Como se sabe, una banda de chavistas merideños, tal vez estudiantes pero sin duda representantes de la barbarie, la emprendieron de nuevo contra la institución más venerada de la ciudad y la más destacada de la región. La oscuridad se cebó o se quiso cebar otra vez contra la ULA, como si no bastaran las afrentas que ha sufrido en el pasado reciente.

El rectorado es el lugar más emblemático de la universidad emeritense. Situado en el centro de la ciudad, acoge los despachos de las autoridades centrales, es sede del Consejo Universitario, llega a escalas de regocijo académico en las ceremonias del Aula Magna que destaca en su centro y resguarda la estatua del fundador. La institución esparcida en diferentes lugares de la ciudad y en ciudades de Trujillo y Táchira, se congrega y se hace un solo espíritu en ese espacio esencial.

Contra ese recinto tan señalado trató de empinarse la barbarie. Sus nobles paredes fueron mancilladas con letreros amenazantes de pintura roja a través de los cuales la dictadura anunciaba represalias contra el equipo rectoral, contra los catedráticos, contra los estudiantes  y contra  todos los miembros de la comunidad universitaria  por su apego a los principios cívicos y democráticos que los autores nocturnos y cobardes de la pintada consideran como traición a la patria.

Mérida amaneció enlutada por la agresión, pero pasó del duelo al regocijo cuando vio cómo los estudiantes se apresuraban a limpiar los venerados muros, las respetadas áreas que habían sufrido la avilantez de la brocha gorda. En silencio y con la cara en alto, los jóvenes hicieron fila con baldes de agua e instrumentos de limpieza para deshacerse de las consignas afrentosas, conducta digna que fue imitada de inmediato por un grupo de catedráticos conmovidos y agradecidos.

Hermosa respuesta, maravilloso gesto de gratitud hacia la ULA, es decir, hacia los valores que divulga y representa. La barbarie no se esperaba esa consonancia, esa manifestación espontánea y automática de principios unificados que tendrán custodia permanente en lugares como el atacado. Y que nos animan a todos a continuar la lucha por la restauración de la democracia y de la luz en Venezuela, desde luego.


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