Terminamos la secuencia de los subsistemas del sistema social, con las relaciones de poder, ubicándolas entre las fuerzas que se originan en escenarios de permanente tensión y confrontación política e institucional, para lo cual es indispensable que se reconozcan y respeten, como dice Pedro Medellín. Entendiendo el poder desde la visión de Deutsch como dirección.

Las queremos contextualizar de esa forma en razón a que veo el poder vacío de contenido social. Parafraseando a Moisés Naím, más fácil de ganar y de perder, quien explica en La revancha de los poderosos cómo los liderazgos autoritarios han implementado mecanismos de control social y artilugios legales para mantenerse en el mismo.

Eso me recuerda a Rachman, quien cuenta en su libro La era de los líderes autoritarios cómo desde el 2000 los líderes fuertes han aumentado en la política global. Son nacionalistas, conservadores, de derecha o de izquierda, que controlan la sociedad, utilizan la ley para su beneficio y no soportan a las minorías; hacen eso porque si no pierden el poder. Es el poder en sí mismo. Es así cómo en capitales como Moscú, Pekín, Nueva Delhi, Ankara, Budapest, Varsovia, Manila, Riad, Caracas, La Habana, Managua, en la Norteamérica de los tiempos de Trump y la Brasilia de Bolsonaro…, han asumido hombres fuertes cuyo liderazgo se fundamenta en el culto a la personalidad y el desprecio por las instituciones. La institución soy yo como un remedo tragicómico del Estado soy yo.

Este es un tema muy delicado que para abordarlo vamos a seguir nuestra línea sociológica, en el sentido de que somos seres humanos con características internas propias pero influenciados definitivamente por nuestro entorno. La imposición es lo que se hace y se considera normal.

En este aspecto la mente humana desempeña un papel digno de sacar a colación. Ya que en la medida que se imponga algo la persona acepta, pero después, como dice mi amigo Hendrix Marcha, jode, busca la forma de revelarme por otra vía. Comenzando con ello un proceso de racionalización de la conveniencia aceptando a regañadientes y lo demás por los caminos verdes.

Entramos en el campo de los juegos mentales a racionalizar el interés y cómo saco más provecho, en este caso, a la imposición. En este sentido, la teoria de los juegos establece modelos para estudiar las interrelaciones entre los seres humanos  observando la toma de decisiones frente a los incentivos, prebendas o recompensas. No hay nada más débil que la mente humana frente al dinero, dicen por allí.

Nuestra política tradicional se compone de juego suma cero. Gano porque otro pierde. La ganancia en la medida de la pérdida del otro, que en deporte es perfecto, pero en la política ha causado mucho daño y debemos cambiarlo.

Es ese ejercicio del poder que atiende al control, en medio de un Estado represor que impone el orden y los individuos sólo les resta acatar, no hay relaciones de los poderes sino sumisión. Si no se reconocen a los factores de poder deben eliminarse para subsistir, no hay relación sino dominio.

Hago estas aclaratorias para resaltar una idea desvirtuada en el  quehacer político: el poder es el fin único y exclusivo de la política. Pensamiento que ha trastocado las relaciones de poder. Pues si ese es el ¿fin de la política? hago cualquier cosa para lograrlo, así tenga que corromperme, engañar, ser desleal, eliminar y aplastar a quien sea, así sea un aliado. En cambio, si el poder es un instrumento de la política para lograr los cambios que planteo para el bien de la  sociedad, no hago nada que pueda perjudicarla o crear otro problema más.

Entonces hay un desequilibrio en las relaciones de poder, por cómo se ha concebido, lo cual exige equilibrarse comprendiendo que todos los actores tienen relevancia, ya que no se trata del interés de cada una de las partes, sino del bienestar de todos. Es entender el objetivo del resto de organizaciones e instituciones, reconocer las fuentes y su esferas de acción, el rol que desempeñan y las concepciones diversas que tiene cada una; más allá concientizar que todos hacen falta y se necesitan para conformar el todo.

Es allí cuando el poder se distribuye entre los privilegiados y no privilegiados, entre los seguidores y adversarios, los escasos de mente y los intelectuales…

Por ello, los cambios en las relaciones de poder los ubicamos en las nuevas formas de relacionamiento de lo público y la sociedad, que invitan a la conformación de redes para el capital social, cohesión social, inclusión, información, transparencia… donde ya no tengamos enemigos que vencer sino adversarios con quien competir; donde no hay a quién mandar sino convencer; donde no tengamos que aplastar sino compartir espacios; en el marco del respeto por las diferencias que da la sana convivencia.

Es indispensable una sociedad fuerte con capacidad de canalizar sus demandas y eso se logra en un Estado que tenga ese mismo fin, un Estado Ciudadano.

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@carlotasalazar


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