Es un axioma que las campañas electorales se hacen para ganar. No siempre se consigue, pero se planifican y sus estrategias apuntan para esto. Una cosa es tener claro que no vas a ganar y otra cosa es que te presentes para perder de forma voluntaria y consciente. Para aquellos que piensen en eso les recuerdo la siguiente frase de un político italiano muy valorado por su visión de estadista Giulio Andreotti: “El poder desgasta, sobre todo al que no lo tiene”.

Es significativo en momentos electorales tener algunos conocimientos en materia de investigaciones de opinión pública para así entender lo que ellas tratan de revelar. Para el especialista en estrategia política electoral Philip Maarek, explica que las encuestas no tienen sólo efectos sobre el comportamiento de los individuos, sino también en los líderes políticos. En cierto modo las investigaciones electorales contribuyen a crear opinión de una manera imponente. Existen dos tipos de efectos de las encuestas de opinión según Maarek, los considerados directo y los indirectos. Efectos directos. El conocimiento de las encuestas en período electoral puede producir modificaciones radicales en la intención de voto de los electores. Efectos indirectos. Al contrario de lo que se podría pensar, los principales problemas que presentan los sondeos de opinión publica vienen de sus efectos indirectos, y de modo especial del excesivo uso que hacen de ellas los gobiernos y políticos como estrategias psicológicas en los electores.

En Venezuela, son tiempos electorales, momentos para que las encuestadoras alineadas opositores u oficialismo manifiesten que las brechas en contra del gobierno son relativas, mientras los números de la oposición se verán difícil de revertir en diversos escenarios políticos / electorales. El gobierno es muy consciente de que los estudios de opinión pública son un arma estratégica–psicológica que pueden cambiar la voluntad del voto y más si existe una maquinaria mediática apuntalada con la big data y las misiones en las calles que hacen todo un esfuerzo de seguir un guion construido por una sala situacional revolucionaria.

No obstante, es una verdad que los colectivos rojos manifiestan dos cosas de mucha significación dentro de sus comandos: primero, que las estrategias de captación de votos no están funcionando como en años anteriores y los números se mueven en su contra incluso en los contextos electorales de naturaleza chavista, culpan a la crisis económica y sanciones; segundo, la militancia chavista está dividida y rebelde en criterios con las acciones políticas, narrativas y posturas improvisadas que toman situacionalmente sus líderes locales, regionales y nacionales.

Nuestro reciente estudio de opinión pública realizado en el mes de febrero de 2021 revela que la gestión de Nicolás Maduro continúa sin llenar las expectativas, pues 82,7% de los venezolanos valora como negativa la actual situación de Venezuela. En la entrevista los oficialistas comentaron que el gobierno del sucesor de Chávez tiene muchas fisuras en lo económico y social, realidad que pone en peligro el legado del comandante, emerge un problema de sobrevivencia del poder, la oposición se percibe como desarticulada y sin conexión con los estratos D y E.

Queda develado en lo político que el declive en el apoyo a los bloques oficialista y opositor no se detiene, ambos bandos se mueven con un respaldo popular cuestionado, el primero 16,1% y el segundo 25,1%. En los resultados existe un significativo hallazgo, tan mal está el gobierno y la oposición que si se hiciera una elección presidencial hoy, según los resultados la primera opción la tendría un aspirante independiente y si se efectuara un referéndum revocatorio este año, 77,0% estaría de acuerdo en que sea destituido constitucionalmente Maduro.

marcoshernándezló[email protected]

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