Se puede entender la renuencia de la falsa oposición (MUD, Plataforma Unitaria) en hacer un balance de su gestión política ante los venezolanos. El debate sobre tesis y estrategias fracasadas para salir del chavismo sin la menor intención de rectificar solo podría conducir a acentuar más aún el rechazo por parte de los venezolanos.

Lo que no se entiende es que estos operadores por un sentido del más elemental pragmatismo y oportunismo político no tomen las medidas para lograr su propia supervivencia y por el contrario siguen embalados por los caminos de una asegurada bancarrota.

Y aquí hablamos no solo de la necedad de insistir en negociar con un régimen que no quiere negociar o de participar en unas elecciones sin condiciones ni garantías pero con abundante voluntarismo, aunque esto al final termine avalando al Estado chavista.

A esto hay que agregar el diseño mismo de esa oposición como una supuesta unidad de factores partidistas que en teoría podría también unir a los venezolanos, incluyendo a los chavistas, para por la vía de esa sumatoria, eventualmente derrotar al chavismo.

Con esa lógica han salido formulaciones tales como Mesa de la Unidad Democrática, Frente Amplio, Plataforma Unitaria, siempre haciendo énfasis en la idea engañosa de unir y sumar factores que acumulados logren ser más que el chavismo.

Pero el resultado no ha sido la totalización de fuerzas políticas suficientes para disputarle el poder al chavismo. Esa unidad de la oposición es más un amasijo de siglas y colores en el cual se pierden las formas y no hay manera de distinguir el todo (la unidad como alianza política) de las partes (los partidos).

Lo que es peor, la veneración de la inclusión y la tolerancia permiten que en nombre de esa unidad allí cohabiten factores ideológicos de todo el espectro político que va de la extrema izquierda hasta la extrema derecha, pasando por los defensores del relativismo y la ideología de género sin dejar por fuera, por supuesto, al chavismo originario.

El resultado es una biocenosis de intereses ideológicos y pragmáticos enfrentados unos a otros e intentando coordinarse entre ellos para negociar con el régimen chavista. Lo que se le presenta a la gente no es una propuesta política y estratégica como alternativa al chavismo sino reacciones espontáneas y espasmódicas que siempre apuntan al corto plazo tales como negociar con el régimen o participar en sus elecciones fraudulentas aunque ambas opciones han fracasado una y otra vez.

Quizás la Coordinadora Democrática tuvo un relativo éxito político superior al hacer más énfasis en coordinar factores partidistas y sociales respetando su fisonomía en lugar de  fundirlos a todos en una masa amorfa e incomprensible llamada unidad.

La lucha contra el régimen chavista podría potenciarse con partidos políticos distintos que manteniendo su identidad programática e ideológica se puedan coordinar con otros partidos para unos asuntos, pero no para todos.

Esto permitiría presentarle a los venezolanos propuestas diversas frente al modelo chavista y de la confrontación de ellas adoptar una que ofrezca la mayor potencia y viabilidad y por esas mismas condiciones se convierta en el referente para coordinar más que unir esfuerzos para lograr masa crítica y derrotar al Estado chavista.

Es bueno recordar que en 1998 el entonces candidato Hugo Chávez no convocó a una unidad de la oposición frente a lo que él llamaba las cúpulas podridas de los partidos. Chávez presentó su agenda política, la cual no fue negociada con otros factores previamente, desde el MBR-200 en el marco de lo que él llamó el Polo Patriótico en el cual otros partidos giraban y se coordinaban sin otra opción que suscribir las tesis del núcleo que gobernaba ese polo.  Sin duda ese enfoque le dio más fuerza y coherencia en lo táctico y estratégico.

Mientras esa oposición política siga prisionera de slogans, tuits y clichés tales como la idea engañosa de unidad, muy pocas probabilidades tendrá de convertirse en un verdadero referente en la lucha contra el régimen chavista. Tal como se ha visto en las últimas dos décadas.

@humbertotweets

 


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