El establishment venezolano es el culpable de la tiranía chavomadurista, en primer lugar, por no haberse unido contra Chávez en 1998, luego por haberle permitido la constituyente y finalmente por haber apoyado una oposición colaboracionista que ha permitido la perpetuación de la tiranía. El que la oposición haya centrado su estrategia contra la tiranía en la sola vía electoral es el principal factor de su derrota, al comunismo no se le saca con elecciones. El principal error de la oposición es haber jugado con las reglas del cartel de asesinos chavistas y haberse plegado a los continuos fraudes electorales de la tiranía. La oposición se ha limitado a participar en las pantomimas electorales del chavomadurismo legitimando así al régimen comunista. La única vía históricamente demostrada por las revoluciones de los colores para derrotar al comunismo es la conformación de una Resistencia sociopolítica que haga implosionar la dictadura obligando a los militares (los únicos que tienen el poder concluyente de la derrota) a actuar contra la tiranía.

La única dirigente política que persistentemente con una gran coherencia se ha opuesto al colaboracionismo de la oposición con el régimen chavomadurista es María Corina Machado, por eso se ha opuesto con firmeza a las negociaciones y a centrar solamente en la vía electoral la oposición al régimen comunista. Por eso me sorprendió y me opuse a la participación de ella en la vía electoral, vi a las primarias como un espectáculo más del régimen y los colaboracionistas organizados para “elegir” un candidato que aceptase el fraude de Maduro y así legitimar a este instaurando una dictadura a la PRI, con un régimen de partido único con una oposición títere, sistema que Vargas Llosa calificó como la dictadura perfecta. Pues bien, tengo que rectificar y señalar que la estrategia de María Corina Machado parece estar dando resultado: participó en las primarias como un primer paso para tumbar al comunismo, implosionando a la oposición colaboracionista ganándolas y por lo tanto haciéndose proclamar como la líder de la oposición. Pero ese es solamente el primer paso, ahora viene el más duro el G3 y Nicolás Maduro se le enfrentarán haciendo validar la ilegítima e ilegal inhabilitación política que le tiene, impidiéndole participar como candidata presidencial. Recurrirán a la justicia amañada de la dictadura e impondrán un candidato leal al fraude que declare que Maduro ganó legalmente y mandando a bailar salsa al pueblo, como lo hizo Capriles en las últimas elecciones en la cuales fue candidato y como tenían planeado hacer con el ganador de las primarias bufas que habían planeado.

El 22 fue una victoria apoteósica de la democracia, María Corina Machado fue proclamada como la líder de la resistencia democrática venezolana y se convirtió en una heroína venezolana de la democracia mundial. Estas primarias se convirtieron en un plebiscito en el que más de 90% del electorado opositor participante, con una participación muy importante dadas las inhóspitas circunstancias, proclamó a María Corina Machado como la líder que se enfrentará Maduro para derrocar al socialismo en Venezuela.  María Corina tiene el reto de enfrentar a Maduro, porque con su coherencia durante más de dos décadas logró hacer una mágica conexión emocional con los electores.

Su defensa persistente de las ideas liberales frente al socialismo del siglo XXI con una oposición firme a las trampas a la democracia que los colaboracionistas han hecho con el régimen comunista encarnan a María Corina como la verdadera líder de la democracia venezolana dentro del marco expresado de la lucha continental entre el totalitarismo oriental y la democracia liberal, a ella le corresponde liderar la resistencia popular que se necesita contra el comunismo. “La gente ha visto que María Corina Machado ha mostrado valentía en esta etapa de la polarización, al marcar distancias con el liderazgo político tradicional, Machado ‘ha logrado capitalizar’ el rechazo popular hacia Maduro y el ‘amplio deseo de cambio’ de la sociedad civil opositora», señala el politólogo del Centro Gumilla, Piero Trepiccione (María Corina Machado, la opositora liberal, “radical” e inhabilitada que espera ganar la presidencia de Venezuela (vozdeamerica.com)).

Está claro que el G3-Maduro no permitirán la participación de María Corina en las elecciones de 2024, ya todo está arreglado con Biden para unas elecciones bufas en las que se relegitima a Maduro. María Corina es el David que lucha contra un Goliat que no solo es el chavomadurismo, sino todo el socialismo del siglo XXI continental, los demócratas de Estados Unidos, el establishment de la UE y por supuesto el totalitarismo oriental. El primer paso de este bloque contra MCM es deslegitimarla, acosarla y tratar de negar su liderazgo, las payasadas de Prosperi declarando fraude y de “líderes de la oposición” que hacen el ridículo. «Se elige un candidato, el liderazgo de la oposición es otra cosa», señaló evasivo el jefe de la Plataforma, Omar Barboza. (https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20231022-primarias-opositoras-de-venezuela-test-de-unidad-en-medio-de- ). María Corina Machado expresa ideas claras sobre lo que se viene: «Este no es el final, pero este sí es el principio del final». Ella expresa que va hasta el final, luego esto tiene que ser que al no dejarla participar en las elecciones irrumpa contra el régimen chavomadurista apoyado por los colaboracionistas, conforme la resistencia (cosa que ha debido hacerse hace 20 años) y esta lleve a la implosión final del régimen, tarea titánica, pero María Corina ha demostrado tener el temple necesario para hacerlo.

Para Colombia y para todo el continente estos resultados, juntos con los sorprendentes de la primera vuelta argentina, nos llevan a unas conclusiones definitivas sobre el futuro democrático: 1) El socialismo del siglo XXI sigue vivo, hace uso de medios clientelares para persistir en el poder. 2) La unión de los demócratas es imprescindible, imagínense un solo candidato opositor en Argentina, hubiera ganado claramente en primera vuelta (el socialismo del siglo XXI persiste gracias a la división de los demócratas). 3) El apoyo de “medio mundo” al socialismo del siglo XXI hace que la tarea de los demócratas sea de una persistente resistencia al totalitarismo camuflado en formas democráticas. 4) Esta resistencia tiene que estar fundamentada en una batalla ideológica enmarcada dentro de la guerra cultural entre estos dos polos ideológicos.


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