratamiento ni puede ser examinado por ningún centro de salud del Estado. Simplemente, la salud mental de los jóvenes venezolanos no es un asunto importante, no lo ha sido en estos 20 años.

Antes existían hospitales psiquiátricos. Ya eso quedó en el olvido, son estructuras que más bien parecen ruinas. En los nosocomios que están operativos, los servicios de psiquiatría son prácticamente inexistentes. Una hospitalización para un paciente de este tipo en un centro privado cuesta alrededor de 3.000 dólares, dice el coordinador de Cecodap.

¿Cómo ayudar a esos muchachos? ¿Cómo evitar que se quiten la vida si lo que ven diariamente es una realidad espantosa y no tienen a quién acudir?

El aumento del número de consultas en Cecodap es significativo. De un poco más de 600 en 2018, este año creen que cerrarán en aproximadamente 1.000. Y no se dan abasto.

Menos mal que esta y otras organizaciones, como pueden, salen a socorrer a los venezolanos, porque hasta ahora no hay políticas públicas que traten de erradicar la violencia o darle a los niños y adolescentes un ambiente saludable para crecer.

Este régimen no ha sido capaz de garantizar la alimentación ni para el cuerpo ni para la mente.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!