Metro de Caracas
Yoselin (@yosigineco77)

Pedro Méndez Dáger es nuestro invitado a la presente entrega de “Las caras de quienes construyen ciudades en América Latina”, un político venezolano que ha incursionado en esas lides por vocación y convicción, siendo un joven talentoso, profesional y entregado a sus convicciones.

Es licenciado en Estudios Liberales de la Universidad Metropolitana en Caracas, Venezuela. Cuenta con especialización en Política Internacional por la misma casa de estudios, y Maestría en Gerencia Pública del IESA (Venezuela). Es fundador del Instituto FORMA, que es una organización no gubernamental dedicada a la formación política de la juventud universitaria y liceísta, para el fomento de la participación de jóvenes en los asuntos públicos como modo de servir a Venezuela, a promover la búsqueda de la verdad y del bien común, comprometidos con los ideales emanados del humanismo cristiano. Entre los muchos logros profesionales que ha conseguido acumular, está haber sido gerente de Planificación Estratégica del municipio Chacao (Miranda, Venezuela), también haber fungido como director del Consejo Municipal del municipio Sucre (Miranda, Venezuela), por lo cual tiene experiencia en el ámbito público municipal, en lo legislativo y en el ejecutivo. Es el coordinador político del área de movilidad de la propuesta Plan País. Ha combinado la faceta profesional y política, con la versión altruista de su vida, llevando adelante hoy en día el programa Alimenta la Solidaridad -Petare, en el municipio Sucre del estado Miranda, con el establecimiento de 45 comedores que alimentan a 3.800 niños de lunes a viernes. Es el secretario general del partido Primero Justicia en el municipio Sucre.

Definitivamente, esta entrevista es muy relevante para la columna, pues podremos tener la opinión desde la perspectiva política y al mismo tiempo local, de lo que es el trabajo por las ciudades y su trascendencia para lograr transformar el país, siendo que Pedro, quien, por sus actuaciones a través de hechos tangibles, aporta a la transformación positiva de las localidades en las que ha tenido oportunidad de laborar y, por ello lo considero una persona clave para el desarrollo de las ciudades en Venezuela y Latinoamérica. Es un honor poder traerles la opinión especializada de este profesional, que transcribo en lo adelante de este artículo.

—Siendo Ud. un activista social y político, con un desarrollo profesional orientado a las ciencias políticas liberales, estando involucrado de cerca con actividades de desarrollo urbano y movilidad ¿qué opinión le merece el momento que viven las ciudades venezolanas con la crisis política actual, que ha venido a exacerbarse con la pandemia del coronavirus?

—Las ciudades venezolanas viven su peor momento en mucho tiempo, básicamente por el hecho de que el país ha sido recentralizado, aun cuando la Constitución (Nacional) de 1999 consagra la descentralización y hay un esquema interesante en torno a eso, la verdad es que lo que ha ocurrido en la práctica, de facto, en estos 21 años, es que el país ha sido recentralizado. Y esto, junto al retroceso económico -caída del 75% del PIB en los últimos 6-7 años, que hace que hoy en día tengamos una economía del tamaño de la de Guatemala pero con 28 millones de habitantes-, ha hecho que las ciudades hayan perdido mucho brillo, mucho espacio en la dinámica económica y política. Yo creo que muchas ciudades en Venezuela tienen, por su ubicación y por ciertas características, la posibilidad de ser muy importantes en el entorno regional subnacional, que podrían prestar servicios que alineen e integren en una dinámica multinacional, propia de lo que es la globalización. Caracas podría ser una ciudad para los servicios para todo el país y toda la región, siendo puerta de entrada a Suramérica, puerta de salida y entrada hacia la cuenca del Caribe y del Atlántico, bisagra entre América del Sur y América del Norte. Maracaibo tiene una vocación importantísima, estando en el estuario del Lago de Maracaibo, tan cerca de Colombia y del canal de Panamá. Cumaná con la posibilidad de tener un puerto de aguas profundas, con la segunda pista aérea más larga del país dado el potencial turístico que tiene el estado Sucre, de cara a la plataforma deltana y a los yacimientos de la Faja Petrolífera del Orinoco –los crudos pesados que hay ahí-, hacen de esta ciudad muy interesante. Lo mismo Barquisimeto, como la puerta hacia los llanos y hacia los Andes, con esa capacidad de integrarse por vía férrea hacia Puerto Cabello. En fin…creo que hay unas potencialidades importantes y en este momento se están perdiendo en el retroceso, la pobreza y en la falta de recursos para su administración de los municipios, que por supuesto no tienen planes debidamente estructurados, a excepción de aquellos que merece la pena resaltar, hechos por privados, por la Academia, por especialistas fajados, que han estado proponiendo cosas para el país, sin detenerse, pero no existen como una política pública nacional. Quizás hay que rescatar lo que está en el Plan País, desde el punto de vista de la infraestructura, de los servicios, del reordenamiento político-administrativo del país, del espacio público, de la vivienda, y todas las obras previstas en él.

