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He escrito mucho sobre Venezuela describiendo minuciosamente datos y realidades sobre su funesta, triste y criminal situación. No entiendo el negacionismo de muchos líderes de países democráticos, la realidad es palmaria y evidente, debo volver a recoger las palabras del expresidente español Felipe González cuando dijo sobre Venezuela «en Caracas ha habido más muertos que en Damasco, Siria, en los últimos años, Venezuela es una verdadera tiranía, una narcotiranía», en otra ocasión, en mayo de 2019 dijo «cuando Maduro caiga y se vea el horror del chavismo no aceptaré excusas».

No se puede ni se debe blanquear a gobiernos corruptos, liberticidas, represores, dictatoriales y criminales de lesa humanidad. ¿Acaso alguno de los políticos españoles y de otros países democráticos que se compadrean con ellos pueden negar que sean corruptos, liberticidas, represores, dictatoriales y criminales de lesa humanidad? Esto sin hablar de la destrucción casi total de la economía de uno de los países que a principios del siglo XX era de los más ricos del mundo o de la ausencia de todo tipo de servicios sociales o de los más de 4 millones de ciudadanos obligados a emigrar por todo el mundo para poder mandar unos pocos dólares a sus familiares para que malamente puedan subsistir.

¿Por qué se produce este negacionismo absurdo contra la propia evidencia? Por ignorancia, por fanatismo político que no permite discernir la realidad o por acomodo político en defensa de una determinada ideología, basándose en intereses perversos por beneficios propios o del colectivo que representa. Pienso, sobre todo proviniendo de líderes políticos de los que se presupone una cierta capacidad intelectual y más si representan un extenso colectivo, que es por la tercera opción, pura corrupción intelectual, por intereses económicos y defensa intencionada de estructuras políticas que anhelan más poder e incluso bienes materiales para ellos, estructuras que de una manera u otra faciliten su acceso o mantenimiento en el poder político.

Son en general dictaduras de izquierda, ya que las de derecha han ido desapareciendo, transformándose muchas en democracias, aún quedan las dictaduras árabes que son de derecha y que curiosamente apoyan directa o indirectamente a autocracias de izquierda, podríamos decir que gran parte de estas dictaduras árabes están ligadas a los países tramposos y gamberros en línea con la supuesta izquierda que, de comunistas y de izquierda radical solo tienen el nombre, porque la realidad es que son dictaduras que practican el capitalismo salvaje.

Es por todos conocidas las riquezas y las cuentas millonarias de la mayor parte de los grandes dirigentes izquierdistas del mundo, se puede mencionar a Hugo Chávez, su familia y amigos, Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y un sinfín de dirigentes chavistas de Venezuela; Daniel Ortega, su familia y altos cargos de Nicaragua; la opulencia de Kim Jong-un, presidente de Corea del Norte; la familia Castro de Cuba; Cristina Kirchner, su familia y entorno de Argentina; Putin, aunque no es comunista, más bien de extrema derecha, se conecta y apoya a la supuesta izquierda mundial.

¿Quiénes dan amparo al despropósito de Venezuela? Cuba, Rusia, Irán, Corea del Norte, Nicaragua y José Luis Rodríguez Zapatero, arrastrando en alguna medida a parte del gobierno español, todos los de Podemos y alguno que otro dirigente socialista, con el presumible permiso del presidente Pedro Sánchez.

Hay un artículo publicado el 7 de julio de 2021 en el diario español ABC que titula “Las concesiones de Borrell ante Venezuela alarman a EE UU” donde se afirma que “los norteamericanos estaban dispuestos a revisar la política de sanciones sobre la base de avances significativos en una negociación comprensiva”, pero que el secretario de Estado de Estados Unidos se niega a firmar cualquier acuerdo para respaldar unas elecciones en Venezuela que no cumplan los estándares internacionales para la democracia, comenzando con las elecciones locales y regionales programadas para noviembre de 2021, como he resaltado y descrito en anteriores artículos y ensayos “las supuestas elecciones democráticas del chavismo eran una mentira más del régimen”. Le robaron dos veces las elecciones presidenciales a Capriles, Chávez en 2012 y Maduro en 2013, la victoria de la oposición en las elecciones a la Asamblea Nacional de 2015 hubiera sido todavía más abultada sin las trampas del chavismo, después de todo fue una falsedad grosera y generalizada. No quiero aburrir a los lectores repitiendo cosas que ya escribí en mi anterior ensayo.

