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Hoy no les voy relatar temas sobre la aviación –para darme unas vacaciones– pero les voy hablar sobre un tema que me ha llamado mucho la atención: las elecciones de Estados Unidos, y sobre el cual no hubiera podido ni siquiera imaginar que durante ellas se desarrollaría un supuesto proceso de fraude, como el que hemos visto describir por el propio presidente Donald Trump, como tampoco los eventos y hechos que están por definirse en los próximos días.

El 22 de diciembre, el presidente Trump hizo unas declaraciones a los ciudadanos estadounidenses con respecto al desarrollo de lo sucedido durante el día de las elecciones y los días que le siguieron.

Me dediqué a leer y traducir esas declaraciones para entender en qué se basa él para afirmar que las elecciones fueron un fraude y conocer su explicación de cómo fue que sucedió. Creo que, para los interesados en el tema, vale la pena leerlo, analizarlo y entenderlo.

Y lo siguiente fue lo que dijo:

“Mis conciudadanos, hoy quiero explicarles por qué estoy tan decidido a buscar todas las opciones legales y constitucionales disponibles para detener el robo de las elecciones presidenciales.

Como presidente, uno de mis deberes más solemnes es proteger la integridad de su sagrado derecho a votar.

Este año, utilizando el virus como pretexto, los funcionarios demócratas en los estados decisivos y claves, violaron ilegalmente sus propias leyes estatales con el fin de permitir, alentar y facilitar el fraude en una escala nunca vista en la historia de nuestro país. La verdad es que ganamos la elección por una avalancha, como lo queremos, a lo grande.

Hoy les voy a dar los hechos que todo estadounidense necesita saber.

Regresemos a la noche de las elecciones.

Antes de la medianoche, teníamos una ventaja dominante en los estados decisivos, ganamos Florida por un número récord de votos, obtuvimos en Ohio un número récord de votos y de la misma manera ganamos en Iowa por 8,2%.

Muy diferente a la falsa narrativa mostrada en los medios, superábamos por 293.000 votos en Michigan, 112.000 votos en Wisconsin, 356.000 votos en Georgia y casi 700.000 votos en Pensilvania; todos estados indecisos.

Estos números eran absolutamente imposibles de superar para Joe Biden y los demócratas lo sabían, y todo el mundo lo sabía, y lo entendía bien nuestra nación. Los grandes profesionales de la política me llamaban para felicitarme por nuestra victoria.

Entonces, de repente, todo comenzó a desaparecer, todo comenzó a cambiar, el conteo de votos se detuvo abruptamente en varios estados, en medio de la noche hubo una serie de regresiones de votos, masivas y estadísticamente inconcebibles, que afectaron los resultados en un estado tras otro.

A las 6:31 am, muy temprano en la mañana, Michigan repentinamente reportó 147.224 votos, 94% para Biden, 6% para Trump. A las 4:42 am, Wisconsin informó 143.279 votos, casi todos para Biden. Una caída masiva similar ocurrió en Georgia a la 1:34 am, nuevamente; casi todos estos votos para Biden.

Estos picos gigantescos y ridículamente planificados por un solo lado, fueron milagrosamente lo suficiente para empujar a Joe Biden hacia la delantera en todos los estados clave.

Estas anomalías evidentes son solo la punta del iceberg pues ganamos en 18 de los 19 condados líderes; los cuales cuentan con el récord de haberse predicho correctamente en ellos al ganador de cada elección presidencial durante los últimos 40 años.

También ganamos Ohio, Florida e Iowa por márgenes históricos; lo que significa que Biden sería el primero candidato desde 1960 y solo el segundo candidato en la historia de Estados Unidos en ganar la Casa Blanca mientras pierde los tres estados principales.

Y ni siquiera estuvo Joe Biden cerca de la parte superior de la lista: los demócratas perdieron 25 de los 26 escaños de la cámara. Ese es un récord. Se proyectaba que los demócratas ganarían 15 escaños y, en cambio, debido a mi éxito y a los “aprovechados” – como ellos los llaman -, perdieron 14 escaños. Así que pensaban que iban a ganar en grande y terminaron perdiendo en grande.