—Reconociendo que existe un rezago en la introducción de sostenibilidad al desarrollo de las ciudades venezolanas, ¿cómo pudiera abordarse un desarrollo realmente sostenible? ¿Qué potencial tenemos para hacerlo?

—Por supuesto que hay un rezago en términos de cómo hacer sostenible el desarrollo de las ciudades. Una potencialidad interesante que tenemos son las universidades, que podrían ponerse al servicio de los municipios y de los gobiernos regionales, para hacer más sostenible el desarrollo de cara al futuro. El problema es que hay unas urgencias muy grandes, que nos va a dejar la catástrofe en que ha resultado el socialismo para el país, y estas necesidades probablemente sean tan urgentes, que para muchos actores políticos –no todos–, se haga ver como secundaria la necesidad de que todo ese desarrollo sea sostenible. Pero debemos apoyarnos en la descentralización y en las casas de estudio, para hacer más sostenible el desarrollo que seguramente estará por venir, y además creo que las ciudades tienen que ser escenario del desarrollo del país. Venezuela tiene 7 millones de hectáreas por desarrollar en el campo, que sin duda alguna, deberíamos ir hacia un esquema de mucha tecnificación. El turismo representa otra interesante arista para desarrollar los espacios, no específicamente de ciudades, a la usanza del “Countryside” –parajes de campo- en el país. Pero sin duda, con 80% de la población venezolana viviendo en ciudades, creo que estas van a ser más que el campo, más que la costa, más que otros espacios de nuestra geografía, el centro del desarrollo del país. Además, como un tercer elemento por mencionar, hay que lograr que nos montemos en la economía del conocimiento, y eso por sí solo va a hacer que el impacto de la huella de carbono de nuestras ciudades sea menor. Perdimos el autobús de la gran industria de materias primas, y no es que haya que dejarla de lado, pero no hay que concentrar los esfuerzos desarrollistas en eso de cara al futuro, ni siquiera en la industria petrolera –que tampoco hay que abandonarla-, pero en la medida que nos montemos en el autobús de la economía de la información, vamos a tener la posibilidad de hacer más sostenible el desarrollo.

—Concentrándonos específicamente en Caracas ¿Qué factores son los que se han arrastrado por décadas, que no han permitido encauzar una gestión metropolitana integral, sino por “parcelas”? ¿Acaso el problema recae en la insuficiencia del marco jurídico, o se trata más bien de un problema político?

—Creo que se trata de un problema político y de un problema jurídico…ambas, porque muy recientemente se crearon los mecanismos para la existencia de la Alcaldía Metropolitana, e igualmente esos mecanismos no fueron los más adecuados y, además, el régimen eliminó esa figura. Sin duda alguna es muchísimo más práctico y es necesario, que Caracas –y otras ciudades que están conformadas por varios municipios–, tengan una instancia de gobierno metropolitana, y después se puede discutir cuáles son las competencias que puede tener uno u otro nivel de gobierno. Me siento inclinado a pensar que la parte de las competencias debería tenerlas el gobierno metropolitano.

