Todo aquel que inicia un negocio siempre se está arriesgando a dos posibilidades: que sea exitoso o que sea un fracaso. Los primeros años, por lo general, suelen ser los más difíciles para lograr su crecimiento, sobresalir en el mercado y conquistar a los consumidores. Incluso, en los momentos duros aparecen los cuestionamientos: se piensa que el emprendimiento no tiene hacia dónde seguir creciendo o que no está dando sus frutos porque los rendimientos no se ven reflejados de forma inmediata.

Shark Tank o Negociando con tiburones, el popular programa estadounidense con “sucursales” en Colombia y México, desde que estrenó en 2009 se ha dedicado a mostrar concursantes, en este caso emprendedores, que presentan sus ideas frente a un panel de inversionistas y tratan de impresionarlos con la esperanza de ganar el apoyo de ellos.

Los “tiburones” suelen ser empresarios tenaces, con experiencia en capital de riesgo y una gran agilidad y visión de los negocios. En lo que respecta al reality show, ellos son los responsables de evaluar los emprendimientos y decidir si invierten o no importantes sumas de dinero en esas iniciativas.

A lo largo de las temporadas, tanto en la versión en inglés como en español, los “tiburones” reiteran lo que para ellos son las principales claves para iniciar un negocio. Lo primero que destacan es que el emprendedor debe creer en sí mismo y en su proyecto –conocer 100% lo que vende– y transmitir confianza y seguridad, pues de eso depende poder convencer a potenciales clientes o inversionistas.

Sin embargo, esto no implica esperar hasta tener un producto o una idea totalmente pulida, ponerla en práctica es lo que permite comprobar su viabilidad comercial. Para ello, sostienen los “tiburones”, también se debe conocer a profundidad el mercado en el que se puede incursionar, así como tener un plan de negocios con una proyección a corto, mediano y largo plazo que marque el rumbo por el que se quiere llevar a la naciente compañía.

Pero hay más. Los empresarios emergentes requieren diversificarse, es decir, ampliar sus horizontes y conocer las alternativas que ofrece el mercado. También es necesario que se involucren en la parte “fría” del negocio. Esto se traduce en tener el perfecto manejo de los números para determinar si el emprendimiento es realmente rentable, si es el momento de retirar el dinero o seguir adelante.

Como todo, están los detractores, quienes se preguntan por qué considerar recurrir al tipo de financiamiento que promueve Shark Tank. Sostienen que tiene un lado que no es tan cordial. “Los tratos, en ocasiones, no son nada favorables para los emprendedores”, han señalado. Y cuestionan a los emprendedores por creer que el “modelo tradicional” les dará resultado.

También simplifican los pasos: “Ten una idea para una nueva empresa, escribe un plan de negocios, recauda capital de riesgo y hazte rico”. Para demostrar que esa fórmula “nunca” funciona así, citan a John Mullins, experto en financiamiento y creador de The Customer-Funded Business: “Las compañías de más rápido crecimiento en el mundo no siguieron este evangelio convencional”.

¿Entonces cómo financiaron sus empresas sin inversionistas? Según Mullins, lo hicieron a través de modelos de negocio en los que los clientes son los que van inyectando de capital a la empresa, la cual puede concentrarse en crecer y no en pagar deudas o regresar inversiones.

Pero lo cierto de todo esto es que las fórmulas mágicas no existen, y lo que funciona para un negocio puede que para otro no. Las recomendaciones y sugerencias son válidas, pero hay que adaptarlas a la realidad de cada iniciativa empresarial. De hecho, hay proyectos que fueron rechazados por los “tiburones” y luego se convirtieron en exitosos emprendimientos.

Tal es el caso de DoorBot, que en 2013 fue rechazada por los inversionistas de Shark Tank y cinco años después fue adquirida por Amazon, la empresa del magnate estadounidense Jeff Bezos, por la suma de 1.000 millones de dólares. Se trata de un emprendimiento de timbres inteligentes capaces de permitir al usuario, a través de su smartphone, ver quién está afuera de su casa, controlar el acceso y grabar todos los movimientos.

Esto demuestra que el éxito de un negocio está muy atado a la determinación de su artífice, quien, a final de cuentas, tiene el compromiso de salir adelante y tener presente que hay tiempos buenos y malos. Si quiere que su emprendimiento triunfe, la meta debe ser siempre avanzar, aunque a veces tome más tiempo.


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