Llegó la hora de recuperar la unidad de la oposición. No queda otra alternativa. La unidad fue nuestra fortaleza en el pasado: la que nos acompañó durante catorce años en la lucha contra Chávez, la que casi derrotó a Maduro en la elección presidencial del año 2013 y la que nos dio la gran victoria en las elecciones parlamentarias de 2015.

Absurdamente, la unidad se rompió luego de ese gran triunfo, originando la abstención electoral que paulatinamente fue cediendo al régimen militar-madurista las alcaldías, las gobernaciones, la Presidencia de la República y la nueva Asamblea Nacional, en momentos en los cuales la oposición unida hubiera derrotado fácilmente al régimen, sacándolo del poder.

Tras 22 años de dura lucha, con muchos muertos, heridos, exiliados y presos, con el peso de las derrotas auto infligidas de los últimos años, recobrar la unidad perdida es un imperativo categórico, una necesidad imperiosa y una duda ineludible con el país que debe saldar la dirigencia opositora. Los pésimos resultados obtenidos demuestran fehacientemente que las acciones aisladas de individuos, partidos y grupos no tienen ninguna posibilidad de éxito sin un respaldo unitario del resto de la oposición.

En los actuales momentos ningún otro asunto, ningún otro interés, ningún otro propósito, puede estar por encima del proyecto de la Unidad Nacional Opositora (UNO), expresada así, con mayúsculas y siglas, como si fuera una hermosa realidad, para resaltar la idea de que tal cosa es totalmente posible, como lo fue en su tiempo la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que tan buenos resultados nos dio y cuya pérdida ha impedido lograr el cambio político que la inmensa mayoría de los venezolanos queremos.

Todo el que no esté sometido fatalmente al régimen por fanatismo ideológico, por hechos de corrupción o por necesidad vital de subsistencia, debe entender que llegó la hora de superar las diferencias, reprimir los egoísmos, diferir las ambiciones y corregir los desaciertos que han socavado la unidad opositora. La misma es indispensable para estimular la participación política de la ciudadanía y ésta última constituye la forma idónea, pacífica y democrática de derrotar a la autocracia.

María Corina Machado, Leopoldo López, Juan Guaidó, Henrique Capriles Radonski, Julio Borges, Henry Ramos Allup, Manuel Rosales, Henri Falcón, Felipe Mujica, Timoteo Zambrano, Eduardo Fernández, Javier Bertucci, Claudio Fermín, Hiram Gaviria y todos los demás dirigentes políticos de oposición están obligados a unirse para sacar al país de la ruina y del autoritarismo.

La unidad es indispensable para enfrentar con éxito los eventos políticos que se avecinan: en diciembre de este año, las elecciones de Alcaldes y Gobernadores y a principios o mediados de 2022, el referéndum revocatorio del mandato presidencial usurpado por Nicolás Maduro. Es la última oportunidad que tienen los dirigentes de la oposición para preservar sus nombres para la posteridad

En nombre del país y de todos los venezolanos de mentalidad democrática les pedimos, les exigimos, que no dejen pasar esta oportunidad, porque no habrá otra más.


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