—Usted que ha tenido la oportunidad de ver algunas referencias en otros países, ¿qué nos diferencia en este momento respecto a ciudades con similares características a Caracas, en Latinoamérica, en cuanto a la temática del desarrollo urbano y la movilidad urbana sustentable? ¿Cree que etiquetar todas las acciones como sustentables -como es costumbre en muchos políticos, pero también en algunos técnicos-, va en detrimento de introducir seriedad a las mismas, pues se convierte en algo más parecido a un cliché?

—No sé si esto es tan salomónico como lo voy a decir, pero me pareciera observar, viendo la experiencia de otras ciudades de América Latina y del mundo, que lo que hay que hacer son tres cosas, para hacer sustentable a un sistema de transporte: (1) meterle tecnología –cuando digo tecnología se trata de Big Data, entre otras-; (2) involucrar a la gente en la toma de decisiones; (3) contar con un buen equipo técnico a cargo de la creación de las soluciones y después que los políticos nos encarguemos de empujar y lograr la voluntad política y apoyos, para que los sistemas sean lo que tienen que ser. Si se tienen como premisas estas tres cosas, va a empezar a parecer que las soluciones son más eficientes y por lo tanto, más sustentables.

—¿Hay algunos logros de activismo social y sociedad civil organizada que podamos destacar en estos últimos años, que han logrado vencer los obstáculos que ha interpuesto el régimen venezolano?

—Un logro de activismo social y de la sociedad civil organizada es Alimenta la Solidaridad y en el caso del municipio Sucre (del estado Miranda) es Alimenta la Solidaridad-Petare, que con el trabajo solidario de una gran cantidad de gente, hemos podido poner en funcionamiento y mantener 45 comedores y eso es a pesar del régimen. Eso es muy interesante. Pero hay una cantidad de organizaciones de la sociedad civil, haciendo una cantidad de cosas interesantísimas y que se niegan a ser aplastados por el pensamiento único.

—¿Qué organizaciones podemos destacar en cuanto a estos logros, y qué acciones en específico se están llevando a cabo en este momento?

—A mí me gustaría destacar, sobre todo, el trabajo de las organizaciones que tienen que ver con la defensa de los derechos humanos, como Provea, junto con Transparencia Venezuela, que desempeñan un rol fundamental.

—En un contexto de desafíos, como el que se nos presenta con la pandemia del COVID-19, seguramente se abre un contexto de progreso para todos en el corto plazo, pero en especial para América Latina, que seguramente deberá reinventarse en su economía, pero también en sus formas de movilización, entendiendo que la prioridad no dejará de ser la seguridad (sanitaria, ciudadana y vial). A su parecer, ¿qué características pudiéramos mencionar que distinguirán a las soluciones de transporte –entendido como algo integral– que se están aplicando para la región, al momento de superar los estados de alarma?

—En la movilidad pospandemia, el gran reto dentro de las ciudades y para el transporte público, será desmasificar. Una primera idea que es importante, es la de organizar los horarios de trabajo de forma tal que no haya tantas personas en las horas pico. Una segunda política, interesante y no sé hasta qué punto viable, podría ser mejorar la calidad del internet para facilitar el trabajo remoto de algunos segmentos de la población, que por ejemplo para el sector manufacturero esto es muy complicado. Luego, mejorar las posibilidades de la “caminabilidad” y de la utilización de modos de transporte no motorizados, y eso implica quizás una inversión en aceras; esto no es posible hacerlo en el corto plazo, pero si la inversión en iluminación para que los espacios caminables o cuasi caminables en la ciudad sean más seguros y con ello, fomentar el uso de los modos no motorizados. Pero es en muchos casos, probablemente un reto que no pueda solucionarse antes de la aparición de la vacuna por el rezago que hay en la dependencia de ciertos sistemas de transporte público en las ciudades.

—¿Son la pacificación del tránsito y el urbanismo táctico, formas de abordaje que pudieran aplicarse en cualquier contexto de las ciudades venezolanas?

—Creo que el urbanismo táctico, aunque no soy especialista en el área, debe aplicarse en ciudades que tienen problemas realmente complejos, para evitar o disminuir la necesidad de grandes inversiones, y que se puedan poner a prueba hipótesis sobre la movilidad, sobre los flujos de personas y mercancías, en ciertos nodos de la trama vial de la ciudad. Es una herramienta para poner en práctica ciertas tesis. No creo que sea necesario universalizar esta práctica en ciudades de menor escala, donde quizás es más sencillo implementar las medidas.

