La significación que tiene una investigación de opinión pública, instrumento ventajoso y necesario no solo para el diseño de las estrategias de una campaña electoral, sino para buscar salidas a cualquier crisis económica, política o social, no obstante, esta herramienta tiene una vertiente que puede ser utilizada para encauzar un “efecto encuesta” que son aquellos sondeos forjados para generar “mentiras verdaderas” o un triunfo psicológico en el contexto de los procesos electorales.
Si analizamos el contexto venezolano ante su estado actual, la mayoría de los estudios de opinión de campos o telefónicos reflejan cómo Maduro perdió aceleradamente su capital político electoral que heredó del fallecido expresidente Hugo Chávez, más de 80% de la gente lo percibe como incompetente para enfrentar la magnitud de la crisis de la pandemia, económica, social y la política. La opinión hacia la gestión de Maduro según las encuestas es muy grave, son vinculante a la desconfianza que tiene la gente hacia su régimen 79,4%, incluso existe un espacio lógico para preguntarnos cómo una gestión con tan altos números negativos en sus indicadores económicos y sociales, podrá tener la suficiente fortaleza para aferrarse al poder hasta el dos mil siempre. Los dilemas germinan seguramente serán muchos para construir profundas reflexiones.
Nuestros estudios -Hercon consultores- como todos los demás no favorecen a la gestión revolucionaria. Sin embargo, otras empresas en estudios de opinión pública (pro gobierno) sí lo “beneficia”, pero en la esencia de los diferentes resultados cuantitativos, todos, coinciden en que la oposición / no alineados son la mayor fuerza política del país y que el respaldo popular hacia Nicolás Maduro se mueve entre 15%-12%. Además, es relevante razonar que los últimos resultados arrojados por encuestadoras todas llegan a una conclusión en sus hallazgos, la oposición aún derrotaría a Maduro por una cómoda brecha 80 / 20 en una nueva elección presidencial, allí un nudo crítico para una negociación que tenga una salida electoral presidencial.
Según nuestros análisis integrales, preponderan que la gestión de Nicolás no tiene futuro cierto, tiene números demoledores, más de 90% de los venezolanos asegura que las cosas en Venezuela van por mal camino. Maduro se encuentra atrapado en su propio laberinto, sordo y muchas veces hasta ciego. Ahora bien, la relación lógico-dialéctica convoca a Maduro a la racionalidad en sus decisiones y “gritar” en la oscuridad que necesita de una ayuda racional porque lo que está verdaderamente en juego es un país y no un arcaico proyecto político revolucionario. En tiempos de la pandemia Maduro se mueve contra la corriente, mueve su ajedrez, hace todo lo contrario a la razón, vive desafiando al pueblo, mundo democrático, a la historia, las leyes, se apoya en sus diversas narrativas conectadas a la psicología inversa, apuntalado estratégicamente en el poder de las instituciones del Estado y aliados estratégicos exógenos para aferrarse en el poder.
En síntesis, los diversos estudios de opinión y tomando como referente nuestras investigaciones, las derivaciones producto de las crisis hacen que lleguemos a conclusiones cuantitativas nada tranquilizadoras para Nicolás, perdió la calle, perdió la magia irreal que los atornilló durante 22 años en el poder, emergió el desamor y odio hacia un proyecto político que ilusionó pero no concretó los sueños de la justicia social, una gestión agotada moviéndose con ideas activadas en acciones perversas y contradictorias para mantener el legado de Chávez.
Es evidente, Maduro gobierna en minoría, 15% apoya estoicamente su gestión, su desafío y compromiso pareciera que es conservar la corona a cualquier costo económico, social hasta político, construyendo selectivas prácticas violentas y violatorias de los derechos humanos, como consecuencia de la ambición de poder de un configurado caos de salud pública, económico y social. Todas las encuestas tienen una visión compartida según sus resultados: las encuestas “hablan”… convocan con urgencia un cambio de gobierno nacional ya.
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