Mi campaña recibió más votos que cualquier presidente en la historia: casi 75 millones de personas votaron por mí.  Obtuvimos aproximadamente 12 millones más de votos de los que obtuvimos en 2016; el mayor aumento de votos para un presidente en ejercicio jamás registrado. También recibí la mayor proporción de votantes no blancos que cualquier republicano en más de 60 años. De hecho, lo hicimos mejor con los votantes afroamericanos e hispanos en todo el país excepto por un pequeño puñado de ciudades corruptas dirigidas por demócratas en lugares clave de estados indecisos, notorios por el fraude, como Milwaukee, Detroit, Atlanta y Filadelfia; todas ellas bajo gobernadores políticos demócratas.

Ningún presidente ha perdido jamás la reelección mientras ha obtenido ganancias tan extraordinarias en todos los ámbitos. Nunca ha habido algo así.  A pesar de toda esta evidencia de una victoria atronadora y de todas estas proyecciones durante toda la noche, quieren que creamos que Joe Biden, quien rara vez salió de su sótano para hacer campaña de alguna manera, recibió 11,7 millones de votos más que Barack Obama y venció a Barack Obama en todo el país. Es histórica, matemática, política y lógicamente imposible. No sucedió, él no ganó, nosotros ganamos por una avalancha.

Durante las últimas siete semanas hemos presentado abundantes evidencias que prueban cómo los demócratas perpetraron este monstruoso fraude al pueblo estadounidense y, de hecho, al mundo.

Primero, hemos demostrado que los funcionarios en prácticamente todos los estados claves, violaron descaradamente sus propias leyes estatales para cambiar los procedimientos electorales, eliminar las barreras de protección, promover el fraude y beneficiar ilegalmente a Joe Biden y los legisladores que tienen que hacer los cambios, rara vez o nunca fueron utilizados.

Por ejemplo, el secretario de Estado demócrata radical de Pensilvania suspendió todos los requisitos de verificación de firmas infringiendo la ley de Pensilvania; sin mencionar los grandes y muy ilegales buzones de votación.

En Michigan, el secretario de Estado, un demócrata, inundó ilegalmente el estado con solicitudes de boletas de voto en ausencia a pesar de que la ley de Michigan limita estrictamente la distribución de las boletas de voto en ausencia.

En Wisconsin, en las principales ciudades demócratas desplegaron más de 500 urnas de entrega de boletas sin ser verificadas y no observadas que eran abiertamente ilegales, allanando el camino para la recolección ilegal de boletas y un tremendo fraude.

En Georgia, el secretario de Estado comenzó a procesar ilegalmente las boletas semanas antes del día de las elecciones y también destruyó los sistemas de verificación de firmas violando la ley. Se hicieron muchas otras cosas horribles en Georgia.

Estas acciones por sí solas fueron más que suficientes para manipular los resultados de las elecciones para los demócratas.

En segundo lugar, las tasas de rechazo de boletas de voto en ausencia demostraron que cientos de miles de boletas ilegítimas se contaron en los estados claves. Esto fue suficiente para cambiar los resultados de las elecciones por sí solo.

En 2016, 6,4% de las boletas de voto en ausencia enviadas por correo fueron rechazadas en Georgia. Este año menos; algo más de un pequeño porcentaje del 1% fueron rechazadas por lo que disminuyó el porcentaje de rechazo por una diferencia de más de 30 veces. El mismo fenómeno ocurrió en Pensilvania y otros estados. Estaban aceptando todas estas boletas, muchas de las cuales eran absolutamente ilegales.

En un año en el que el número de boletas de voto por ausencia enviadas por correo fue el más alto de todos los tiempos, la tasa de rechazo fue mágicamente la más baja de la historia y ni siquiera se acercó. La única explicación posible es que decenas de miles de boletas se procesaron ilegalmente y se contaron.

La mayoría de los estadounidenses se sorprendería al saber que en ningún estado indeciso existe un intento significativo de verificar la identidad de residencia de ciudadanía o la elegibilidad para votar en ausencia. En resumen, el potencial de actividad ilegal es ilimitado y eso es lo que acabamos de experimentar.

En tercer lugar, cientos y cientos de testigos se han presentado para testificar bajo pena de perjurio sobre el engaño y el fraude que vieron con sus propios ojos. Los testigos han jurado que vieron a los trabajadores electorales fechar ilegalmente y contar miles de lotes [de boletas] muchas veces, descargar cajas y cajas de boletas todas con la misma firma. Hay ofrecimientos de otros testigos para atestiguar haber visto miles de boletas inmaculadas, sin arrugas ni pliegues, todas votando por Biden;  y, cuando no tienen pliegues,  eso significa que no fueron enviadas vía correo, significa que fue un fraude.