—Usted que ha ejercido trabajo comunitario en algunos municipios caraqueños, ¿qué opinión le merece el trabajo que se ha venido realizando por parte de los alcaldes actuales en esas localidades?

—El trabajo municipal está muy desvirtuado en los últimos tiempos. Creo que la caída de economía, la recentralización del país y la presión política de la que son sujetos los alcaldes que no parten de las filas del chavismo, hace que el trabajo municipal se desnaturalice muchísimo. Los municipios del área metropolitana han perdido mucho sus capacidades y sus equipos humanos, como por ejemplo para mantener buenas policías municipales, bien apertrechadas y con capacidad operativa como la que llegaron a tener en algún momento. No se ha dado suficiente importancia a la necesidad de continuar la planificación de cara al futuro, como el tema de pensar a la ciudad en su conjunto para su mejor funcionamiento.

—¿Será que es posible hacer más visible para la población el quehacer de esas gestiones que han venido venciendo también la censura mediática, apuntalados en las redes sociales?, pero todavía más, de cara a la comunidad internacional, porque pareciera que no se dice nunca lo bueno, sino noticias muy desesperanzadoras y eso hace que se cree una opinión de que “no se está haciendo nada”. ¿Hay documentos compilatorios de ello?

—Con las redes sociales siempre es posible hacer más visible el trabajo de las gestiones municipales, pero una gran deuda que tienen los municipios o, mejor dicho, los actores políticos municipales con sus votantes, con el país y con sus municipios, es que la comunicación política sea en torno a la gestión y no a una persona. No personalizar las obras públicas, no personalizar lo que se hace bien. No es el alcalde tal o el alcalde cual, es la alcaldía la que hizo eso. Si lo hizo muy bien, probablemente brille el nombre del alcalde, pero es la alcaldía, es la institución la que tiene que reforzarse y los equipos humanos que trabajan en cada una de las alcaldías y que va más allá de los distintos alcaldes o de los concejales. Hay mucho por hacer y por mejorar en el trabajo de los consejos municipales, creo que no se presta suficiente atención a su importante trabajo en la definición de los presupuestos de la política pública y de la legislación municipal.

—¿Necesitamos de proyectos promovidos o financiados por organismos como: Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, ONU Hábitat, CAF, entre otros? ¿Cuál cree que es la mayor deuda que siguen teniendo los entes multilaterales con las ciudades venezolanas, si es que la hay?

—Creo que el gran proyecto para el que necesitaríamos mucho apoyo, para la ciudad de Caracas, en el futuro, probablemente de organismos multilaterales, sea la puesta a punto del Metro de Caracas, y la planificación y puesta en marcha de mecanismos de cobro universales para el transporte público y, en la implementación de mecanismos tecnológicos que permitan planificar mejor los horarios y las rutas, para hacer más ordenado el transporte en la ciudad. Invertiría (principalmente) allí.

—¿Cómo desvinculamos la política de la politiquería en la gestión de las ciudades?, sobre todo viniendo de usted la opinión, que es uno de los liderazgos jóvenes más resaltantes actualmente.

—De eso hay mucha tela que cortar, pero una manera muy práctica de hacerlo y para no extenderme tanto en la respuesta, tiene que ver con resaltar y destacar el trabajo de la gestión, como te decía antes. Por ejemplo, Alcaldía de Baruta, Alcaldía de Chacao, Alcaldía de Sucre…trabajando por ti… No tiene que ser el alcalde tal o cual, que no todo se lleve a la persona. Y otra cosa que se tiene que hacer, es que los ciudadanos realmente se empoderen y participen para que puedan exigir y para que puedan con su nivel de exigencia, garantizar que quienes aspiren a los puestos de elección popular sean los mejores, los más aptos y que estén dispuestos a trabajar por el bien común, que estén dispuestos a servir y no a servirse. Pero eso es directamente proporcional al nivel de involucramiento de las comunidades, de los ciudadanos…del ciudadano de a pie, en la política. Por eso es que la política es tan importante para todos, no solamente para los políticos.

