En esta oportunidad tenemos de invitado a un actor bastante conocido en medios de comunicación vinculado a los temas de ciudad y movilidad en Caracas. Es más que un reportero del acontecer diario en nuestra ciudad capital quien nos honra con su opinión en esta nueva entrega del especial “Las caras de quienes construyen movilidad en América Latina” de esta columna.

Este ciudadano –qué bien suena este atributo y que poco se cultiva en toda la extensión de la palabra en estos tiempos– es locutor, reportero de tránsito y paramédico. ¡Vaya que interdisciplinario palmarés reunido en una sola persona!

Se trata de Jonathan Quantip, quien es el fundador y presidente de la ONG Ángeles de las Vías, uno de esos emprendimientos que más nos llenan de orgullo, porque su función principal es salvar vidas y coadyuvar en la prevención y atención especializada en la seguridad vial de nuestras accidentadas vialidades. También es el CEO de Venemergencia, que provee auxilios médicos de emergencias. Su misión de vida la ha orientado a ser solidario y pensar en la persona, siendo uno de esos venezolanos que cree en el país y por eso persiste en seguir apostando a hacer ciudad en los momentos más difíciles. Jonathan es reconocido como voz oficial de Traffic Center –segmento diario transmitido por el FM Center, que informa y orienta a los caraqueños en la toma de decisiones en el “tráfico”, a través de sus recorridos motorizados, que le ha permitido conocer todos los rincones de la otrora “sucursal del cielo”.

Es, en definitiva, un venezolano valioso, que por sus actuaciones a través de hechos tangibles, aporta a la transformación positiva de las ciudades venezolanas y, por ello lo considero una persona clave para la movilidad en Venezuela y Latinoamérica. Jonathan es un buen amigo de muchos años con quien compartí muchas veces mientras fungí como servidor público en municipios caraqueños. Me entusiasma mucho la idea de transmitirle su visión y su especializada opinión, que transcribo en lo adelante de este artículo.

—Siendo usted un hombre que ha tenido un recorrido profesional amplio y que ha demostrado ser versátil en cada reto al cual se enfrenta, para superarlo con éxito, en tareas muy importantes para la ciudad sin ser precisamente alguien cuya formación académica inicial estuviera relacionada con ello, ¿cómo pudiera calificar el momento que viven las ciudades venezolanas –con especial énfasis en Caracas—, en cuanto a la movilidad?

—Sin lugar a dudas, la situación actual de la movilidad en el país tomó por sorpresa a los venezolanos. Hace 5 años o menos el tráfico era uno de los principales problemas del caraqueño. Demandábamos acciones y soluciones de parte del estado en esta materia. Sin embargo, a pesar de la prácticamente inexistente gestión gubernamental en materia de vialidad, el tránsito en las principales arterias viales se ha tornado cada vez más amable, por razones que no nos favorecen en nada como sociedad: la disminución del parque automotor y la contracción de la economía, entre otros. Por otro lado, la movilidad en general se ha visto cada vez más comprometida. Con una gran parte de la población dependiendo del cada vez menos eficiente transporte masivo, y de un anticuado y maltrecho transporte público, el venezolano cada vez tiene más difícil desplazarse desde y hacia su lugar de trabajo.

—Quizás, nadie mejor que usted para comentarnos de qué se trata el fenómeno de la congestión con palabras entendibles por todos. ¿Alguna definición que considere la más adecuada para este terrible fenómeno urbano?

—La congestión vehicular, más que un problema es un indicativo de prosperidad. No encontrarán ninguna ciudad económicamente activa que no sufra de embotellamientos kilométricos. Esa condición obliga a los gobiernos a encontrar soluciones masivas para la movilidad, que por lo general terminan siendo más amigables con el medio ambiente y más asequibles para los usuarios que los vehículos personales.

—¿Ha tenido la experiencia de poder percibir esto mismo en otras ciudades en el mundo? Si es así, ¿cómo se pudiera diferenciar –si es que la hay- la “cola caraqueña” de la de otra ciudad?

—En la actualidad, no podríamos hablar de “la cola caraqueña”. Actualmente los embotellamientos ocurren por problemas muy puntuales y en horas específicas. Los tiempos de desplazamiento por las principales arterias viales de la ciudad se han disminuido dramáticamente. La cola caraqueña pasó a la historia.

