Piedad Córdoba negó otra vez que recibió comisiones para facilitar la entrada de Alex Saab al gobierno venezolano, pero tal vez sin proponérselo entorpece la campaña de sus amigos chavistas para presentar ahora al llamado testaferro de Maduro como “preso político” de Estados Unidos, en otra de sus mil caras.

En una declaración que simplemente recuerda los manejos de Saab, la senadora del Pacto Histórico (la coalición de Petro) le dijo a finales de este mes al medio colombiano Semana que su nombre no está en una supuesta investigación reciente en la que aparecen figuras de la derecha colombiana que sí tenían negocios con el empresario barranquillero.

Se sabe sin embargo que Alex Saab se hizo multimillonario a la sombra del régimen de Maduro, beneficiándose de un entramado de empresas fantasma dedicadas a las importaciones ficticias, y persiste la sospecha de que Piedad Córdoba cobraba una comisión para que se descongelaran fondos en Venezuela no solo a favor de Saab sino de un grupo numeroso de industriales y empresarios de Colombia, sin entrar en detalles sobre si eran “de la derecha”.

Acosado y perseguido por el temor a lo que Alex Saab pueda decir a la justicia norteamericana, el chavismo difundió a comienzos de febrero un audio donde el empresario se declara convencido de que es un “prisionero político” de Estados Unidos. Pero este país lo acusa de usar su sistema financiero para lavar el dinero sucio de una red de corrupción basada en sobornos para obtener contratos y en fraudes al control de cambio de divisas en Venezuela.

Marshall Billingslea ex subsecretario del Tesoro para el combate del financiamiento del terrorismo, ha dicho que Saab es uno de los principales testaferros de Maduro pero todavía habría que seguir averiguando la relación “con la primera comandante y Nicolasito”.

La solidaridad de quienes insisten en la metamorfosis de Alex Saab -impulsado  a desempeñar papeles de diplomático, hombre sencillo y simple, escritor y ahora hasta preso político- paradójicamente parece reflejar la creciente preocupación por el probable rol del empresario colombiano como confidente de la DEA. “Van casi mil días desde que fui ilegalmente detenido”, se queja Saab en el audio difundido en redes sociales. Curiosamente en ese lapso también ha mostrado mil caras.


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