—¿Qué proyectos destacados, que usted considere tendrán una trascendencia mayor, han sido considerados para ejecutarse bajo la acción mancomunada local-nacional-multilateral, en Venezuela, de acuerdo al Plan País?

—El Metro de Caracas, sin duda.

—Generalmente nos hacemos la pregunta: ¿Cuál es la mejor solución, para cuál tipo de ciudad? En este caso y jugando a la abstracción, ¿cuál sería el traje a la medida para las ciudades venezolanas en este momento?

—El traje a la medida hay que hacerlo a la medida de la ciudad, no a la medida del conjunto de las ciudades venezolanas. Pero si me preguntas a mí, como opinión muy particular, si se revisa la comunicación que hizo la CAF, hace un par de años, sobre el tema de las ciudades –ese trabajo se llama “Crecimiento urbano y acceso a oportunidades”-, el acento hay que ponerlo en el pensar bien el tema de la movilidad para que todas las personas tengan acceso a todas las ventajas de la ciudad, pero adicionalmente, hay que pensar muy bien los usos del suelo y en este sentido, tiendo a pensar que las ciudades serán más eficientes, con una huella de carbono menor, serán más productivas, lograrán que la gente pueda realmente encontrarse y de ese encuentro, salen los negocios, las oportunidades, el desarrollo tecnológico y de las ciencias, etc. También, que sean más densas, que no tiene nada que ver con el abigarramiento excesivo, patológico y lamentable de los barrios (de las favelas) en Venezuela, pero sí que hay que pensar en ciudades más bien densas.

—Los barrios, que reúnen tantas oportunidades de mejora, ¿qué acciones serían las prioritarias al momento de superar el período actual?

—Serían las siguientes…la primera, trabajar mucho en las zonas de contacto, entre la ciudad formal y la informal –aunque esas clasificaciones no siempre gustan-; hay que trabajar mucho en ese borde. Hay que insertar nodos de desarrollo institucional dentro del barrio, es decir, lugares que pueden ser como lo son en Medellín (Colombia) las estaciones del metrocable, pero que en esos lugares haya servicios de la alcaldía, que haya bibliotecas, que haya la oportunidad de hacer gestiones ante organismos públicos. Llevar el desarrollo al corazón del barrio. En tercer lugar, hay que mejorar los servicios. En cuarto lugar, puede sonar un poco descabellado, pero creo que como los barrios van a seguir creciendo por algún tiempo -aunque hoy comencemos a tomar las medidas económicas, política, sociales correctas en Venezuela-, sobretodo porque los barrios en las ciudades no son otra cosa que el reflejo de la riqueza que en esa ciudad se produce y que no se produce en otros lugares del país, y por eso deben delimitarse zonas con trazado de vías y para llevar los servicios públicos, que permitan que la gente pueda seguir autoconstruyendo por los próximos años, pero que esté dentro de unos marcos normativos pactados con los municipios, con la ciudad, con las instancias públicas…porque por más que se implementen las medidas habitacionales este país va a tomarse unas cuantas décadas en poder detener el crecimiento de las zonas informales, entonces es mejor que se dé pero con una cierta planificación.

—Hablemos de la inseguridad personal ¿Cómo enfocar política pública en los barrios, en las urbanizaciones y, en general en el espacio público, para que la ciudadanía retome los espacios sin tener miedo? ¿Qué deben hacer las autoridades para garantizar una mejora en este sentido?

Podría seguirse la experiencia de los “puntos calientes” y el patrullaje de esos puntos; la utilización de big data para identificar cuáles son los lugares donde se cometen los crímenes y patrullar esas zonas con especial énfasis. Todo esto parte de la reestructuración de las policías y del sistema de justicia, nada más y nada menos, para que realmente las policías municipales, metropolitanas, nacionales, etc., puedan cumplir cada una su rol, pero que además haya un sistema de justicia que pueda responder al momento que se hace una detención, por ejemplo.

