La difusión de “noticias” en la provincia venezolana es parte de una historia antigua que ha seguido el mismo patrón de tradición y abusos en nuestra era. Los textos escritos en hojas de papiro, seda o pergamino actuaban como medios de propagación y divulgación de la información. Quizás fue Julio César durante su consulado en el 59 antes de Cristo, quien en su magnificencia reconoció el valor y la importancia de la opinión pública.

Con la aparición de la prensa ideada por Johannes Gutenberg en 1440 se masificó la información escrita. Luego la impresión escrita se convirtió en el primer medio de comunicación de masas  y el motor impulsor del periodismo. La función de informar se multiplicó viniendo acompañada con la tríada: informar, formar y entretener. Los conceptos filosóficos y éticos han cambiado, ahora los medios se usan para desvirtuar la verdad, así como para persuadir y promover con otra misión y visión menos digna en verdadero valor de los medios. Con menos contenido social y más interés personal.

En los siglos XVIII y XIX, los líderes políticos tomaron conciencia del gran poder que podía tener la Gaceta para influir en la población y para que proliferaran los periódicos de facciones y partidos políticos. Hacia finales del siglo XIX los empresarios descubrieron el potencial comercial del periodismo y surgieron las primeras publicaciones parecidas a los diarios actuales. Surgió el “amarillismo” como exaltación de una verdad maquillada por intereses difusos. ¡Súbito! A los empresarios codiciosos les vino la idea o el deseo de tener el poder al tener información resguardada para usos exclusivos personales, así como el valor suficiente para enfrentarse al establishment de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en esos tiempos. La verdad informativa tenía el sentido de enfrentarse con todos los poderes existentes. El periodismo ético vivió su mejor momento.

Los medios surgieron como una irreverencia ante el abuso de poder y por los secretos del poder. El cuarto poder. La prensa, la información, la noticia, la verdad al alcance de todos, fue equiparada y hasta más importante que los tres poderes del gobierno. Funcionaba más como una contraloría más moral que contable o administrativa en cuanto al manejo de los recursos que aportan los ciudadanos.

«El periodismo surgió para resolver la escasez de información. Información que era valiosa por su escasez«.

La difusión de la información fue y sigue siendo la principal fiscalizadora de la gestión pública, la mediadora entre el poder y los ciudadanos. La voz de todos.

Quizás son solo especulaciones, ilusiones o fantasías mías. La industrialización, la decadencia del poder de la Iglesia y el cambio que logró la valoración del precio de la moneda de un oro atesorado, por la capacidad de producción en función de los petrodólares, surgió el quinto poder y se hizo universal. El poder económico. El dios de los dioses, el Zeus moderno. La información y la verdad como poder, se enfrentan al poder del dinero, que financiando y extorsionando al poder político hizo trizas el ideal de Montesquieu.

La prensa libre, la libre información y expresión que siempre ha sido sinónimo de libertad sucumbió. Esa libertad que es parte de una sociedad que vive en democracia hoy no existe. Los medios son los palangristas. Los infames, los traidores a los principios éticos. La codicia y la avaricia carecen de dignidad.

No existe en los países con gobiernos que “luchan por defender la justicia” la información libre. Las corporaciones que manejan la prensa y los medios pretenden doblegar el poder del Estado para tener su espacio de poder. De bienestar económico. No lo podría definir como extorsión, no soy un erudito del lenguaje y el conocimiento de nuestro idioma. Alguien sin duda me ilustrara.

No existe en los países de carácter “socialista” libertad  de expresión. Los dueños de los medios prefieren cuidar sus ingresos económicos antes que luchar por la justicia. Puedo citar en mi sabiduría y lectura a Aristóteles, a Edmund Burke, a Thomas Carlyle. Puedo narrar la historia de Joseph Pulitzer. Pero prefiero defender los casi 50 años de trayectoria y constancia de quien alguna vez tuvo la idea de darle una voz a todo un pueblo a través de un programa que bautizó como Primera Plana.

El cuarto poder fue una respuesta a la codicia entre sombras de los poderes del Estado. Cientos de periodistas han ofrendado su vida y su libertad en honor y por la dignidad de entregarles la verdad a los ciudadanos del mundo.

Me entristece reconocer que quienes en estos tiempos tienen el poder de doblegar al Estado por sus mentiras y por sus abusos, sólo por cobardía o intereses, se arrodillen ante quienes han debido arrodillar. Y lo han hecho con desfachatez por unos cuantos denarios de plata.

Quizás los medios valgan mucho. En mi humilde opinión carecen de valor económico y comercial sin el concurso y la honorabilidad de los periodistas valientes que son los nuevos “Virtus”, si recordamos la mitología romana. Muchos consideramos que es más valioso para el futuro de la patria la riqueza moral que la vanidad, la codicia y la cobardía de aquellos que solo piensan en los bienes, su bienestar social y en su riqueza material.

Busco hombres dignos y nacionalistas sin más interés que forjar un futuro para todos. Abstenerse dueños de medios sin principios ni moral. 


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