Prensa Presidencial

La Plataforma Unitaria tenida como un compromiso de gran significado para el entendimiento del venezolano opositor no ha surgido como fruto del azar o como desgracia imprevista para el cambio de un régimen que de continuar -como muy pocos quieren- sería por  la imposición de un diálogo sin concurrencia de aceptación, cuajado en el cenáculo de un pequeño componente militar, guarecidos con una figura de incordio de la sociedad civil, la que haciendo las veces de presidente se ha convertido en instrumento expedito para la perpetuación en el poder; a la vez que continuar las fechorías que ha venido cometiendo en la desastrosa conducción de la República, haciendo propio el habernos llevado a ser la nación de régimen más autoritario de América, muy por encima de Cuba. A la vez que aumentar el repudio de los nacionales, como de grandes potencias que hoy luchan por la instauración de los derechos inherentes a la persona humana y se asocian para buscarnos salidas de presencia en el concierto de las naciones libres, democráticas y soberanas.

Venezuela, la otrora próspera, admirada por su comprobado progreso, con desarrollo científico y cultural, con profesionales de varias licenciaturas. Con la llegada al poder de lo que se ha dado en llama la revolución chavista-comunista, su desarrollo económico dejó de existir. Su progreso pertenece al pasado. Todo está detentado por una infestada cúspide proveniente de castas obsesionadas por el despilfarro como fuente para el lujo superfluo.

Lo epónimo es usual en la función pública. La administración, precedente de probidad fue secuestrada, desplazada y legada sin escrúpulos a un grupo de militares activos, incapaces para el desempeño en la función pública, acarreando la más grande e irreversible migración de nuestros nacionales.

La educación bajó a niveles de deterioro inaudito, los servicios  públicos colapsados. Se carece de asistencia sanitaria. Las enfermedades se extienden a los niños con fuerza irreparable; campea la falta de idoneidad, producto de la escogencia a dedo de los servidores públicos, como fuerza de poder.

A partir de noviembre de 2017 se nos instaló una hiperinflación de las de mayor duración en la región. El gobierno agotó la fuente genuina de financiamiento; acude al BCV para generar dinero inorgánico. Todo debido al ineficaz mandato de Maduro. El dólar  reemplaza al bolívar haciendo espontánea su vigencia. Aumenta la pobreza que con ese signo ha pasado a ser miserable.

La divisa gringa goza del respaldo del régimen. Todo se cobra en dólares. No se da vuelto. Se transformó en medio eficaz para que comerciantes inescrupulosos conviertan la usura en un oficio, que hace de su valor una fuente de dineros mal habidos.

¿Por qué padecemos esta situación que hace ricos a unos pocos, que se han apropiado de los recursos de nuestro situado? El gobierno pregona que nuestra miseria es causada por los yanquis, debido a las sanciones impuestas a funcionarios del régimen. Por lo que compartir los argumentos de un Estado fallido y forajido que crea supuestos para justificar el mal ocasionado a la población, nos haría cirineo de un gobierno usurpador que contó con la abstención de 80% de los electores, que condenaron como fraudulenta la elección de la AN, que se dice legítima.

La verdad de lo que estamos padeciendo y las razones que nos hace hartos de parecerla, donde no se le pone término al latrocinio; ni cese a las humillaciones  contra el ciudadano; donde los que se dicen dirigentes del proceso pasan por delante de la gente miserable, muy ufanos, luciendo alardes de posturas comunistas, profiriendo lecturas bíblicas, llevándonos a la convicción, de que por más dinero que dilapiden en la captación de conversos, no les será posible cambiar la mentalidad resuelta del que hace conciencia, de cambio en las filas decididas de la oposición.

¿Dónde está la causa que nos lleva y nos mantiene en pie de   lucha contra un régimen insoportable? Es única, perdura protegida con leyes elaboradas por una AN espuria, con pleno respaldo del TSJ; con una entelequia de Fiscalía General; con contralor indecoroso. Pues bien, dicho sea: no es otra que la que nos lleva a afirmar que ha consistido en la arbitrariedad con que se han ejercido las funciones; y de medios que reposan en la corrupción, que  no consideran válidos los actos  que se fundamentan  en una norma legal, haciendo del manejo corrupto de los fondos del Estado, una práctica que consiste en el uso del poder para sacar un provecho. Los casos de corrupción en Venezuela copan las primeras planas de los diarios del mundo. El tráfico de influencia, el soborno y el fraude son prácticas concurrentes e impunes. Nos dan nota del gobierno perverso, con pronunciamiento de rechazo.

¿Cómo ponerle fin a un régimen indeseado, que gobierna con el zurriago de los que le han dado un respaldo impostor?

La oposición ha logrado el clima unitario para la lucha a fondo. Se ha deslastrado de sujetos que quisieron convertirla en rebaño de la infección chavista. Acrecienta el apoyo internacional, Juan Guaidó se ha liberado de ataduras. Se activa para la lucha. El pueblo se solidariza con su propuesta, la estima como medio para vencer la crisis; le da autoridad para la resolución de conflictos: ir a una negociación, la que de no darse facilitaría el resuelto para otros medios de lucha. No es el falso diálogo que le sirve a Maduro para las mofas. Es el camino para elegir al presidente de la República con libertad.

Concurrir a las elecciones fraguadas a imagen y semejanza por Nicolás Maduro conlleva la reacción contumaz del que busca el pan, el trabajo, la convivencia y la paz. Tenemos que buscar soluciones en la Constitución para liberarnos del régimen de facto. El pueblo habla en su nombre. Se ha hecho homogéneo. La propuesta de “solución nacional” para salir de la crisis provocada por Maduro, fuerza respaldar la negociación propuesta por Guaidó como medio idóneo para resolverla. Otra distinta produce un desenlace no deseado. El pueblo está harto de dictadura. He aquí una propuesta que abre caminos para la solución nacional.


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