Foto EFE

Es un debate importante dada la magnitud del problema, preocupación que surge periódicamente, al calor del deterioro económico y la miseria que le acompaña y sus complejas  relaciones con los centros de poder del establecimiento nacional e internacional.

Creo que la mayoría de los sectores nacionales liberales y cristianos iberoamericanos, que durante la segunda mitad del siglo XX vivieron y sufrieron las múltiples agresiones del militarismo, derribando o interviniendo gobiernos democráticos, con la triste y miserable misión de impedir o liquidar proyectos democratizadores, pareciera que han comprendido que el respeto a los derechos políticos y sociales de la comunidad es el soporte tanto de la libertad como de la prosperidad.

Pero también las numerosas derrotas que las fuerzas progresistas han sufrido, intentando conquistar mediante conductas políticas insurgentes los instrumentos de poder necesarios, para desarrollar desde el Estado, la superación  del atraso y la pobreza, generándose conflictos que han contribuido al predominio de los sectores más conservadores en la dirección gubernamental, producto natural de las derrotas.

Creo que es muy claro que los venezolanos del presente, al igual que los del futuro cercano nos encontramos encerrados, en un proceso de amplio y profundo deterioro tanto económico, como social y ético, gestados por la incapacidad y la avaricia, del grueso de los sectores dirigentes de la nación.

Sucesos que debemos examinar y discutir en profundidad, despojándonos del sectarismo, del voluntarismo, revisiones de comportamientos políticos a realizar con la mayor objetividad, desprendiéndonos del tóxico de la ideologización, del narcisismo y de las pretensiones caudillistas y hegemónicas.

Por enésima vez debemos recordar que es muy educativo  y de gran utilidad pública y de particular interés social que apreciemos con la mayor objetividad los numerosos factores de crisis que vivimos en Venezuela con la óptica de contribuir a su resolución.

Premisa indispensable para avanzar con efectividad en la construcción de iniciativas, planes y programas destinados a reconstruir la infraestructura productiva y resolver los dramáticos desafíos sociales presentes y crecientes, problemática urgente dada la naturaleza del conflicto, es toda  una reclamación histórica  de nuestras comunidades.

En las cúpulas dirigentes de la patria, civiles y militares, económicas, culturales y religiosas, recae casi toda la responsabilidad en la búsqueda de un negociación política, que nos permita salir del barranco pronto con la menor cantidad de heridas posibles, y dispuestos a respetar las reglas del ejercicio democrático, además de superar las múltiples carencias que vivimos y sufrimos

Basta ya de agresiones al ciudadano común, que constituye la mayoría abrumadora contra el cual ha conspirado el equipo gobernante cívico-militar, autor y responsable de la masificación del desempleo y del despojo de la legalidad en el área del trabajo, con el agregado de  la crisis educativa y sanitaria y el coronavirus.

Descomposición que venía andando desde los finales del siglo XX, pero que pudo ser resuelta por los gobiernos de Chávez y Maduro. Sucedió lo contrario, la multiplicaron, arrastrando a la miseria a millones de venezolanos, al quebrar la Industria petrolera y saquearla.

Proceso de descomposición del Estado que al no detenerse se extiende a la República como viene sucediendo, “como el incendio de la  paja seca   en verano en la sabana”, deterioro que ha invadido otras áreas también del Estado y que competen a nuestra soberanía.

¿Qué es lo que sucede en los múltiples problemas  presentes en le ejercicio de nuestra presencia política en las fronteras? invadidas y ocupadas incluso por aventureros armados, dedicados a los múltiples y jugosos negocios que se realizan en el área.

Nuestra situación nacional y geopolítica se complica todos los días, como consecuencia de la ausencia de políticas públicas y de Estado, destinadas a la recuperación de la República, tanto a su interior como internacional.

Superar el estancamiento económico y social de la nación es la primera enfermedad que debemos resolver, camino que nos permitirá vencer el coronavirus con menos sacrificios, razón por la que me he permitido colocar el problema en el espacio de opinión para recordarlo y debatirlo, aún es  posible derrotar el radicalismo.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!