«En conclusión, debemos promover una hermenéutica más refinada: un pensar más riguroso (que valora los detalles), más sistémico (que juzga cada cosa por el papel o función que desempeña en el todo) y más crítico (o autocrítico, que también piensa que puede equivocarse o subvalorar otros puntos de vista); estos tres criterios constituyen una sana cientificidad y ciertamente nos ayudarán a ir lejos»

Miguel Martínez Miguélez, Nuevos fundamentos de investigación científica

 

Hace años hubiese sido impensable imaginar que La Tercera lograra titular en una de sus informaciones: “Cómo la pacífica Suecia se convirtió en la capital europea de los asesinatos con armas de fuego”¹, o leer en un artículo de Semana la síntesis que hace el magnate de Microsoft sobre la eliminación de los trabajos docentes: Bill Gates pone fecha a la desaparición de profesores por culpa de la IA; estos son los primeros que se quedarían sin trabajo”². O sea, que vemos, dos grupos distintos en sus finalidades del quehacer contemporáneo, una delictiva, otra tecnológica, pero ambas unidas en una sinonimia de acciones que confluyen en la limitación de los Estados, quienes al no tener los recursos, y no precisamente financieros, tecnológicos y jurídicos, sino pensativos, quedan a expensas de que estos grupos, ambos convertidos en neocorporaciones postecnológicas suprageocomunicacionales, van a ir destruyendo en lo interno y externo de cada Estado sus estructuras del poder, convirtiendo en entelequia, los conceptos de “soberanía”, “independencia”, “justicia” y hasta de “ciudadanía”.

En este contexto, los Estados no pueden seguir desarrollando sus planes y programas, viendo la informática y la tecnología como herramientas complementarias para el desarrollo que surgieron después de la segunda mitad del siglo XX, y que se han convertido en componentes indispensables para la deconstrucción de la sociedad actual y del futuro; es decir, mientras las neocorporaciones no solamente ejecutan sus capitales en el dominio de sus posibles mercados, éstas avanzan sobre cualquier posicionamiento educativo, sociológico, laboral, financiero, ambiental, tecnológico y jurídico que siguen manteniendo las naciones, y sobre todo en América Latina, hasta cierto punto anclados en un romanticismo que sólo emerge con reglas y normas que no han comprendido que la era postecnológica es suprageocomunicaional, y que no basta con una “bonita redacción” de textos, “pensando” que allí estará el cumplimiento y equilibrio de las leyes.

Por ejemplo, si Bill Gates predice el fin de la carrera de la educación en áreas como la escritura ¿Por qué no entender que esa carrera debe ser modificada en sus componentes de currículos y componentes pedagógicos que integren la conformación del cómo la Inteligencia Artificial responde a las estructuras del pensar de las neocorporaciones?  ¿Cómo pueden los Estados, como Suecia, evitar que sus espacios serenos y tranquilos se conviertan en nichos de terroristas y acciones de terrorismo, cuando no se comprende qué es la suprageocomunicacionalidad, y que las instituciones y leyes no pueden seguir restringidas sin estudiar la ontología del pensar en las actividades de los grandes y nuevos grupos del capitalismo digital?

Verbigracia, así como la Inteligencia Artificial –eufemismo del pensar de los grandes grupos neocorporativistas– va a desplazar el trabajo de muchos educadores, pues, aquella nación que no piense que su modelo de Estado está condenado al fracaso y ser suplantado de facto –aunque siga “existiendo” en su praxis política– porque sus acciones continúan siendo centradas en una sociedad que sólo tiene sus problemas sociales y económicos, y todavía no ha entendido, y menos ha pensado que todos esos problemas, estarán sujetos sobre el pensar del cómo se originan las acciones tecnológicas y digitales de los grandes grupos del poder suprageocomunicacional, sean estos con fines económicos o ideológicos, el devenir de los mismos sólo buscará el dominio de las masas pasando por encima de los Estados y naciones, y eso no se podrá contrarrestar con leyes migratorias ni construcción de muros, y menos pensando que será un problema estrictamente político. Estamos ante un problema de pensar que va más allá de la poscontemporaneidad, porque es la definición del ser, y eso lo que implica es que las propias organizaciones multinacionales como la llamada Organización de Naciones Unidas (ONU), o el denominado G-7, continúen viendo sus posiciones de dominio sobre las decisiones del mundo priorizando solo lo tecnológico y lo nuclear, a partir del poder financiero.

Sobre tales aspectos, Vivas (2019) señaló: “El mundo sigue una marcha sacudido por la hegemonía de una lógica del capital que parece seguir aplicándose es más amplia en el contexto no solo político y económico, sino tecnológico y de las grandes corporaciones informáticas, que en pleno siglo XXI amenaza con imponer una visión pensamiento único a gran escala. Este pensamiento se ha convertido en una de las herramientas tecnológicas más utilizadas con el propósito de no sólo controlar los ingresos y gastos de las personas en determinados países, sino ejercer sobre ellos, en algunos casos, plena influencia en sus acciones y comportamientos si fuera necesario, para los intereses de esas naciones o corporaciones tecnológicas. En ese sentido, es urgente diseñar y deconstruir propuestas que busquen reducir el número de eventos que orientan tales situaciones, paralelo, en tal realidad han aparecido nuevas dimensiones en el contexto de la sociedad y los espacios de conocimiento. Ahora, el habla inteligible, la inteligencia artificial y el reconocimiento facial emergen como un oxigonio de herramientas más precisas y aproximadas en los contextos de las comunicaciones y de las identificaciones individuales y colectivas que tienen un papel trascendente sobre las realidades políticas, sociales y el estilo de pensar”.³

América Latina, por sus condiciones de inmensos recursos naturales, está obligada a replantear los procedimientos tradicionales en sus escalas políticas e ideológicas, porque además de estar sumida en complejidades económicas y sociales, como el fenómeno de la emigración, apuntalado por la pobreza y sus deficientes sistemas educativos, los grupos tradicionales del poder, “piensan” que ellos no serán tocados en sus dimensiones acomodaticias de vida. Nada está excepto por las neocorporaciones postecnológicas suprageocomunicacionales. O se plantea el problema del pensar como una condición indispensable para superar las nomenclaturas que nos acechan dentro de la sociedad, o los Estados, tal y cual los conocemos, están condenados a desaparecer, y por ende, el dominio de sus territorios y poblacionales sólo quedará para la narrativa histórica.

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¹ https://www.latercera.com/mundo/noticia/como-la-pacifica-suecia-se-convirtio-en-la-capital-europea-de-los-asesinatos-con-armas-de-fuego/ZJRCKXWPQZA2DHM53MHZJMAES4/?utm_source=facebook&utm_medium=social&utm_campaign=twitter-dogtrack

² https://www.semana.com/tecnologia/articulo/bill-gates-pone-fecha-a-la-desaparicion-de-profesores-por-culpa-de-la-ia-estos-son-los-primeros-que-se-quedarian-sin-trabajo/202329/

³ https://elibrary.ru/item.asp?id=42444138

 


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