Por Carmen Sulay Rojas

La suspensión de las actividades educativas a partir de marzo de 2020, por efectos de la pandemia del covid-19, vinieron a complicar aún más la difícil situación económica y social que venía confrontando el sistema educativo venezolano, y que en materia de derechos humanos estaban siendo muy vulnerables en todos los aspectos integrales de la sociedad. Desnutrición, deficiencia de los servicios públicos, problemas de infraestructura educativa, (hiper)inflación, déficit de insumos asistenciales y medicamentos en los espacios de salud, entre otras complejidades, socavaron los ingresos familiares, y la pobreza se convirtió en un factor de alta incidencia negativa sobre los derechos humanos de las familias venezolanas, y por ende, sobre el proceso educativo.

Y ante tantas dificultades, la organización HumVenezuela (2020) emitió durante el mes en que oficialmente comenzó la pandemia en el país, su informe sobre derechos humanos en el país, y en donde refiriendo sobre el Programa Mundial de Alimentos (PMA), así como las instituciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, siglas en inglés) entre otras complejidades determinaron:

La FAO también actualizó sus estadísticas sobre Venezuela, las cuales mostraron 213,8% de aumento en los niveles de subalimentación o hambre crónica entre los años 2013/2015 y 2019. A partir del cruce de varias fuentes de información nacional, entre 2015 y 2019, la caída de la ingesta de proteínas fue de 76,9% y la calórica de 34%, indicando que la población venezolana en promedio tuvo una dieta muy insuficiente,desequilibrada y monótona, basada en cuatro o cinco alimentos cuando mucho y a expensas de carbohidratos y grasas para saciar el apetito y rendir lo poco disponible en la mesa familiar. (p. 11)

Es decir, que cuando la pandemia del covid-19 hacía presencia en Venezuela, la población de ésta se encontraba en una severa condición de caída en la gesta de alimentos con un astronómico aumento de tres cifras de subalimentación, o mala alimentación, lo que indudablemente también estaba afectando a los niños, niñas y adolescentes.

Y sobre la educación el mismo informe de HumVenezuela (2020) también indicó en relación con la educación resultados muy preocupantes:

La Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) en Venezuela ha tenido un gran impacto en el derecho a la educación, afectando a 8,8 millones de niños, niñas y adolescentes (NNA) sobre una población total de 9,3 millones de NNA entre 0 y 17 años de edad (…)

De 9,3 millones de NNA en Venezuela, que deben gozar del derecho a la educación, 5,1 millones (54,5 %) se encuentra en riesgo de abandono o fuera del sistema escolar, como resultado de un sistema escolar que ha perdido la mayor parte de las capacidades para las que fue creado. El riesgo de abandono está presente en 2,7 millones, 40,0% de los NNA, que asisten de manera irregular a la escuela, en ocasiones por periodos prolongados (…)

Adicionalmente, 1,1 millones de NNA entre 3 y 17 años abandonó la escuela para el año 2019 y 2,6 millones dejó de matricularse en el sistema escolar entre los años 2016 y 2019; 1,3 millones debido al desplazamiento forzado de sus padres o familiares y los demás por necesidades económicas o de condiciones de vida que el sistema educativo no satisface. Especial significación tienen 960 mil niños y niñas de 0 a dos años que, por haber desaparecido los programas de cuidado diario, se encuentran fuera del sistema educativo y requieren de apoyo del mismo en la etapa maternal, para su desarrollo físico, cognitivo y social. (p.18).

Ante semejante realidad, y valorando que la misma organización en propio documento citado (2020), también menciona que el Estado, en este caso, a través de sus instituciones, como el Ministerio del Poder Popular la Educación (MPPE) no genera cifras oficiales, pues, resulta obvio que partiendo de cualquier proceso de observación sobre las condiciones sociales que imperan en el país, resultan muy explicativas estas cifras sobre la población de niños y adolescentes, y con ello, sólo realizando una investigación por plantel en las condiciones que se refieren fueron evaluadas por HumVenezuela, y ante la inacción del Ejecutivo Nacional en temas como los planteados, la investigación en desarrollo, adquiere mayor relevancia en los ámbitos pedagógicos y derechos humanos.

Luego, en este 2022, la FAO genera una actualización de cifras alimenticias a escala mundial, situadas entre el origen de la pandemia y lo que pudiéramos llamar (pos)pandemia, donde la agencia EFE entrevistando a Julio Berdegué, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) reseña sobre América Latina y el Caribe y Venezuela (2020: “La región ha perdido 20 años de lucha contra el hambre. Es un agravamiento de una condición que ya era desastrosa, lo que nos indica que la recuperación (post)pandemia no ha llegado a los hogares» (párr. 2). A la par, las mismas declaraciones del alto funcionario de la FAO indica que los países con mayor prevalencia con el hambre son en ese orden:  Haití (47,2 %), Venezuela (22,9 %) Nicaragua (18,6 %), Guatemala (16 %), Ecuador (15,4 %) y Honduras (15,3 %), y en contraste los de menor afectación son Uruguay y Cuba (menos de 2,5 %) y Chile (2,6 %).