He estudiado Venezuela, su situación política, social y económica, la perversión de su sistema en todas sus vertientes. Producto de conversaciones con distintas fuerzas sociales y políticas de la oposición e incluso del chavismo, elaboré un conjunto de documentos a finales de 2018 que se estructuraban en 25 puntos centrados en definir el proceso de transición democrática con la salida del chavismo del poder, para la formación de un gobierno de transición y elecciones generales, democráticas, libres y justas.

Estos planteamientos casi miméticamente fueron recogidos por la oposición y por su presidente encargado Juan Guaidó en enero de 2019. Entre mis contactos no debo dejar de nombrar de forma destacada a las siguientes personas: el obispo Ovidio Pérez Morales, William Dávila, Henry Alviarez, Corina Machado, Lewis Pérez, Antonio Ledezma, Enrique Naime, Cecilia Sosa, Haroldo Romero, Walter Aranguren, Miguel Henrique Otero, Humberto Calderón Berti y Roberto Henríquez, también hablé con representantes chavistas, el más significativo fue José Vicente Rangel, hubo más personas tanto de movimientos sociales como de la oposición y del chavismo que me pidieron el anonimato, en este último grupo hay importantes políticos, militares, abogados y empresarios, de algunos de ellos ni siquiera llegué a conocer sus nombres. Recuerdo más de una conversación con un grupo de militares de alto rango realizada por teléfono encriptado o con protección de seguridad en las comunicaciones. Relato esta parte sobre Venezuela con mucha tristeza.

De momento, la transición democrática se nos escapó a todos, y ganaron todos los que por unos motivos u otros les interesaba perpetuar el régimen de perversión, latrocinio y crímenes de lesa humanidad de Maduro. Recuerdo lo que, por medio de un miembro de la familia Chávez, me hizo llegar Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro, cuando a finales de 2019 empujaba y apoyaba el acuerdo, según ella estaban en contra de la ansiada transición, como todo el mundo sabía Cuba, Rusia, China e Irán, pero ante mi incredulidad, me mencionó a una parte del Partido Demócrata de Estados Unidos, a la Internacional Socialista y a Zapatero. Según ella, esa parte del Partido Demócrata de Estados Unidos les mandó el siguiente mensaje “no abandonéis la presidencia de Venezuela porque el gobierno de Estados Unidos no va a cumplir sus compromisos y vais a acabar en la cárcel, esperad a partir de 2021 que nosotros estaremos en el gobierno y conseguiremos una mejor solución”, un mensaje muy parecido al que mandó parte de la Internacional Socialista y con mayor fuerza José Luis Rodríguez Zapatero. La clave actual es que la situación de Venezuela es inviable y si hubiera elecciones democráticas, libres y transparentes, las ganaría abrumadoramente la oposición por 85% frente al 15% de los chavistas.

Como consecuencia de ello, con la palmaria realidad de infinidad de crímenes de todo tipo, lo lógico sería que sus actuales dirigentes chavistas fueran detenidos, juzgados y condenados por su inmensa cantidad y variedad de crímenes cometidos, algunos de ellos de lesa humanidad. Por esta razón, el esquema político que elaboré se basaba en la transición democrática que ha facilitado el paso de las dictaduras a la democracia en infinidad de países, desde que esta fórmula se aplicara en España en 1976 y 1977, donde, gracias a la excelente participación del último presidente de la dictadura y luego primero de la democracia, Adolfo Suárez, del rey Juan Carlos, de los líderes de todo el elenco democrático desde los franquistas, conservadores, centristas, liberales, democristianos, nacionalistas, socialistas y comunistas, se realizó una obra de arte eficaz y a mi criterio absolutamente necesaria, con la colaboración de la abrumadora mayoría del pueblo español.

Realmente el proceso de transición a la democracia se inventó en España, y como se suele decir, llegó al mundo para quedarse, ya que así se realizó y se está realizando prácticamente en todos los procesos de transición democrática en el mundo, así fue en España, Rusia, en muchos países comunistas del Este, Chile y otros. Otros países solo dieron pasos en el campo de la economía, como es el caso de China que sigue siendo una férrea e injusta dictadura social y política.

Hice una síntesis muy reducida de los 25 puntos que elaboré en 2018 para definir la transición de Venezuela a la democracia “salida del poder de la República del chavismo, cierre de la Asamblea Nacional Constituyente y recuperación de poderes de la Asamblea Nacional, formación del gobierno de transición mixta de mayoría opositora y de funcionamiento colegiado, reforma constitucional exprés para incluir la doble vuelta electoral presidencial y eliminar la reelección, convocar elecciones en 9 a 12 meses, amnistía política general condicionada y exilio de los 40 principales dirigentes chavistas bajo control internacional, puesta del Ejército al servicio de la democracia, las libertades y la Constitución”.

