Desde que Satoshi Nakamoto creó el 31 de octubre de 2008 el primer Bitcoin, se inició un movimiento de detractores de este criptoactivo. Sin embargo, ha demostrado ser “duro de matar”. A pesar de los ataques que llevan 15 años, el token ha sobrevivido.

De hecho, el Bitcoin y las empresas de criptomonedas están luchando con la creciente posibilidad de que Estados Unidos trate de prohibir a estos activos digitales “silenciosamente”.

Lo último en esta materia se dio a conocer el pasado 11 de abril y tiene que ver con la estrategia de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, mejor conocida como la SEC por sus siglas en inglés, para regular más al ecosistema de Bitcoin.

Para ello, la institución abrió vacantes para abogados que quieran formar parte de la División de Activos Digitales, el brazo del regulador que supervisa las actividades relacionadas con ese criptoactivo.

La iniciativa de la SEC se suma a otras emprendidas en Estados Unidos en materia de regulación de las criptomonedas. En marzo de 2022, el presidente de ese país, Joe Biden, firmó un decreto que busca supervisar y crear políticas sobre los activos digitales, así como alentar la investigación sobre una criptodivisa respaldada por el gobierno americano.

Las intenciones detrás de esa regulación es que la Casa Blanca interpreta en el auge de los activos digitales «una oportunidad para reforzar el liderazgo estadounidense en el sistema financiero global y en la frontera tecnológica».

Al mismo tiempo, desea abordar «la protección del consumidor, la estabilidad financiera, la seguridad nacional y el riesgo climático», una preocupación compartida desde hace tiempo por varios reguladores gubernamentales.

Y, mientras tanto, la influyente senadora demócrata Elizabeth Warren se declara abiertamente “enemiga” del Bitcoin y demás criptomonedas. Ella ha asegurado que está “construyendo un ejército anticripto” como parte de su campaña de reelección.

A través de la red social Twitter, propiedad de uno de los grandes defensores de las criptomonedas Elon Musk, la estadounidense alienta a sus seguidores a apoyar la causa de acabar con el mercado cripto.

La ley contra el lavado de dinero de activos digitales de 2022, a la que se opusieron tanto los republicanos como demócratas, fue la culminación de los intentos de Warren de destruir el negocio.

En febrero declaró que volverá a presentar la medida ante la instancia legislativa, pues ella quiere blindar a los “individuos más vulnerables” de los activos digitales, por considerarlos peligrosos.

Del otro lado de la acera tenemos a Robert F. Kennedy Jr, quien recientemente presentó su candidatura presidencial para ocupar la Casa Blanca. Él ha expresado su simpatía con los principios que defiende Bitcoin. Considera que la criptomoneda es útil porque “proporciona una vía de escape al público para cuando la burbuja estalle invariablemente”.

El abogado ambientalista y sobrino del asesinado presidente estadounidense John F. Kennedy en un tuit polemizó sobre “las andanadas hostiles” del gobierno de Joe Biden contra las criptomonedas y el Bitcoin.

Ahora bien, ¿la senadora Warren logrará su objetivo? Eso está por verse. Lo cierto es que ninguna regulación, que es otro de los objetivos que se han propuesto el gobierno y organismos estadounidenses, hará que el Bitcoin pierda su descentralización pues es un commodity que no lo controla nadie.

Además, es transparente y pública su información. Nosotros sabemos cuánto se mina en Bitcoin diariamente, conocemos su cotización. La regulación lo que hará es que muchísimo más dinero entre en el mercado porque hay reglas claras.

Y lo que está ocurriendo en Estados Unidos es una muestra más de las “pasiones” que despierta el Bitcoin.


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