Con el procedimiento del manual político tradicional -100 días- lo que tiene que mostrar el nuevo gobernante de Colombia con referencia a lEstados Unidos es agridulce, pues proclama que la salvación de la humanidad pasa por acabar con el capitalismo que está destruyendo a las economías del mundo, según su versión moderna del Apocalipsis.

A pocas horas de proclamarse presidente, Joe Biden llamó a Gustavo Petro el 21 de junio para felicitarlo por su logro. Por supuesto que no pudo saludarlo en la cena de la ONU en Nueva York el 20 de septiembre, debido a la ausencia del colombiano.

Tan temprano como el 26 de agosto, el subsecretario de Estado, Todd Robinson; el director de la Oficina de Política Nacional para el Control de las Drogas (ONDCP), Rahul Gupta, y el administrador adjunto de USAID, Peter Natiello, se reunieron con el presidente, la vicepresidenta, el canciller y varios ministros para destacar el enfoque holístico de Estados Unidos sobre la política de drogas, que incluye un énfasis en la salud pública, la protección del medio ambiente y la seguridad.

El 3 de octubre Antony Blinken, pragmático secretario de Estado, visitó el país y escuchó las propuestas de Petro de un viejo-nuevo relacionamiento de corresponsabilidad con el primer comprador de una de nuestras producciones estrellas: cocaína. 1.400 toneladas métricas anuales del estupefaciente, que suplen a 93% de los consumidores de todos los estratos y sobre lo cual Biden ha anunciado una campaña educativa para prevenir a niños y jóvenes. Este “enfoque integral” sobre la droga concitó el interés de ambos personajes. La incertidumbre fue, con todo, un sentimiento predominante.

William Burns, director de la CIA, lo visitó el 21 de octubre. De qué hablaron es un secreto de Estado, aunque el asunto del narcotráfico debió estar en el centro de la conversación. Las viejas-nuevas propuestas del recién electo primer mandatario salieron a la luz, con el remozado anuncio del fracaso de la guerra contra las drogas y una propuesta velada de legalización de las mismas, que campea a lo largo de todos los discursos presidenciales. Al diplomático le obsequió panela y una hamaca. Este importante encuentro ha sido uno de los más sensibles que ha sostenido el gobierno colombiano con funcionarios estadounidenses.

La comandante del Comando Sur, general Laura Richardson, está actualmente de visita por segunda vez en nuestro país, con motivo de la llegada de la misión médica Promesa Continua 2022. Recorrió el buque hospital USNS Comfort en Cartagena, que fondea por 8ª vez en la región. China no es ajena a este humanitarismo naval: el buque hospital Daishan Dao o Arca de la Paz, fue construido expresamente para diferenciarse del Comfort y del Mercy estadounidenses y estuvo en 2018 en La Guaira, Venezuela, aunque el verdadero poder oriental en la región es el económico. Petro se reunió ayer con el representante para América Latina, Qiu Xiaoqui.

El nuevo gobierno petrista, designó como su embajador en Washington por primera vez a un hombre de color, Luis Guillermo Murillo, quien está empeñado en construir una nueva agenda conjunta contra las drogas entre Colombia y Estados Unidos. La metanfetamina siria Captagón se asoma en el horizonte como próxima amenaza, pero la narcotización de las relaciones colombo-americanas está más vigente que nunca.

El principal Hegemón global no cesa de producir tecnologías de punta, licencias por montones, premios Nobel, campeones mundiales en todos los deportes y mantiene una economía capitalista que desafía a países con riquezas de cualquier tipo; el patrón moneda dólar sigue imperando, apoyado en el oro de Fort Knox. El nuevo gobierno colombiano ofrece a Estados Unidos, que mantiene 11 portaviones desplegados a lo largo del mundo y el ejército más eficaz del orbe, unos planteamientos, repito, ambivalentes.


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