Ya han pasado más de tres semanas desde las elecciones norteamericanas del 3 de noviembre y el presidente Trump todavía se niega a conceder la victoria a su oponente demócrata Joe Biden. El argumento esgrimido por Trump y su equipo legal “estrella”, como el lo llama, es que hubo un masivo fraude electoral facilitado por la gran cantidad de votos realizados por correo y, peor aun, por ciertas maquinas de votación manejadas por la mismísima mano negra de Smartmatic y el castro-chavismo.

Hace unos 10 días, el abogado principal de la campaña Trump, Rudy Giuliani, acompañado por las tigras legales Sidney Powell y Jenna Ellis, mantuvieron una muy anticipada rueda de prensa de más de 90 minutos, que desafortunadamente solo fue cubierta por Fox News y los medios de comunicación de ultraderecha OAN y Newsmax. Los connotados archienemigos del presidente, conocidos como “fake news”, o sea, toda la prensa mundial, decidieron ignorar tan importante evento. La conferencia comenzó con el Sr. Giuliani reiterando las graves acusaciones de fraude electoral masivo, refrendadas por “cientos” de declaraciones juradas de norteamericanos que, según Giuliani, eran prueba irrefutable del robo electoral perpetrado por Biden y los demócratas en los estados claves de Pennsylvania, Georgia, Michigan y Nevada.

Luego de su larga y agitada introducción, Giuliani le cedió la palabra a la señora Powell con la promesa de que ella daría unas declaraciones y revelaciones explosivas que por sí solas serían causa para despojar a Biden de su presunta victoria y llevar a prisión a todos lo involucrados en la trampa. La abogada procedió a reiterar las acusaciones del fraude electoral generalizado llevado a cabo por los demócratas, pero ahora en complicidad con la empresa de votación norteamericano/canadiense Dominion Voting Systems. La señora Powel mostró su ira acusando directamente al fallecido dictador Hugo Chávez Frías y sus cómplices, Cuba, China y Rusia de haber infiltrado programas informáticos en las máquinas de votación de la susodicha empresa que permitieron despojar a Trump de millones de votos para dárselos al pérfido señor Biden. Como si esto fuera poco, acusó a la empresa Dominion de ser una subsidiaria de Smartmatic y de haber introducido algoritmos y “puertas traseras” que llevaron los votos a un largo viaje por servidores localizados en Alemania, España y hasta la misma Cuba.

La rueda de prensa continuó con un Giuliani casi en frenesí y con ríos de sudor que hicieron que se le corriera el tinte de cabello por los lados de la cara en un espectáculo tragicómico y definitivamente surrealista. Tampoco faltó algo de entretenimiento cuando Giuliani regaló a la audiencia su imitación de Joe Pesci en la clásica película legal Mi primo Vinny. Al final de esta obra maestra, la mayoría de los asistentes hizo las mismas preguntas y comentarios: “¿Dónde están las pruebas? Por favor muéstrenos las pruebas irrefutables de tan graves acusaciones”. Inmediatamente, el trío legal contestó al unísono que no gastaría sus balas en la televisión, sino que saldrían directo a las cortes para introducir unas demandas apoyadas por la incalculable cantidad de evidencia que habían recabado. Cuando los expositores se retiraron del recinto, tanto los aliados como los enemigos pudieron respirar.

En los días subsiguientes a la rueda de prensa y dada la gravedad de las acusaciones, el equipo legal de la campaña Trump fue invitado a todos los medios de comunicación para que por lo menos presentaran alguna muestra de las pruebas que afirmaban tener. Ni siquiera el comentarista conservador de la cadena Fox, Tucker Carlson, logró que los abogados le compartieran evidencias, usando la misma excusa de que iban directo a las cortes. Durante todo este periodo de incertidumbre, el presidente Trump se ha dedicado a reiterar las acusaciones de fraude mediante su medio de comunicación favorito, Twitter, creando una gran incertidumbre sobre la validez y seriedad de las elecciones norteamericanas y azuzando a sus seguidores de base para que desconozcan los resultados de la elección.

Me disculpo con mis lectores, particularmente los compañeros republicanos, por el tono sarcástico de mi relato hasta el momento, pero para mi la verdad es mucho más importante que las afiliaciones partidistas o personales. Si las acusaciones planteadas por Trump y su equipo fueran reales, representarían el mayor crimen contra la integridad de nuestro país en toda su historia y tendrían que estar siendo investigadas por el FBI, la CIA y Homeland Security. Pero hasta el momento, se han presentado mas de 30 demandas en los tribunales federales y locales de los estados claves y TODAS han sido desechadas por falta de pruebas, no por jueces demócratas, sino por jueces republicanos muchos de ellos nombrados por el mismo Trump. Solo la semana pasada, el Juez republicano Mathew Brann de Pennsilvanya comparó una de las demandas con el “monstruo Frankenstein, por estar tan mal hecha que hasta se le ven las costuras”. También, el departamento de Homeland Security, dirigido por el gobierno Trump, emitió un comunicado oficial estableciendo que estas elecciones han sido las “mas seguras de la historia”…

Además, me puse a investigar el tema de la relación entre Dominion Voting Systems y Smartmatic, para ver si por lo menos allí había algo de cierto. La única información veraz que conseguí fue que Smartmatic adquirió Sequoia Voting Systems en 2005 pero que en 2006 el congreso norteamericano y el departamento de justicia obligaron a Smartmatic a vender Sequoia a sus gerentes norteamericanos porque, en ninguna circunstancia, iban a permitir que una empresa tan cuestionada tuviera injerencia en las elecciones de USA. Subsiguientemente, en 2010 esos gerentes vendieron los activos mas importantes de Sequoia a Dominion Voting Systems de Canadá y que para que se aprobara la venta, los dueños de Dominion tuvieron que convertir a la empresa en norteamericana para poder seguir con los contratos electorales.

También, hay una gran cantidad de temas técnicos y legales que niegan el hecho de que se haya podido hacer una trampa en la escala de la que acusa la campaña Trump, pero lo que más me pareció relevante es que en el estado de Georgia se utiliza el voto digital, pero cada voto tiene una contrapartida de papel. Si se hubieran falsificado/traspasado votos de Trump a Biden en las maquinas de Dominion, el conteo y re-conteo manuales que se realizaron hubieran diferido del conteo digital en cantidades suficientes para alterar el resultado electoral, cosa que no sucedió. Además, Georgia es un estado con gobernador y secretario de estado republicanos. Todavía faltan casi dos meses para la toma de poder de Joe Biden y Trump no muestra ningún signo de dar su brazo a torcer. Por el bien de su credibilidad y la de su equipo, espero que logren presentar pruebas fehacientes del fraude que alegan, porque si no, no solo quedaran como unos malos perdedores, sino peor aun, como unos mentirosos que habrán hecho un gran daño a nuestra democracia.


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