Cuanto más leo y revivo la documentación que se mantiene en mi página https://carlosmalodemolina.com/  más me gusta y más me entristece que una operación que estuvimos a punto de conseguir se fuera al traste, tal vez sea torpe pero siempre he pensado que la gente se mueve en su mayoría por ideales y por sentimientos generosos orientados a solucionar problemas, causar beneficios a la sociedad o a la gente de un país en concreto. Pensaba que ya fuera de una ideología u otra, de una teoría económica, social o de otra, no es relevantemente importante, ya que no hay demasiadas diferencias ideológicas notorias, pero que todos los que posibilitaban los ideales al menos tenían sanas intenciones.

Ahora creo desgraciadamente que hacen prevalecer en exceso sus intereses personales, sean del tipo que sean. Putin, Sánchez, Trump, Maduro, Kirchner, Ortega, y bastantes más de estos líderes, estoy casi seguro solo se interesan por ellos mismos, les da igual el resto, los demás hacen una ecuación o un algoritmo, que está más de moda, entre todo tipo de intereses, donde puede que los temas ideológicos y de entrega social tengan algo de peso, pero también lo tienen intereses personales, partidistas y económicos.

En Venezuela sentí el abandono total de España, de cualquier apoyo por pequeño que este fuera, Estados Unidos con demasiado desorden e intereses múltiples personales de la gente que rodeaba al gobierno, el entorno de Guaidó con poca capacidad de unir a la oposición, también con implicaciones de intereses personales, algo de corrupción y hasta fuego amigo.

Cuando pase el tiempo hablaré con más claridad de estos temas, salvo de estos comentarios a todas las personas que he mencionado antes, con los que me reuní y otras que no mencionado, pero en especial a monseñor Ovidio Pérez Morales, que con entrega, trabajo y análisis profundo, a mi juicio siempre certero, han estado en el centro de la lucha en favor de la transición democrática y en la solución hacia el progreso de Venezuela. Monseñor Ovidio en la situación actual de Venezuela propone continuar con la idea de la transición democrática empezando con la elección de una Asamblea Nacional Constituyente. ¿Cómo es posible que haya sectores internacionales que propugnen elecciones bajo el control total del chavismo? Si los chavistas aceptan elecciones es que pretenden transformar su real exigua minoría en una mayoría electoral con argucias, mentiras y trampas.

José Luis Rodríguez Zapatero pidió que la comunidad internacional aceptara el resultado absolutamente fraudulento de las últimas elecciones a la Asamblea Nacional de Venezuela. Tan increíble como cierto. Injustificable y profundamente antidemocrático. La anterior Asamblea Nacional era y sigue siendo la única que tiene crédito democrático, aunque se eligió bajo el control electoral y político del régimen chavista, que no pudo modificar a tiempo la contundente victoria de la oposición, a pesar de haber manipulado la elección a su favor.

Los dirigentes dictatoriales actuales del mundo se ven presionados, como en el caso de Venezuela, a tener un comportamiento mínimamente democrático. Como no quieren, porque no lo son, y perderían drásticamente las elecciones, han aprendido a manipular groseramente con diversas trampas los procesos electorales. Lo justo sería que la Comisión Nacional Electoral de Venezuela fuera mínimamente democrática, para lo cual debería haber sido elegida por la anterior Asamblea Nacional que nombró a Juan Guaidó presidente encargado, y que fue desconocida, desacatada y desautorizada por parte del gobierno chavista y de toda la estructura del Estado. Ahora, la impostora Asamblea Nacional chavista como informa el diario El Nacional del 6 de julio de 2021 “AN de 2020 anula los acuerdos legislativos del Parlamento de mayoría opositora”.

Para que cualquier elección en Venezuela pueda ser considerada libre, transparente y democrática y por lo tanto sea declarada válida, se deben cumplir las siguientes condiciones mínimas:

1- No se puede declarar nula ni prohibida ninguna candidatura ni persona que quiera ser candidata.

2- Los distintos sectores solo pueden votar en la mesa que les corresponda.

3- Deben quedar prohibidas las mesas electorales fantasmas e itinerantes.

4- Se deben habilitar mesas para los venezolanos en el exterior.

5- La totalidad de los medios de comunicación públicos deben estar bajo el control de un organismo neutral, donde se deben repartir los espacios informativos, políticos y de opinión de forma igualitaria y justa entre todos los contendientes electorales.

