De izq a der: Iván Velásquez, nuevo ministro de la Defensa; León Valencia, ex guerrillero del ELN; Natalia Springer, socia del fiscal Monteverde en contratos multimillonarios de corrupción; Claudia López, alcaldesa de Bogotá; e Iván Cepeda, senador pro FARC

Es una norma elemental de administración pública que el cargo de ministro de un área se le encomiende a alguien con conocimiento y buenas relaciones con ese sector. Esto es particularmente relevante en un sector tan sensible como lo es el de seguridad y defensa nacional. Ahora bien las Fuerzas Militares como institución garante del Estado democrático son asediadas por el socialismo del siglo XXI para aniquilarlas desde adentro y poder así establecer la tiranía, esto lo advertía desde hace dos años: “Esta intimidación ha llegado al nivel del irrespeto por nuestras Fuerzas Militares, hay que detener esta afrenta al honor institucional y personal de los militares, o la democracia estará irremediablemente perdida”.(https://www.lalinternaazul.info/2020/07/23/respeto-por-nuestras-fuerzas-militares/ ). Señalaba en ese artículo que “La teoría gramsciana del marxismo cultural postula la toma del poder a través del dominio de la superestructura institucional del país. Se coopta las partes integrantes del ‘establishment’ y aquellas que se resisten a ello se les aniquila. En Colombia prácticamente ya toda la estructura estatal está cooptada por el narcoterrorismo comunista, que quiere implantar el socialismo del siglo XXI”.

Esto llevó a que este tuviese plena libertad para aplicar la cartilla del Foro de Sao Paulo. Esta estrategia llevó al pueblo al extremo de la desesperación de votar por el candidato antidemocracia. Los “paros”, actos subversivos disfrazados de protesta frente a los cuales Duque fue blando, llevaron al triunfo de Petro.

Pero la dictadura del socialismo del siglo XXI no se puede instaurar si no se aniquila el bastión democrático que son las Fuerzas Militares, por eso es que Petro tiene como primer objetivo la destrucción de estas, y no lo disimula. La designación de Iván Velásquez, quien se ha empeñado en aniquilar la democracia en el continente así lo demuestra. Velásquez es ampliamente conocido por sus estrategias para perseguir a defensores de la democracia como Uribe, con procedimientos ilegales como la intención de comprar testigos falsos, así fue que en 2007 alias Tasmania denunció desde la cárcel que un magistrado, Iván Velásquez, le había ofrecido beneficios judiciales a cambio de enlodar al presidente de la república, es decir, a Uribe. Recientemente lo denunció el Tuso Sierra, quien ha dicho que el exfiscal Eduardo Montealegre y el exmagistrado Iván Velásquez le ofrecieron dádivas para que hablara en contra del expresidente. Obviamente, una justicia parcializada hacia la izquierda como la colombiana, no ha hecho que estas denuncias tengan su efecto jurídico. No contento con atentar contra la democracia en Colombia, Velásquez lo intentó también en Guatemala, con la misma estrategia, pero allá sí no comieron cuento y se defendieron valientemente del socialismo del siglo XXI, descalificaron a la comisión de la ONU presidida por Velásquez y a este le prohibió el ingreso en el año 2018, como corresponde a una democracia defenderse de la subversión totalitaria que quiere destruirla. Acá no, en Colombia el liderazgo democrático se hizo la vista gorda frente al peligro del socialismo del siglo XXI y por eso está ahora en el poder.

Con ese poder Petro y sus secuaces, entre los que se incluyen los cobardes líderes políticos de los partidos “Conservapuestos” y “Liberticida” que le aplauden la estrategia; Petro no disimula en su intención de destrucción de las Fuerzas Militares al nombrar como ministro de la Defensa a unos de los peores enemigos de las Fuerzas Militares, las propias expresiones denigrantes de este contra ellas lo comprueban, basta revisar su cuenta de Twitter:

“Policías de civil o fuerzas parapoliciales? ¿Qué acciones realizan en las manifestaciones? ¿También están armados? ¿Disparan como civiles en las manifestaciones? El papel de la policía debe ser transparente” (5 de mayo de 2021)”. “Estamos con el Estado que nos proteja, no con el Estado que nos reprima” (3 de junio de 2022)”. “¿Y qué pasó con el Ejército más profesional, capacitado y de los más numerosos de América Latina? ¿Dirán algo el no-censurado ministro Molano y el héroe Zapateiro?” (6 de mayo de 2022)”. “Hay muchísimos más que 6.042 para desear que el 29 de mayo sea el día en que empiece el desmonte del régimen uribista y con el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, la construcción de la democracia, la paz, el progreso, la vida digna para toda la población” (día de las elecciones). Iván Velásquez consuetudinariamente ha generalizado de militares y policías que han cometido delitos a acusar a toda la institución de corrupción, ha señalado a la alta oficialidad de estar manchada de sangre, es decir, le ha dicho a las Fuerzas Militares corruptas y asesinas, ¿cómo puede alguien con dos dedos de frente designarlo ministro de la Defensa?

Está claro: porque su designación es una afrenta a la corporación que va a dirigir, siguiendo el guion chavista va a perseguir a todo oficial que no se arrodille al socialismo del siglo XXI y va a querer convertir las Fuerzas Militares en una guardia pretoriana de Petro. El objetivo es convertir a Colombia en un narcoestado, el petrismo con las FARC, el ELN y el Cartel del Golfo gobernarán en función de aupar la producción y consumo de la droga, para destruir el tejido social de la nación.

Lo peor es que no contamos con la alta oficialidad militar para resistir a esta estrategia de destrucción de su propia corporación, puesto que fue sumisa al farcsantismo al apoyar el acuerdo de paz que entregó el país a las FARC, en manos de ellos, como garantes de la seguridad nacional estaba el no aceptar ese vil pacto del cual tiene razón Fernando Londoño en decir que se debe hacer trizas. Todo está consumado, desde la aceptación casi unánime del establecimiento de la dictadura del farcsantismo al desconocer la voluntad popular expresada en el plebiscito de 2016 y por medio del “fast track” el parlamento legislar en función de la implementación de esa dictadura. El mismo que en el Senado dirigió esa acción criminal de entrega del país a las FARC, Roy Barreras, está ahora en lo mismo para el ELN y el Cartel del Golfo. El pueblo resistió y votó contra ese estado de cosas eligiendo a Duque, este traicionó ese mandato al gobernar con el farcsantismo y ello facilitó la llegada del socialismo del siglo XXI al poder. Solo queda la resistencia popular encabezada por líderes corajudos que no se plieguen al Pacto Histórico e impidan que las pasadas elecciones sean las últimas democráticas y que como Ecuador la democracia venza al socialismo del siglo XXI.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!