Rocío San Miguel
Rocío San Miguel

A Patricia Molina, por su valiosa labor

En Latinoamérica se considera el valor que en la sociedad se le debe dar a la mujer por ser la persona que toma decisiones propias y asume responsabilidades, al igual que el hombre, adquiriendo relevancia en sistemas matriarcales predominantemente. De allí que las mujeres son capaces de generar acciones individuales que influyen en la acción comunitaria dentro de su entorno, desde la gestión de los servicios en su comunidad, hasta la resignificación de sus roles, en donde juegan un rol fundamental la visibilización de la importancia de las tareas que desempeñan.

El papel protagónico de la mujer no escapa del acontecer socio-político y en nuestro país tenemos ejemplos sumamente valiosos, desde María Corina Machado, una líder que detenta la preferencia del elector venezolano con mucha ventaja lograda con un esfuerzo sostenido e invariable en su carrera política, hasta las valientes defensoras de los derechos humanos que hoy se encuentran perseguidas, hostigadas y más recientemente una de ellas detenida en condiciones que desconocemos, pero con lo previsible de sufrir malos tratos, la doctora Rocío San Miguel.

Sobre este particular, la persecución de otras activistas como Sebastiana Barráez, Tamara Suju Rafo y Dinorah Figuera, por citar los casos más recientes que han causado indignación, no solo en el país, sino fuera de nuestras fronteras. No se corresponde con la venezolanidad, con nuestra idiosincrasia, la perversidad del régimen en sus acciones arbitrarias, ilegales y que causan repudio en el mundo.

Salvando las distancias, por supuesto, me vino a la memoria un nefasto hecho: Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron asesinadas durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) en República Dominicana. Un evento que marcó una inflexión de la dictadura en su momento y que conmocionó a ese país y al mundo entero. A raíz de su lucha, en 1981, se realizó el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Bogotá. Allí se propuso establecer el 25 de noviembre como el Día de Lucha contra la Violencia Hacia las Mujeres, una propuesta que culminaría en 1999. Además, se fundó la Casa Museo Hermanas Mirabal, ubicada en el territorio donde las hermanas pasaron sus últimos meses antes de ser asesinadas. Debido a su activismo político, en 1999, las Naciones Unidas establecieron el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en conmemoración de su lucha y legado.

Afortunadamente hoy existe un marco legal internacional muy amplio, tanto a nivel regional como global, que debe ser puesto en marcha para impedir que el régimen de Maduro siga cometiendo tropelías violatorias de los derechos fundamentales de la mujer venezolana.

Esperamos seguir contando con la comunidad internacional democrática y la sociedad civil en esta gesta, en la cual nuestras mujeres juegan un rol fundamental para recuperar nuestra democracia, libertad y derechos humanos.


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