—¿Es directamente proporcional la congestión en el tránsito rodado en las principales ciudades al crecimiento económico de los países? Y si es así, ¿entonces es el precio que hay que pagar?

—Sí, la congestión está vinculada al desarrollo económico, pero creo que lo que hay que hacer es desarrollar mecanismo, mediante los cuales los usuarios de los vehículos particulares paguen por el impacto que tienen sobre el sistema vial, como se hace en algunas ciudades del mundo. Medidas como “Pico y Placa”, pero también como anillos concéntricos entorno a los puntos de más tránsito y/o más densos de la ciudad, que si quieres entrar con tu automóvil a esa zona, tienes que pagar un peaje. Esa es la única manera de contener el avance del uso del carro particular, porque pareciera que en América Latina el crecimiento económico hace que la gente tenga más acceso al vehículo particular y deje de usar el transporte público, entonces hay que legislar en el otro sentido.

—¿Tiene algunos referentes a la hora de plantear soluciones integrales para las ciudades? ¿Cuáles?

—Mis grandes referentes serían probablemente los alcaldes que han hecho buenas gestiones a nivel de Venezuela, pero sobretodo de la región (latinoamericana) dado que se han tenido una serie de retos similares a los que estamos enfrentando los venezolanos; por las similitudes uno voltea a ver a Colombia, Chile y en general, la región y lo que se ha venido haciendo, que se ha recorrido un camino interesante en los últimos 30 años, mientras que en Venezuela hemos retrocedido.

—Siendo consciente de su rol en la sociedad latinoamericana como actor relevante en la movilidad urbana, ¿cuál considera puede ser su aporte en este momento? ¿Qué le falta por explorar y cuál cumbre conquistar?

—Hay dos cumbres que me gustaría conquistar. La primera de ellas sería ver a Venezuela descentralizada, realmente descentralizada, y con la posibilidad de ejercer esa descentralización, con municipios con recursos y con la posibilidad de recaudar, con talento humano para llevar adelante las complejas tareas que requieren los municipios. Pero también, a nivel regional. Que se pueda desarrollar la tributación petrolera municipal, que se pueda desarrollar realmente el Consejo Federal de Gobierno, que el IVA se quede en las regiones, que se entienda cuáles son las competencias que cada nivel de gobierno puede llevar a cabo, porque no son todas y eso no sería posible de una manera eficiente y efectiva; de ahí que el trabajo con las gobernaciones y el gobierno nacional pueda ser coordinado. En general, llevar a Venezuela a mayores niveles de descentralización y que realmente sea un Estado federal descentralizado. La otra cumbre, sería la integración latinoamericana, como condición sine qua non, necesaria para poder sacar a los países de América Latina del subdesarrollo al primer mundo, siendo tan globalizado, con bloques comerciales y políticos tan vigorosos. Y ante el crecimiento de China, creo que América Latina debe integrarse y puede integrarse, porque tiene características sociológicas, culturales, idiomáticas, ideológicas, institucionales, que harían muy fácil –en el papel– esa integración, que permitiría cosas como un mercado laboral y comercial integrado, y poder contender en bloque en un mundo tan competido como el de hoy.

Concluye esta interesante entrevista con Pedro, de las más difíciles que he tenido para poder ajustarnos en tiempo y forma por las distintas ocupaciones de ambos, pero que al momento de concretarse, fue muy fluida y sincera. Rescato las ganas que tiene este hombre de hacer en lo social y su defensa acérrima por lo local, con la descentralización tan anhelada como acomodo de nuestro sistema de gobierno, pero también por lo global, para que nuestro desarrollo se oriente a lo que el mundo de hoy nos obliga para ser competitivos y generar el estado de bienestar de nuestra sociedad a partir de todas las oportunidades que ello genera. Es uno de nuestros nuevos líderes políticos, con buena formación académica, sensibilidad social y conciencia de lo que no debemos repetir para salir del atolladero; que respiro da saber que contamos con gente como él en Venezuela. Agradezco mucho la confianza y disposición de parte de nuestro invitado. Espero haberles contribuido, ¡hasta la próxima entrega!

 

@juzcategui29

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