6- Las elecciones deben ser de recuento manual, con mesa formada por sorteo entre la población y con vocales representativos de todos los partidos. En mi criterio, sobre todo en países autoritarios y dictatoriales, los gobernantes controlan mucho más el conteo automático que el manual.

7- El recuento de papeletas debe ser público y transparente en todos los niveles incluyendo las mesas como base esencial, aportándose copia del resultado a todos los vocales incluyendo los partidarios, y deben ser expuestos públicamente en el sitio de votación, de tal forma que puedan ser reproducidos mediante fotografías por cualquier ciudadano.

8- Debe existir un fuerte control internacional para verificar el cumplimiento de las normas acordadas y la limpieza de las elecciones, de forma especial e inexcusable es necesaria la presencia de la Organización de Estados Americanos (OEA).

9- Se deben liberar todos los presos políticos.

10- Se deben liberar los partidos políticos usurpados y secuestrados por el régimen chavista y devueltos a sus verdaderas estructuras y propietarios.

11- Se deben controlar los gastos financieros de las campañas electorales.

12- Las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, que de manera provisional debiera también cumplir y tener los poderes y atribuciones de la Asamblea Nacional, por lo tanto, se debe clausurar la actual y falsa Asamblea Nacional, incluyendo las condiciones comentadas anteriormente en los puntos y condiciones del proceso de transición, las más importantes son la salida del poder del chavismo y la formación de un gobierno de transición.

La única solución para Venezuela es un proceso de transición democrática, no se puede hacer bajo un gobierno chavista ni con la presencia de una falsa Asamblea Nacional, es evidente que la única forma de abordar la situación es con la creación de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, que además ejerza también la función de Asamblea Nacional. En un plazo de entre 9 y 12 meses se deben realizar la totalidad de elecciones, presidenciales, locales y gobernadores, una vez elegidos los nuevos y democráticos gestores se deben convocar nuevas elecciones a la Asamblea Nacional, a la luz de la nueva Constitución, que ha debido ser ratificada en referéndum al mismo tiempo que las elecciones presidenciales.

Cualquier otro acuerdo distinto y diferente a la transición democrática está condenada al fracaso, bien porque supone la perpetuación de la tiranía chavista con todos sus males o se tendría que intentar de nuevo la transición no realizada adecuadamente. En este momento con la transición de Venezuela y su pueblo a la democracia, ganan el comienzo de la solución a su infinidad de problemas, entre ellos la libertad, democracia, derechos humanos y el comienzo de la recuperación económica.

Venezuela ha sido y volverá a ser un gran país con esfuerzo de todos, del apoyo de sus ciudadanos y de la comunidad internacional. Recuperará a medio y largo plazo todo lo que le corresponde, y que nunca le debieron usurpar. ¿Cuál es el precio a pagar, aunque no se lo merezcan, los criminales de lesa humanidad? Amnistía condicionada con el exilio de los máximos responsables.

El escenario idílico sería la celebración de elecciones libres y democráticas, las cuales son prácticamente imposibles sin la salida del chavismo del poder y con la victoria de la democracia, el enjuiciamiento y condena de todos los crímenes cometidos por el chavismo. Maduro mantiene el apoyo en determinados países como Cuba, China, Irán, Rusia y Corea del Norte, el apoyo de parte de los países con voz y derecho a veto en las Naciones Unidas, que siguen siendo reiterativa e insistentemente de cierta parte de la izquierda supuestamente democrática, cuyo representante más emblemático es Rodríguez Zapatero.

La opción que actualmente tenemos es mantener al dictador Maduro o tenderle un puente de plata para su salida del poder y del país. Maduro y sus seguidores tienen secuestrado al país, como en todo secuestro, no hay más remedio que actuar por la fuerza o negociar con los secuestradores su salida para dejar libre a los secuestrados, en este caso, todo el país y sus ciudadanos.

Hace dos años acuñé la idea de que Maduro y los chavistas se irían por las buenas o por las malas. Por las buenas, mediante presión y negociación, lo hemos tenido muy difícil y por las malas, hasta ahora no ha sido posible. Para esta última opción sería bueno y casi imprescindible tener el apoyo del Ejército. Ambas posibilidades las hemos tenido cerca, casi a punto, pero se nos escaparon de las manos, entre otras cosas por los muchos errores cometidos por nuestra parte, sobre todo de los que más poder y responsabilidad tienen.

Ante las próximas posibles nuevas negociaciones por una vía u otra entre la oposición y el chavismo, se debería presionar más en todo y en la calle para reequilibrar algo las fuerzas.

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