La teoría del todo es el título de una película del director James Marsh, estrenada el año 2014, que trata de la vida del físico teórico Stephen Hawking, y su historia de amor con Jane Hawking, narrando su lucha juntos contra la enfermedad degenerativa que postró al científico en una silla de ruedas.

Pero además del título de una película, la teoría del todo es una teoría hipotética de la física teórica que explica y conecta en una sola todos los fenómenos físicos conocidos.

Simplificando mucho, se puede decir que sería una teoría que unificara las distintas teorías de la física, sobre todo la teoría de la relatividad y la de la física cuántica, en la que muchos de sus principios se pueden considerar contradictorios. Esta teoría del todo es hipotética, es decir, todavía no existe.

Según Emile Zola, escritor francés que vivió del 1840 al 1902, “el futuro de la humanidad está en el progreso de la razón a través de la ciencia”.

Podemos observar la contradicción que supone las palabras de Emile Zola, y la no existente teoría del todo. ¿La ciencia es todopoderosa?, ¿depende de ella el futuro de la humanidad?

Sin duda hay muchos aspectos de la vida en los que la ciencia ha tenido un papel fundamental para ayudar al hombre a mejorar su vida. Como ejemplo, no hay más que mirar a la empresa de fabricación aeroespacial SpaceX, de Elon Musk, cuyo objetivo es reducir los costes de viajar al espacio para facilitar la colonización de marte.

Deslumbrados por avances similares a los de la empresa SpaceX, podemos llegar a suponer que la ciencia todo lo puede. Y, sin embargo, esto no es así, ya que, por ejemplo, no ha sido capaz de crear una teoría del todo.

Sin duda se puede argumentar que la ciencia avanza y que hay cosas que aún están por descubrir, y que tarde o temprano estos descubrimientos llegarán. Pero mientras tanto, surgen acontecimientos, como la pandemia del COVID-19, que nos hacen reflexionar sobre el poder absoluto de la ciencia y del hombre.

Efectivamente hay conceptos que son aún muy difíciles de explicar para la ciencia. ¿Qué ocurre cuando morimos?, ¿tiene alma el ser humano?, o desde un punto de vista más científico: ¿fue el big bang el origen del universo? ¿qué son exactamente la energía y la materia oscura?

Por supuesto que la ciencia tiene una gran influencia, y debe seguir con su afán de descubrir, pero no se debe abandonar el cultivo de lo espiritual, de lo que no se puede demostrar científicamente.

La pintura, la poesía, la música, ¿por qué nos emociona? ¿Qué energía es la que hace que nos atraigan tanto estas artes? Quizás la teoría del todo en un futuro sea capaz de explicarlo. Pero de momento, ¿por qué ninguna computadora puede tocar un instrumento musical como lo hace un músico?

Las carreras universitarias más demandadas por los estudiantes hoy en día suelen ser las de ingeniería y las de medicina. Claro ejemplo de la importancia que se le da a la ciencia. Pero, ¿no puede llegar la ciencia a ser como un pollo sin cabeza? Fabricar, fabricar y fabricar sin ningún objetivo claro. Ir a Marte, ¿para qué?

Considero que no debemos despreciar la vida espiritual y que nuestras sociedades de hoy en día necesitan una guía que señale cuál es el camino que debe seguir el progreso, y esta guía debe basarse en el instinto y el sentimiento del hombre y no sólo en la ciencia todopoderosa.

 


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