—¿Ha cambiado la cola caraqueña, considerando los atascos que se producían hace unos apenas 6 o 7 años?

—La cola caraqueña pasó a la historia, es prácticamente inexistente, salvo momentos puntuales en los que algún fenómeno externo la produce.

—Siendo comunicador, locutor y paramédico, ¿cuál pudiera ser su aporte directo en la reconstrucción de las ciudades venezolanas, extrapolado luego al ámbito nacional?

—Haber podido desarrollar estos tres roles en mi día a día, me ha hecho comprender la importancia de una atención prehospitalaria oportuna dedicada a las eventualidades viales. En 2 de los 17 objetivos de la agenda de desarrollo sostenible de la ONU para 2030, se hace referencia a la materia vial. Desde hace más de 6 años, mi trabajo se ha enfocado en hacerle entender a la opinión pública esta realidad y, encontrar y promover la atención prehospitalaria en el país.

—¿Cómo surge la iniciativa de los Ángeles de las Vías?

—Surge a partir del momento en el que asimilé que no podíamos esperar más por un Estado inexistente que no resuelve los verdaderos problemas del ciudadano. Las soluciones deben venir precisamente de los civiles, de los ciudadanos que continuamos haciendo vida en el país.

—¿Qué anécdotas pudiera comentarnos, que pueden significar vivos ejemplos de lo que no se debe hacer al conducir o hacer uso de las facilidades viales?

—A partir de las 7:00 u 8:00 de la noche y hasta aproximadamente las 7:00 de la mañana, todos los accidentes tienen como protagonista el consumo de bebidas alcohólicas. Tema que se aborda muy a la ligera en el país.

—¿Alguna recomendación al salir a la calle?

—Tener a la mano los números de emergencia siempre es un buen plan.

—¿El éxito de Traffic Center se debe a que las personas están ávidas de información y lamentablemente no es muy frecuente que la tengamos a la mano?

—El éxito de Traffic Center se debe a que como anclas siempre hemos sido extremadamente responsables con la información. Eso le ha dado una importante credibilidad al producto. El tránsito es un tipo de información fácilmente verificable debido a lo cambiante e impredecible que puede ser.

—Justamente en la era de la información y de las redes sociales, ¿cómo cree que será la evolución de este tipo de herramientas, que en definitiva deben servir para planificar los viajes de los habitantes de una ciudad?

—La evolución ya está sucediendo. El tránsito se ha vuelto interactivo y bidireccional, donde los oyentes han dejado de ser tan solo receptores para convertirse también en la fuente de información.

—Es la seguridad vial la base de cualquier decisión que en materia de ciudades podamos tomar respecto a las iniciativas en movilidad. Todos sus aportes están orientados hacia esta disciplina. Pudiera decirse que Venezuela, como iniciativa de Estado, poco o nada se hizo respecto al llamado que hiciera la ONU para la aplicación del decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020. ¿Este vacío ha sido llenada por la iniciativa ciudadana? ¿Cuáles otros ejemplos destacarían en este sentido?

—Si bien ha habido iniciativas ciudadanas en materia de seguridad vial, han sido muy escasas para la magnitud del problema. En este decenio de la acción para la seguridad vial, el país ha involucionado. Es extraño conseguir un semáforo operativo. Los rayados peatonales son apenas un recuerdo. Pareciera que vivimos en un país sin normas viales y sin autoridad sobre las mismas.

—¿De qué manera podemos sensibilizar a la comunidad para que las personas por su propia cuenta empiecen a exigir acciones en materia de seguridad vial, que dignifiquen su calidad de vida?

—Haciendo campañas en las que se destaque que la seguridad vial afecta la calidad de vida de todos, desde los peatones, hasta motorizados y conductores.

—Su trabajo es un ejemplo de qué puede ser un emprendimiento para la ciudad, ¿qué consejos le pudiera dar a los venezolanos que desean emprender –en el buen sentido de la palabra– y no saben por dónde comenzar?

—La situación actual del país requiere que todos los que permanecemos en él demos un extra para mejorar nuestro entorno. Y precisamente es ese el consejo. Si queremos mejorar a Venezuela, lo más sencillo es comenzar por lo que nos rodea.

—Si tuviera la oportunidad de ejercer en cargos públicos, siendo usted un profesional muy destacado y de elevada sensibilidad humana, ¿qué medidas tomaría en administraciones locales, estatales y nacionales en Venezuela, en materia de movilidad y seguridad vial?

