Existe en Venezuela desde los tiempos coloniales, en la época de la Capitanía General, una tendencia cultural hacia la corrupción administrativa, de la cual muy poco se quiere escribir para no manchar las sagradas memorias de los orígenes de nuestra nación, pero que a la luz de los recientes escándalos de denuncias y contradenuncias en la Asamblea Nacional, es pertinente recordar para poder entender cómo llegamos a estos momentos.

Desde el comienzo de la Conquista española se presentó una situación de desconfianza mutua y generalizada entre la corona y los conquistadores en el sentido de que predominaba la mala fe mutua en el cumplimiento de las capitulaciones que establecían los derechos y obligaciones que implicaban para cada una de las partes la adquisición de territorios y la fundación de nuevas ciudades. No es casualidad que muchísimos exploradores y conquistadores murieran asesinados, encarcelados por causas de rebeldía contra el rey que no buscaba sino el más mínimo detalle para desconocer lo pactado y retirar los privilegios establecidos, como bien lo vivió Cristóbal Colón en los últimos años de su vida.

A esta situación histórica se le añade la particularidad que nadie le gusta recordar que el territorio de Venezuela fue adjudicado a la familia alemana de los Welser y que durante algunas décadas parecía nuestro destino ser la primera colonia alemana en América, dándose entre españoles y alemanes grandes abusos y conflictos entre sí, hasta que la situación fue corregida para posteriormente ser objeto de arbitrariedades más tradicionales dentro del absolutismo español.

Un ejemplo de esto fue el monopolio comercial que tenia España con todas sus colonias, que incluso duraron décadas y siglos sin poder comerciar entre sí, lo que explica posteriormente la falta de nexos comerciales y culturales para fomentar la integración hispanoamericana, a diferencia de las colonias anglosajonas que habían establecido una especie de acuerdo comercial amplio 30 años antes de declarar la independencia y por ello hicieron causa común las 13 colonias fundadoras de Estados Unidos contra Inglaterra.

Este monopolio comercial convirtió a Venezuela en el paraíso del contrabando en la época colonial. La solución que consiguió la corona española fue otro acto de viveza y arbitrariedad, como fue entregarle todo el monopolio comercial de Venezuela a una empresa de comerciantes vascos conocidos como compañía Guizpuzcoana, que de 1730 a 1785 mantuvo un monopolio comercial único en la América colonial hispana, lo cual posteriormente no sería nada novedoso a la luz de nuestra experiencia administrativa en el siglo XXI de destruir una empresa privada para crear un monopolio público.

Durante la guerra de la Independencia también se dieron diversos actos de corrupción, destacándose el reconocido caso del italiano Giovanni Bianchi, que se robó el tesoro de la República, dejando sin fondo a la segunda república, de la misma manera que los llamados “bolichicos” dejaron arruinado el Tesoro Nacional en esta denominada por algunos quinta república.

Después de la Independencia, se presentaron todo tipo de situaciones con la repartición de las haciendas y propiedades de los realistas que no habían apoyado la causa de la independencia y obviamente se presentó un conflicto en cuanto a la forma de premiar con propiedades y fortunas a los grandes servidores de la patria que habían ganado la independencia, no tanto a los generales como a los soldados y sargentos.

Esta situación creó una nueva oligarquía que sustituyó a la que hace política colonial y duró unos 30 años hasta que la guerra federal permitió crear otra nueva clase de héroes y también de vividores del erario público, de donde destacaría la figura insuperable de Antonio Guzmán Blanco, considerado por algunos el mayor delincuente público de la historia venezolana y quizás latinoamericana, debido a su descaro para cobrar comisiones sobre los empréstitos que conseguía para la República a objeto de pagar las deudas de funcionamiento e incluso deudas de la independencia, de las cuales ningún historiador venezolano quiere hablar por ser un tema tabú el costo y los financistas extranjeros de la guerra de independencia venezolana.

Esta corrupción administrativa casi acaba con Venezuela en el gobierno de Cipriano Castro, cuando el imperio británico y alemán deciden iniciar una ofensiva contra nuestro país buscando una nueva apertura colonial en América Latina, dado que el continente africano y asiático ya estaba totalmente repartido y solamente la intervención agresiva de la administración estadounidense evitó que partieran el país en pedazos, lo que tampoco se quiere admitir en historias, mucho menos en propagandas.

Juan Vicente Gómez aprendió muy bien la lección de no enfrentar a las potencias europeas y la importancia de pagar las deudas externas generando la creación de la Administración Pública Nacional en forma moderna a lo largo de sus 27 años de gobierno. Posteriormente, sus sucesores, especialmente Medina Angarita, fueron muy imprudentes manejando la política interna y enfrentando de manera muy frontal el papel de Estados Unidos como nueva potencia a nivel mundial, originando el golpe de Estado de 1945 que creó un cambio absoluto en la historia de Venezuela y también cometió muchas imprudencias políticas que llevaron al golpe de Estado del año 1948.

En los primeros sesenta años del siglo XX se utilizó al Estado de una manera muy irregular para premiar lealtades políticas, vendiéndoles lotes de terreno a funcionarios y amigos del gobierno que luego vendían a las multinacionales petroleras, como adjudicando contratos de bienes y servicios a amigos y acólitos que posteriormente repartían el famoso 10% de comisión entre el funcionario de marras, lo que terminó detonando en 1959 el plan de salvación nacional de Larrazábal que generó una inmensa migración del campo a la ciudad pero no para la industrialización de la economía, sino más bien para la creación de un ejército de funcionarios.

El período democrático llamado por algunos democracia de los partidos o cuarta república por sus enemigos es demasiado largo y complejo para tratarlo en estas líneas, por lo cual deberá ser tratado en otro artículo la próxima semana.


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