Mientras la sed de expansión territorial semi soviética sigue insasiable, la tarima nacional vuelve a tener un espectáculo. ¡El show se hace presente! Ya la incredulidad de la gente llegó a su más alto nivel pero, algunos piensan que aún tienen credibilidad. ¡Bochorno nivel leyenda! Buscar lavar la imagen demacrada, el liderazgo diluido y un legado repudiado en cada rincón del mundo es el objetivo de los arquitectos del desastre. El plan va más allá. Hay que recalcarlo nuevamente: ¡Estamos en guerra!

Es sorprendente y quizás errado este criterio pero, muy en el fondo, la cobardía hace estragos en los sentidos de los que hoy están en el poder. Son unos cobardes empezando por el máximo hasta al mínimo. Aún quieren hacer entender que vivimos en democracia, la realidad que intentan demostrar es otra. Una realidad que cada día se aclimata y se agudiza, ellos siguen con su plan. Aceptar que comandan un régimen tiránico y dictatorial no es parte de ese meticuloso plan porque hay que seguir mostrando las apariencias ante el globo. Son los cobardes más grandes de nuestra historia porque «no hay peor cobardía que negar la esencia de su ser».

Quizás la memoria nos falle porque hay muchos que solo tenemos esta realidad como experiencia. Sin embargo, la constante búsqueda de métodos de lucha es imperiosa. Paseamos por páginas de muchos libros, anécdotas de antaño y la sabiduría vigente de los que hoy siguen vivos y llegamos a un punto: «Sivis pacem, para bellum», la máxima latina que significa «si quieres la paz, prepárate para la guerra» y, debemos prepararnos cuanto antes ya que la guerra empezó.

No la tenemos fácil y nunca la hemos tenido. Los que están en aquella acera usan los peores y más acérrimos métodos. Usando a un Sebin que copia al carbón a la Ojrana Zarista, pasando por el sadismo político como lo hizo su ídolo Gadafi, luego por los laboratorios propagandísticos al estilo nazi de Goebbels, unas instituciones que han llegado al punto más recalcitrante de conspiración y complicidad, una «FANB» que más que una institución es un clan de sabandijas traficantes y represores, y parte de un pueblo que sigue envuelto en un letargo portentoso del «Morfeo chavista». Todo esto, son los puntos que nuestros adversarios usan para convertir a Venezuela en la nueva «Salem» con su cacería de brujas.

Muchos quizás crean que esto es un juego de ruleta, otros lo ven como la oportunidad de posicionarse y cobrar, algunos como la lucha obtusa de los renegados pero, es algo más allá, es algo más profundo y más importante. La lucha por un país empieza por el compromiso que posean sus ciudadanos y sus guías. Simón Bolívar no pudo solo. Necesitó la ayuda de todos los caudillos de la época y de las naciones aliadas para nuestra independencia. Todo fue un plan orquestado en unidad y de ahí, Vicente Salias se inspiró para darle forma a las gloriosas notas de nuestro himno: «la fuerza es la unión».

Si creían que el monstruo era diminuto se equivocaron, si pretendían que con un par de tweets descalificativos la tiranía iba a caer pues fueron inocentes, si creían que atacando al aliado que tenía métodos distintos pero objetivos comunes iban a convertirse en los únicos portadores de la espada de Damocles pues, cayeron en la trampa. La arremetida que nos viene será mucho más implacable y ya demostraron que la inmunidad constitucional les tiene sin cuidado. Pues, debemos contraatacar y el miedo no debe guiarnos.

¡Estamos en guerra! Hay que identificar los siguientes pasos del enemigo. No se debe andar con misterios ni agendas ocultas por conseguir un par de lochas. La esperanza debe mover la fibras de un pueblo sediento de ella y debemos construir ese discurso, los que apuestan a una salida negociada deben hacerlo con argumentos sólidos y en ventaja porque «nadie canta retruco viendo a la perica en la mesa», los que tienen aspiraciones minúsculas deben dejarlas en la gaveta, ponerse los patines y salir a luchar. Les recuerdo: «Sivis pacem, para bellum«. Es hora de prepararse para la paz.

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


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