Es decir, que Venezuela, antes y durante la (pos)pandemia de 2020 ya estaba siendo muy afectada por el hambre, lo cual incidía directamente sobre la educación y, por supuesto, la escolaridad en términos de matrícula y asistencia a los planteles, sobre lo cual habría que agregar el tema de los bajos salarios a los docentes que se encontraban en el mejor de los casos con un promedio de 11 dólares al mes, según reseña también de agencia EFE (2021), y sobre lo cual tomando datos del Observatorio de Universidades de Venezuela señaló: «El salario máximo va en algunos países desde 2.000 dólares hasta 7.000 dólares en Chile, en Venezuela es de 11 dólares» (párr. 2); y se hacía referencia por parte de la misma organización que el salario mínimo de los docentes universitarios Panamá, Ecuador y Costa Rica superaba los 1.000 dólares mensuales, realidad que contrasta con la vivida por los educadores venezolanos, y que obviamente también afectó con fuerza la posibilidad de enfrentar con éxito la denominada “educación a distancia”, cuando los responsables de impartir el conocimiento en todas las escalas de la educación tenían que sobrevivir con ingresos prácticamente inexistentes.

En estos términos, resulta evidente que el Estado incumplió tanto con el mandato constitucional y con todas las sugerencias y recomendaciones de organizaciones como la FAO, y tampoco valoró las investigaciones de las organizaciones no gubernamentales, justo cuando más se necesita la integración de la sociedad, y sin otorgar cifras oficiales de tales violaciones de los derechos humanos de estudiantes y docentes.

De hecho, hay que revisar las cifras de deserción y alimentación, máxime cuando la FAO en su reciente informe (2022) indicó sobre los emigrantes venezolanos:

En Colombia, la FAO contribuyó a la rápida rehabilitación de los medios de vida agrícolas de las poblaciones migrantes y los repatriados de Venezuela, así como de las comunidades de acogida, con el fin de reducir los efectos sobre su seguridad alimentaria y nutrición en las zonas urbanas y periurbanas de Colombia después de que las repercusiones de las medidas adoptadas para reducir la transmisión de la covid-19 dejaran a muchos de ellos sin ingresos, obligándoles a recurrir a estrategias de supervivencia negativas, como reducir el consumo de alimentos de tres comidas diarias a una, y a utilizar los ahorros.(p. 6)

Es decir, la realidad descrita por la FAO es algo terrible para Venezuela, y en especial para el Ejecutivo Nacional tener que admitir realidades que repercuten directamente sobre la violación de derechos humanos, razón por la cual, el sistema educativo ha sido muy perjudicado en todas sus realidades: pedagógicas, económicas, sociales, recreativas, culturales, y tales alteraciones han violado el derecho a alimentación, la educación y la salud de manera directa a las nuevas generaciones, y por ende, el futuro de la nación se encuentra muy comprometido en su desarrollo; verbigracia, mientras no exista una planificación que priorice los recursos presupuestarios en esos sectores, la crisis social se irá agudizando y, cada vez será más difícil superar las complejidades que están afectando la educación.

Una nación sin cifras ni informes oficiales, es un país que carece de los mínimos compromisos de Estado para emprender políticas públicas eficientes y eficaces para atender las necesidades de la población. Los niños, niñas y adolescentes deben ser el eje transversal de cualquier sistema de gobierno, porque es allí donde se encuentran los elementos que sustentan la auténtica riqueza existencial para la felicidad de sus habitantes.


Referencias

Agencia EFE. (7 de julio de 2022). “América Latina ha perdido 20 años de lucha contra el hambre”, dice la FAO. https://www.efe.com/efe/america/sociedad/america-latina-ha-perdido-20-anos-de-lucha-contra-el-hambre-dice-la-fao/20000013-4846087

___________ (23 de febrero de 2022). Venezuela alcanza «102 %» de población vacunada contra la covid, dice Maduro. https://www.efe.com/efe/america/sociedad/venezuela-alcanza-102-de-poblacion-vacunada-contra-la-COVID-dice-maduro/20000013-4746004

___________ (4 de diciembre de 2021). El salario de los profesores en Venezuela es de máximo 11 dólares, según ONG. https://www.efe.com/efe/america/sociedad/el-salario-de-los-profesores-en-venezuela-es-maximo-11-dolares-segun-ong/20000013-4691303

FAO (2022). Información actualizada sobre la respuesta de la FAO a la enfermedad por coronavirus (covid-19): construir para transformar.

https://www.fao.org/3/nj243es/nj243es.pdf

HumVenezuela (2020). Informe Nacional de Seguimiento de la Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela: Impactos, Respuesta y Factores de Complejidad. https://humvenezuela.com/wp-content/uploads/2020/10/Informe-de-Seguimiento-HumVenezuela-Marzo-2020.pdf

 


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