Oposición anunció 100 movilizaciones para este 23 de enero
Foto archivo

Continuamos desarrollando los elementos que conforman la sociedad como un sistema, el sistema social. Ahora le corresponde a la Cultura Política que, en ciencia política, comprende el conjunto de actitudes, comportamientos y creencias ampliamente compartidas por los miembros de una determinada unidad social o comunidad, donde se anidan los fenómenos sociales como: la indiferencia, el cinismo, la rigidez, la viveza, la división o, por el contrario, la confianza, la solidaridad, la honestidad y el sentido de unidad; hacia el sistema político, gobierno o proceso político.

Que en el marco del concepto general del Estado Ciudadano, que estamos presentando a la discusión, debe ser una cultura democrática, en la práctica de sus valores: inclusión, igualdad, libertad, reconocimiento, pluralidad…; que acepta la decisión de las mayorías, independecia de los poderes públicos… a través de la cual el ciudadano se involucra participando  activamente en la vida pública.

Dicho así parece muy fácil pero cuando entendemos que la sociedad es una masa amorfa, no en forma peyorativa, sino porque cada individuo vive bajo diferentes cirunstancias, necesidades y problemas… Entonces, la pregunta es: ¿Cómo se logra que esos pequeños fragmentos de individuos conformen un gran mosaico democrático?

Vamos a reflexionar en este sentido hurgando en la sociedad venezolana ¿cómo es su cultura política? Es decir, ¿cómo se comportan los venezolanos frente al sistema político? Que, dicho sea de paso, debe viabilizar una democracia social, participativa, protagónica, descentralizada, solidaria y plural… programada en su Constitución.

En primer lugar, la sociedad venezolana es democrática, lo cual se puede ver con claridad en los estudios de Latinobarómetro, cuando a la pregunta “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno” 1995 59,8%; 1996 62,2%; 1997 64,1%; 1998 60,3%; 2000 61,3%; 2001 56,8%; 2002 72,8%; 2003 67,7%; 2004 74,2%; 2005 75,8%; 2006 69,8%; 2007 66,7%; 2008 81,60; 2009 84,7%; 2010 84,1%; 2011 77,3%; 2013 87,3%; 2015 83,5%; 2016 76,8%; 2017 78,2%; 2018 74,5% y 2020 68,6%.

Y con mayor nitidez cuando vemos que aun siendo demócrata está insatisfecha con su funcionamiento, pero no se presta para aventuras golpistas o extremas. Y a la pregunta de Latinobarómetro: “¿Diría usted que está muy satisfecho, satisfecho, no muy satisfecho o nada satisfecho con el funcionamiento de la democracia en Venezuela?” Entre nada satisfecho y no muy satisfechos, tenemos que en los años 1995: 60,2%; 1996: 68,3%; 1997: 64,0%; 2000: 43,4%; 2001: 55,2%; 2002: 54,9%; 2003:60,6%; 2004: 54,4%; 2005: 40,9%; 2006: 39,1%; 2007: 39,8%; 2008: 50%; 2009: 51,5%; 2010: 48,1%; 2011: 53,6%; 2013: 56,5%; 2015: 69,8%; 2016: 75,6%; 2017:76,2%; 2018: 86,7% y 2020: 82,7.  

Fijénse que pese a estos niveles de insatisfacción, tan altos, prefiere la democracia a cualquier otro sistema. No es un sentimiento constante, pero siempre ha estado presente aumentando en los últimos años, de revolución socialista.

Otro sentimiento que la caracteriza es la desconfianza. Por lo que traigo a colocación los mismos estudios, que cuando a la afirmación de “uno nunca es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás” 1996: 85.7%; 1997: 87,0%; 1998: 83,0%; 2000: 81,8%; 2001: 81,7%; 2002: 80,4%; 2003: 85,6%; 2004: 81,7%; 2005: 70,3%; 2006: 65,3%; 2007: 68,5%; 2008: 74,7%; 2009: 76,1%; 2010: 74.7%; 2011: 71,4%; 2013: 75,0%; 2015: 84,1%; 2016: 84,8%; 2017: 89,6%; 2018: 91,1% y 2020: 93,9%. Con ello podemos decir, con propiedad, que es históricamente desconfiada.

Y no sólo con los demás. Desconfía de las instituciones, de los políticos, de los funcionarios, de la policía… dicen: “llegue quien llegue no  me importa, total todos son iguales” “lo que vienen es a robar” “no piensan en nosotros”.

Con ello,  una constante en nuestro imaginario colectivo en cuanto a los estereotipos de jugar a vivo; la improvisación cuando asumen funciones sin preparación alguna, en el como vaya viendo vamos viendo, filosofía del personaje Eudomar Santos de Por estas calles; cuando más vale un amigo que la ley, se salta cualquier norma o persona para conseguir un logro inmerecido (pleonexia); privan los antivalores, el oportunismo (…) ponme donde hay, cuánto hay pa’ eso (…); dijera Roberto de Vries: “el hedonismo como misión de vida”….

Entendemos entonces que esa venezolanidad insatisfecha, desconfiada pero democrática, se refugió en el individualismo buscando su superación personal en la familia y en los amigos.

Este concepto que hoy nos ocupa, Cultura Política, ha sido objeto de investigaciones académicas desde mediados del siglo pasado cuando los profesores Gabriel Almond y Sydney Verba, en una  reflexión acerca de hacia dónde va la democracia, distinguieron tres tipos de Cultura Política: -parroquial, donde los ciudadanos no tienen interés en el gobierno, ni de quienes gobiernan; -súbdito, los ciudadanos no son participantes del proceso político, sino que lo reciben; -participante, un ciudadano que contribuye con el sistema y se involucra.

Si hacemos un proceso lógico de subsunción de las características analizadas anteriormente en las tipologías presentadas por los estudiosos, podemos concluir que el venezolano tiene una Cultura Política parroquial. Comprendiendo que quiere el sistema democrático pero siente que no se preocupa por él.  Entonces, como dicen “Juega a Vivo” conformándose con ello una sociedad de cómplices donde cohabitan tirios y troyanos en la búsqueda del bien personal, muy alejados de la política, sin sentido de país.

Cambiar esa cultura parroquial a la participativa es la tarea de estos tiempos de crisis política, económica y social, que pasa por lo que siempre hemos dicho y no nos cansaremos de decir: Construir ciudadanía. Un ciudadano educado, formado para y por la democracia, un ciudadano vigilante de lo que es de todos, que se organice y que piense en su país, de la mano de un Estado que incluya a la sociedad como una institución, a la vez, de su sistema.

[email protected]

@carlotasalazar


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!