—Me enfocaría en la prevención. La mejor atención prehospitalaria es aquella que no se realiza, porque se evitó el incidente. Los paramédicos actuamos con base en el concepto de la “cadena del trauma”; todas las etapas que atraviesa una paciente víctima del trauma, pasando por la activación de la cadena asistencial, el traslado, la atención intrahospitalaria, la resolución quirúrgica o no de los problemas del paciente y finaliza con la rehabilitación y el alta médica. El primer eslabón de esa cadena de trauma es la prevención, la cual ahorra al individuo pasar por todo lo demás.

—Desde su punto de vista, en el pasado reciente, ¿considera alguna –o varias– referencia en materia de seguridad vial que pudiera resaltar en ciudades venezolanas?

—Quizás el mejor ejemplo reciente fue el municipio Chacao del estado Miranda. Una pequeña zona de la capital en la que debido a un conjunto de acciones se logró que dentro del municipio se respetaran las normas de tránsito.

—¿Qué opinión le merecen las mal llamadas “soluciones viales” que recientemente aplicó el Ministerio de Transporte?

—En algunos casos, necesarios, en otros muy puntuales no. Personalmente, difiero de la idea de utilizar elevados como “soluciones viales”. Los elevados resuelven un problema generando muchos más, incluyendo una considerable contaminación visual.

—Tenemos la percepción de que los que andan en moto suelen ser un factor de los que suma a los malos resultados en seguridad vial que se tienen en el país. Usted que utiliza este vehículo con frecuencia, para facilitar sus labores diarias, ¿cómo cree que pudiera convertirse este recurso en una solución, si tomamos como referencia experiencias en países europeos e incluso latinoamericanos, que han comenzado a explorar soluciones innovadoras en este sentido?

—No estoy seguro de que las soluciones que funcionaron en otros países lo hagan en Venezuela. El auge de la moto en el país viene dado a que fue una solución accesible para el individuo en un momento puntual de cierta bonanza económica. De igual forma, la moto penetraba zonas que ningún tipo de transporte accedía, inclusive por intrincadas escaleras en barriadas caraqueñas. Sin lugar a dudas, las soluciones para las ciudades deben alejarse de la individualidad y enfocarse en lo masivo.

—¿Podemos echarle la culpa de todos nuestros problemas en movilidad a las autoridades?

Sobre las autoridades recae la responsabilidad de resolver los problemas, pero que existan es un fenómeno cultural.

—Siendo consciente de su rol en la sociedad latinoamericana como actor relevante en la movilidad urbana, ¿cuál considera puede ser su aporte en este momento? ¿Qué le falta por explorar y cuál cumbre conquistar?

—Por supuesto, y pretendemos llevar nuestras experiencias en materia vial y en la atención prehospitalaria al resto del continente. En Venezuela nos destacamos por nuestra creatividad e ingenio a la hora de resolver los problemas y en algún momento seremos referencia nuevamente en el continente.

—Para cerrar, ¿hay esperanza de que esta realidad que se tiene en Venezuela se pueda transformar para bien?

—Casi todos los países desarrollados han venido de una gran depresión, producto de una guerra o de alguna condición que los hizo tocar fondo. Nos ha tocado vivir tiempos aciagos en la historia moderna de nuestro país, pero al mismo tiempo hemos conocido innumerables historias de superación y emprendimiento. Ciudadanos que se mantienen de pie, con una enorme reserva moral dando el resto por su tierra y su gente.

Concluye la entrevista y me quedo con una frase poderosa: “Sobre las autoridades recae la responsabilidad de resolver los problemas, pero que existan es un fenómeno cultural”. Eso resume lo dicho por Jonathan, quien ha sido muy conciso en todos los aportes que nos ha dejado, siendo capaz de brindarnos su visión orientada a la prevención como baluarte de una gestión exitosa en la movilidad. Es la seguridad vial un componente transversal en las soluciones y eso debe ser asumido así por los ciudadanos de a pie y también de lo que regentan infraestructura y servicios de movilidad en el ámbito local y nacional. Gracias a nuestro invitado por confiar en Venezuela y por seguir creyendo en el país de las oportunidades. Espero haberles contribuido, ¡hasta la próxima entrega!

 

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