Todo análisis electoral debe valorar primero las diversas fisuras de la situación política venezolana y tener presente la variable interviniente: crisis económica. Son muchos los estudios que se enfocan desde los indicadores económicos y sociales, y no dejan de tener razón cuando concluyen que Venezuela no está tal vez para megaelecciones sino para acuerdos o negociaciones que permitan desmontar de manera inmediata las estructuras “ideológicas” del actual sistema político.

Uno de los referentes más significativos para este análisis, existe una realidad concreta, tangible: Maduro apenas tiene en nuestras encuestas de opinión pública 16% de aceptación en la población y 85% de venezolanos lo responsabiliza de la compleja crisis económica, es decir, la oposición tiene en estos momentos una oportunidad de oro, cuenta con más fortalezas que debilidades dentro de un contexto electoral nacional apuntando hacia la silla de Miraflores.

Ahora bien, la primaria presidencial se puede convertir en la palanca para bajar la abstención si conectan con la emoción del cambio. En un primer momento, la participación masiva de la gente a este evento electoral pudiera construir finalmente un claro mensaje de unidad y conciencia política al país. Incluso, se puede mover la configuración real del voto castigo como la gran congruencia para la oposición.

La primaria es saludable para legitimar al candidato de toda la oposición. La primaria es una acción electoral realizable, permite resolver las ambiciones de todos los líderes políticos que desean con todo derecho convertirse en el primer mandatario nacional. Además, este evento robustece corredores electorales en los que la oposición no está potenciada. Es el momento pertinente donde la oposición puede presentarse como un conjunto de voluntades para seleccionar al mejor hombre/mujer que tendría la responsabilidad dirigir y reconstruir democráticamente el país.

Mientras el equipo de Maduro avanza en sus estrategias y tácticas electorales, la oposición está convocada al éxito de su primaria. Según nuestras investigaciones este evento político/electoral se vincula con el deseo de cambio de las personas, sirve de soporte al fortalecimiento como blindaje de la verdadera unidad opositora. Esto requiere que todas las organizaciones políticas tomen una postura de poner sus intereses a un lado, lo que está en juego es el país y sus futuras generaciones. No es un momento para que los partidos opositores se recreen en dirimir sus diferencias sino para construir la victoria en las futuras elecciones presidenciales 2024.

Líderes políticos del país deben comprender la significación que tienen estas elecciones presidenciales, que debe contar con una visión incluyente de todos los sectores que hacen vida en la oposición venezolana y no solo las fracciones políticas que se mueven dentro de la Plataforma Unitaria.

La Plataforma Unitaria y Frente Democrático deben dar pasos agigantados y muy significativos para satisfacer las aspiraciones de 85% de los venezolanos que desea un nuevo gobierno nacional. Sin unidad / unión Maduro seguirá atornillado en Miraflores hasta el 2030. La estrategia de continuar ganando la presidencia en minoría está presente.

 

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