A los observadores electorales republicanos se les negó el acceso crítico y se contaron cientos de miles de votos en ciudades controladas por los demócratas en los estados esenciales. Incluso hay imágenes de cámaras de seguridad de Georgia que muestran a los funcionarios diciéndoles a los observadores electorales que salieran del local antes de sacar maletas de debajo de las mesas con boletas  y continuar contándolas durante horas. La razón por la que se vieron obligados a salir del local fue porque les dijeron que había una ruptura de la tubería principal de agua. La ruptura de la tubería principal de agua nunca ocurrió, no hubo ruptura de la tubería principal de agua. En muchos casos los observadores electorales republicanos fueron retirados físicamente de las habitaciones.

Además, existe el asunto profundamente preocupante relatico a los sistemas de votación de Dominion. Solo en un condado de Michigan se cambiaron 6.000 votos de Trump a Biden.”

Supongo que todas estas declaraciones están destinadas a conseguir el apoyo y la presión ciudadana sobre los senadores, representantes y jueces de diferentes tribunales incluyendo a los  del Supremo Tribunal de Justicia de los Estados Unidos.

Por otro lado, vía Twitter el pasado 29 de diciembre, el propio @realDonaldTrump redactó un mensaje, haciendo especial énfasis en el gobernador de Georgia, el republicano Brian Kemp, que, traducido al español, dice así:

“¿Cuándo se nos permitirá realizar la verificación de firmas en el condado de Fulton, Georgia? El proceso va MUY lento. @BrianKempGA Pensilvania acaba de encontrar 205.000 votos más que votantes. Por lo tanto, GANAMOS Pennsylvania !!!”

Creo entender hacia dónde se dirige todo lo anterior.  El objetivo final debe ser mantener el control republicano del Senado. Ese resultado se lograría si el 5 de enero triunfan los senadores republicanos Kelly Loeffler y David Perdue quienes disputan todavía en segunda vuelta escaños en el Senado por el estado de Georgia. Hábilmente. Loefler y Perdue están respaldando la indemnización de US$ 2000 por ciudadano que fue inteligentemente solicitada por Trump y que ya fue aprobada por la Cámara de Representantes.

La aprobación de la indemnización en la Cámara de Representantes fue muy singular ya que, desde su proyección política y frente a sus votantes, la mayoría demócrata que controla la Cámara de Representantes no podía negarse a mejorar las ayudas al pueblo norteamericano que solicitó Trump sin pagar un alto precio político.

En el Senado palpita otro tema. Ahora la responsabilidad de la unidad de la mayoría republicana en el Senado recaerá única y exclusivamente sobre Mitch McConnell, líder de la bancada y primer senador republicano en reconocer el triunfo de Biden.

De mantener los republicanos la mayoría en el Senado, me imagino que es casi seguro que el día 6 de enero habrá objeciones a los resultados de los Colegios Electorales por parte de algunos Senadores y miembros de la Cámara de Representantes.  Y es aquí donde creo que se ejecutará el último movimiento estratégico.

Utilizando todo su liderazgo y poder de convocatoria, Donald Trump está llamando a todos sus simpatizantes a una masiva y multitudinaria concentración para ese mismo día 6 de enero en Washington D.C, la cual, se estima,  podría llegar al millón de personas.

Si, después de recibidas las objeciones y asumiendo la disposición de ambas cámaras a sesionar por separado, se encontraren los suficientes méritos para eliminar los votos electorales de los estados implicados en los conflictos por resultados cuestionados por fraudes y si entonces ninguno de los dos candidatos logra obtener el número mágico de 270 votos electorales, presenciaríamos la aplicación del método de “Elección Contingente” previsto en la constitución.

Según este método de “Elección Contingente”, se descarta todo lo acontecido desde el día de las elecciones.  La elección del Presidente será efectuada por la Cámara de Representantes pero con la característica de que cada estado de la Unión tiene un solo y único voto y, por lo tanto, los representantes de cada estado tendrán que acordar a quien favorecer con ese solo voto. Por su parte y en sesión separada, el Vicepresidente será elegido por el Senado en cuya elección cada senador tiene un voto. Si se da la conjunción de votos favorables para Trump en la Cámara de Representantes, podría ser reelecto. Y si se mantiene la mayoría republicana en el Senado, el Vicepresidente que acompaña a Trump será elegido.

De perder Donald Trump esta última batalla, no creo vaya más allá, y creo que aceptará haber perdido la elección y el mundo verá en progreso el Socialismo mundial.


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