cancelación de vuelos Un juzgado español ordenó suspender el rescate de la aerolínea Plus Ultra - Directivos de Plus Ultra involucrados en la quiebra de tres compañía aéreas
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«La verdad está en camino y nada la detendrá» es una frase premonitoria del padre del naturalismo francés, Emil Edouard Zola, que concebía la literatura y el periodismo como un arma formidable de lucha política. La causa noble que asumió al defender de la calumnia al Capitán Dreyfus en un affaire de enorme resonancia en Europa lo dejó claro.

La idea de mi convicción es similar, como sigue, traigo a colación algunos ejemplos demostrativos de la conexión del populismo practicante por el gobierno de España y los países atrapados por el socialismo marxista en Iberoamérica. Por supuesto, me refiero a Cuba, Venezuela, Nicaragua, Argentina, México y Perú, debutante en los menesteres del presidente, Pedro Castillo Terrones, poco de Castillo y mucho de Terrones.

Empiezo  con el vuelo privado, en enero de 2020, de la vicepresidente del gobierno de Venezuela, Delcy Rodríguez, sujeta a las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea por haber incurrido en delitos contra el patrimonio público, fue recibida, sin más. por el  Ministro de transportes, Juan Manuel Ábalos, en el Aeropuerto de Barajas, el hecho desató una tormentosa polémica sobre el acto transgresor de la uniformidad normativa del Derecho Internacional de Europa. La pregunta que surgió, ¿pisó o no, suelo español la vicepresidenta? El Tribunal Supremo ocultó la verdad y afirmó que la decisión en política exterior de la Unión Europea no implica responsabilidad penal. Salió, entonces, bien librado, el arrogante ministro, al mismo tiempo, secretario de organización del PSOE.

Meses más tarde, en julio, se produce otro azaroso acontecimiento, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales aprueba un crédito de 53 millones de dólares a la empresa aérea Plus Ultra, cuyos accionistas, visibles testaferros, de Cilia Flores y de la princesa del chavismo, Delcy Rodríguez. La retorcida interpretación de los estatutos de SEPI evidencian el fraude. Esta vez, Ábalos, antiguo jefe de la juventudes comunistas, aficionado al juego de azar, perdió su apuesta de mantenerse en el gobierno, cabizbajo abandonó el Gabinete y hubo de regresar a Torrent, su tierra valenciana. Aún resuenan en mis oídos sus declaraciones ostentosas, de que había venido para quedarse en las funciones del gobierno de España. Quizá el retiro de su cargo y la dura crítica de Daniel Ortega al gobierno presidido por Pedro Sánchez Castejón pueda advertir la tierra movediza sobre la cual descansa cualquier pacto con los neocomunistas iberoamericanos. Los asesores del populismo en América arriesgan, permanentemente, el ejercicio de su consultoría; el expresidente vallisoletano José Luis Rodríguez Zapatero ha sido excluido del diálogo en México, en cambio, Juan Carlos Monedero ha enriquecido su cartera de clientes con su orientación al novel presidente de Perú. Sin embargo, Plus Ultra no frena, viene de obtener la segunda parte del  crédito otorgado por 34 millones de euros, dado su carácter de industria estratégica, ha merecido la aplicación de la política diseñada por el gobierno español para el sector público de su país. El crédito de marras había sido bloqueado por el juzgado de instrucción N° 15 de Madrid, pero superado el escollo se designó además a Maria Jesús Álvarez observadora en la Junta Directiva de la empresa venezolana.

Vale la pena recordar que Plus Ultra suscitó un apoyo inusitado de los organismos españoles principales, la Abogacía del Estado, el Tribunal Supremo, el Tribunal de Cuentas. Por lo demás, la propia SEPI está adscrita al Ministerio de Hacienda y Función Pública.

La polvareda todavía no disipada levanta suspicacias y sospechas, desde mi punto de vista, plenamente justificadas. Para colmo el sábado, 14 de agosto, apareció en gran despliegue la noticia de que los dueños de Plus Ultra figuran como directivos de empresas en paraísos fiscales. Los empresarios venezolanos detrás de la aerolínea, poseedores de más de 47% de las acciones, han sido vinculados a sociedades «pantalla» en destinos opacos como Barbados y Aruba. En definitiva, Plus Ultra cuenta entre sus socios, a empresarios de dudosa reputación, señalados por presuntas tramas de elusión de impuestos y ocultación de actividades fraudulentas, según reflejan las cuentas presentadas por la empresa en los últimos años. Destacan entre sus directivos Rodolfo José Reyes, El Arigie Harbie Raif y Roberto Rosselli. Un nuevo nombre hay que añadir, Pedro Antonio Flavio Borquez Taiff. Es una alusión inevitable, las sociedades que Reyes y Harbie comparten en España con el venezolano-libanés Camilo Ibrahim Issa, muy cercano a Delcy Rodríguez y a Cilia Flores.

Los libros de la empresa dejan constancia de las pérdidas en todos los ejercicios desde su creación en 2011, esta semana recibirán los 53 millones de euros íntegros del rescate, aportados por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales. Su misión por antonomasia, es rentabilizar las participaciones empresariales y orientar todas las actuaciones atendiendo el interés público.

La interpretación es libre y fácil para mis lectores.


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